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Desde que tengo memoria siempre ha existido el transporte intermunicipal, pero siendo una persona con discapacidad de nacimiento, jamás he tenido la posibilidad de subirme a un bus, mucho menos a uno intermunicipal y ha sido por una sencilla razón, y dicha razón, valga la redundancia, es que no existe la accesibilidad adecuada, aunque desde hace unos años hay leyes y resoluciones que exigen que todo transporte público debe reducir los obstáculos mínimo a un 80%, además, como siempre lo he dicho, puede que hayan obstáculos, pero solo depende de nuestro entorno que éstos sean imposibles de superar o que sean superables, simplemente se necesita de tener las ganas de superarlos, o una sociedad con cultura ciudadana, pero enfocada a servir o ayudar a los demás cuando más lo necesiten.
Es importante resaltar que siempre se ha visto la falta de posibilidades de tener libre locomoción, que es un derecho fundamental de la constitución colombiana.
Es importante que las personas no sean indiferentes ante la desigualdad en la que esta sumergida la sociedad, porque hacer el cambio no depende de los mismos de siempre, debemos actuar todos, con el único objetivo de que se acaben las barreras, las indiferencias, los obstáculos, las indolencias, las “roscas políticas”, y todo aquello que tiene intoxicado a la humanidad. Por ejemplo, en mi caso debo viajar a Bogotá, la capital de Colombia a exámenes médicos especializados, y en vez de encontrar alianzas que me faciliten mi movilidad solo veo deficiencias, y no porque yo quiera sacarle “cinco patas al gato”, sino porque desde las EPS más reconocidas hasta las transportadoras de los diferentes servicios que se requieren, se cubren en pretextos absurdos, se tiran la “pelota” o se culpan entre ellos y así lo único que logran es desenfocarse de la misión que tienen como entidades prestadoras de un servicio, y además, dichas entidades no se dan cuenta de la cotidianidad de sus pacientes, lo único que les interesa en su respectiva remuneración y nada más. Pero lo que deben tener en cuenta, como en todo, es que todas las entidades ya sean públicas o privadas dependen de sus clientes, por lo tanto, considero que la prioridad debe ser el trato digno a las personas y no solo que prime el interés económico.
Por último, pero no menos importante, invito a quienes en algún momento sean discriminados o afectados por las entidades que prestan servicios, que luchen por sus derechos, que no permitan que la vida les quede grande y sobre todo, que sean muy felices, porque de eso depende vivir plenamente o simplemente, vivir sin vivir.