Cris Morena, compositora musical, directora y productora de televisión juvenil en Argentina, dice: “llora la tierra, también llora el cielo, cada vez que un niño se queda en silencio. Los niños no mueren se nos van al cielo. Quedan en el alma y se ponen alas. Los niños no mueren se van por un tiempo”.
La pureza de un niño se va perdiendo a medida que va creciendo, es moldeando y convertido en lo que somos socialmente. Es repugnante encontrar noticias como la de Sofía Cadavid, una niña de 18 meses que fue asesinada por su propio padre. Esto me hace pensar ¿Qué clase de mundo podrido y enfermo hemos creado? Hasta tal punto que una persona se atreve a lastimar un niño, un bebé, que ni siquiera puede defenderse. Hasta cuándo vamos a reaccionar. Porqué esto que ocurrió no es normal, es asqueroso. La situación de Sofía, es solo una, de los miles que enfrentan los niños diariamente.
Muchos de ellos confrontan maltrato, abuso, hambre. Pasando por condiciones que ellos no comprenden, que ellos no pidieron. Creo que si una persona no tiene las condiciones para hacerse cargo de un niño, no debería tenerlo. La gente se llena la boca hablando del derecho a la vida, de la igualdad. Pero en realidad son unos hipócritas egoístas. ¿Les parece justo, permitir que nazca un niño para sea humillado, dañado por ustedes mismos? Mi tío siempre me ha dicho “el mundo está lleno de putas y ladrones. Por eso antes de decidir si va a tener un hijo, se debe planificar una buena vida para ellos”.
Conozco chicas que han sido madres muy jóvenes, y hoy las admiro porque son unas guerreras y hacen lo imposible para que a sus hijos no les falte nada. Los mejores recuerdos que tengo de mi infancia, son con mi mamá y mis hermanos. Aquellas navidades en donde no recibíamos grandes cosas, pero siempre estábamos juntos, jugando y hasta trabajando, pero los cinco unidos éramos inquebrantables. Mi madre, ensero me gusta mi madre. Ella sola me enseñó que los niños no necesitan lujos, ni los juguetes más costosos, o ropa de marca. Ellos necesitan cariño, educación, un techo digno, la alimentación necesaria para su crecimiento. Me enseño que los hijos están por encima de todo.
Yo personalmente no tengo mucha empatía con los niños, no puedo pasar más de dos horas con ellos porque entro en desesperación; pero esto no me da ningún derecho a maltratarlos, o golpearlos. Ellos son personas, y personas inocentes. Son el reflejo de nosotros mismos. Porque somos su modelo a seguir, su inspiración, su referente para el resto de su vida. Todo lo que le hacemos a un niño, deja marca para toda su vida. Por eso esta navidad, si tiene la oportunidad de hacer feliz un niño con un regalo, un abrazo, hágalo. Pero a los niños no se les grita, se escuchan y se les habla. Ellos se educan, deben ser corregidos con disciplina y amor. A los niños no se les golpea, porque a los niños se les respeta ¡carajo!