El binomio Gobierno Oposición frente al Pacto Nacional

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No se trata solamente de la expedición del Estatuto que le da vida propia y derechos a la oposición, sino de unos resultados electorales sin antecedentes. Por primera vez desde antes del Frente Nacional, surge una fuerza electoral alternativa, distinta a los partidos del establecimiento, con capacidad de disputar el Gobierno de manera creíble. Los ocho millones de votos depositados por Gustavo Petro, en cabeza de la Coalición por la Paz, abren la posibilidad real de alternancia en el gobierno entre proyectos competitivos de país.

Uno de los espacios indispensables para construir el pacto nacional es el necesario diálogo entre Gobierno y Oposición sobre temas de Estado, que trascienden los gobiernos y las parcialidades y sobre los cuales se debe encontrar un consenso nacional, a la manera del Acuerdo Sobre lo Fundamental, del cual hablara Álvaro Gómez Hurtado y que retomará Gustavo Petro en la etapa reciente.

Lo primero que se debe señalar es que las dos grandes fuerzas o coaliciones del binomio Gobierno Oposición no son homogéneas a su interior. Ello quedó al descubierto con el discurso revanchista del senador Macías en la ceremonia de posesión del nuevo mandatario, el aplauso cerrado de sus copartidarios y la calificación de “absolutamente necesario” que le diera el jefe indiscutible del Centro Democrático, senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez. Muchos de los integrantes de los otros partidos de la coalición de gobierno se sintieron incómodos y varios se retiraron en protesta por la actitud del Presidente del Congreso en quien no se vieron representados. La Oposición, por su parte, está compuesta por diversos partidos y movimientos políticos, organizaciones sociales, comunidades indígenas, campesinas y nuevas ciudadanías, entre otras, que tienen un accionar colectivo pero carente de canales formales de discusión y decisión.

En este contexto, la propuesta del Presidente Duque debe recibir una consideración seria por parte de los distintos sectores de la oposición que deberían recogerle el guante, aceptar el diálogo y convocar a todos sus integrantes con el objetivo de consensuar una agenda sobre los temas de Estado que deben figurar en un Acuerdo sobre lo Fundamental, por encima de las diferencias que se deben respetar entre las diversas visiones y perspectivas.

De entrada, hay cinco grandes temáticas que deben figurar en ese pacto de futuro sobre lo fundamental: 1) el respeto a la vida  y, concomitante con ello, la consolidación de la paz; 2) el cumplimiento del Acuerdo del Colón y el respaldo a las conversaciones con el ELN, en el propósito de terminar definitivamente el conflicto armado; 3) el respeto de las libertades públicas, en especial, del derecho de movilización y protesta pacíficas;  4) la defensa de la soberanía, de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario y 5) devolverle, como lo expresó el Presidente Duque, el valor de la palabra al Estado.

El Presidente Duque abrió la posibilidad de acuerdos sobre todos estos temas. El compás de espera para evaluar las conversaciones con el ELN es una señal alentadora. Sobre la reforma constitucional que busca cambiar el Acuerdo Final, la Ministra de Justicia ha hecho claridad que aplica a futuro, por favorabilidad penal y, adicionalmente, por la estabilidad de los acuerdos consagrada para los próximos tres periodos presidenciales en la Constitución. Queda el desafío de incluir al ELN para garantizar las posibilidades de una paz completa.

Hablando la gente se entiende y llegó el momento de transar el diálogo institucional entre el Gobierno y la Oposición, esta nueva oposición con vocación y capacidad de ser gobierno.

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