La drogadicción como un estigma social

La drogadicción como un estigma social

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Email

Te has puesto a pensar que tan difícil es para una persona que consume drogas ¿dejar de hacerlo? La drogadicción es una enfermedad crónica la cual provoca la necesidad de buscar y consumir de manera compulsiva sin medir las consecuencias. Además, esas sustancias generan un cambio en el cerebro afectando los comportamientos del consumidor. Adicional, estas sustancias provocan ansiedad e insomnio, lo que ocasiona que el individuo tenga la necesidad frecuente de consumir para relajarse. También pasa, que cuando se evita o se está en periodo de abstinencia, la persona suele tener comportamientos tales como: agresividad, desesperación, hiperactividad o falta de sueño.
Existen diferentes drogas alucinógenas que están al alcance de todos. Pero las más comunes son: la marihuana, la cocaína, el bazuco y el éxtasis. Personalmente, se lo que puede llegar a afectar esas sustancias en un joven, pero también tengo muy claro que la necesidad de esas drogas no define la calidad de ser humano que las consume. Lastimosamente, sus efectos y los cambios que ocasiona en el cerebro, hacen que la persona sea totalmente diferente a la que conocemos.
La docente de toxicología de la Fundación Universitaria San Martín, Brigitte Sierra, indica que «tradicionalmente las drogas se han clasificado en tres grupos: estimulantes, depresoras y alucinógenas. Dependiendo del tipo de droga y la vía de administración, su consumo va a tener diferentes efectos». De igual manera, las drogas tienen un efecto totalmente diferente en cada persona, puede que unos puedan convivir con esas secuelas que deja el consumo, como hay otros que realmente los atormenta y los mata de a pocos.
No es fácil para algunas personas llegar a comprender lo que siente y vive un ser humano que se considera drogadicto o drogadicta, porque esta enfermedad, como todas las demás, no tienen un género en específico. Por eso, no está demás colocarnos por un momento en los zapatos de esas personas y compararlo con algo que para nosotros sea difícil de manejar o superar. Por ejemplo, puede que tanto tu como yo suframos de ansiedad o depresión, unas de las más actuales enfermedades que sufren los adolescentes y adultos, y más ahora en época de pandemia.
La ansiedad, ocasiona que con frecuencia sintamos preocupaciones y miedos excesivos e insistentes por acciones diarias, las cuales llegan a convertirse en estados de pánico. Mientras que la depresión, es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia constante de la tristeza, falta de interés y baja autoestima, lo que afecta el rendimiento de una persona en su cotidianidad.
De esta forma, sé que, tanto a ti como a mí, nos queda un poco más fácil llegar a comprender la situación que vive una persona que consume. Ahora, también es una enfermedad con recaídas, podremos querer salir y dejar de sentirnos así, pero siempre habrá un momento en el que caeremos y no esta mal. Las personas más fuertes y guerreras son las que aceptan que necesitan ayuda y buscan la manera correcta para lograr sentir de nuevo tranquilidad.
Si tú, tienes cerca a una persona que estimas o amas con este problema de consumo, no seas tan duro, las personas necesitamos ser más empáticas, e intentar de alguna manera, ponernos en su situación, comprender y apoyar. Siempre aconsejando desde su bienestar y cambio, no desde sus errores; porque todos los seres humanos hemos cometidos errores y esta solo en ti querer cambiarlos y mejorar día a día para encontrar la tranquilidad que muchos necesitamos para tener estabilidad mental y emocional.

Heading Element

Las opiniones  realizadas por los columnistas  del portal www.laotravoz.co  no representan la identidad y línea editorial del medio.
Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

La Otra Voz
Scroll al inicio