Si algo hay son dudas de acuerdo con las elecciones del próximo año, el gobierno de Duque ha sido tan malo que hasta los precandidatos del uribismo, salvo Oscar Iván Zuluaga y un poco Josué Alirio Barrera, se alejan de la inútil figura de presidente, pero me pregunto ¿puede un gobierno ser peor que el actual?
Hago un repaso de los miedos que generan los precandidatos y respondo de antemano ¡Sí puede ser peor! Empiezo por María Fernanda Cabal y no voy a ir a los lapsus mentales como el de creer que sigue existiendo la Unión Soviética, ese es un chiste nada más, pero que ella tiene la mentalidad de la época de la Unión Soviética es una verdad absoluta. Como solución a la inseguridad la hoy senadora propone legalizar el porte de armas, para la legítima defensa dice ella, pero la realidad es que la guerra es un negocio, y las armas el producto, entre otros, con una basta circulación de armas la delincuencia aumentaría y sinvergüenzas como Andrés Escobar formarían grupos paramilitares para dominar a su antojo barrios, municipios y ciudades, la violencia sería cuestión de quienes la pueden pagar; es monopolizar la violencia. En el programa del medio de propaganda dejó otras perlas, como que una consulta popular es absurda; autoritarismo claro.
Vamos con Paloma Valencia, los del Centro Democrático tienen como costumbre vender que los candidatos alternativos quieren acabar la democracia, quien realmente pretende acabar lo poco de democracia que queda en el país es ella, en su ejercicio como senadora ha tenido propuestas importantes para lograr esto, primero; la unificación de las cortes, con ello se pretende tomar el control de la rama judicial y con ello la capacidad de juzgar o no juzgar de acuerdo a lo que les conviene, lo mismo que sucede hoy con la Fiscalía o Procuraduría; Valencia también propone la reducción del congreso a un 50% y en un principio no suena tan mal, pero en un análisis lo primero que se obvia es que las minorías no tendrían participación en un congreso así , lo segundo que salta a la vista es lo difícil que sería la obtención de una curul por medios normales, ellos están acostumbrados a comprar votos, o a qué creen que van destinados los 70.000 millones del caso Centros Poblados, pero los candidatos alternativos o sin maquinarias no tienen esas costumbres y una campaña sería casi imposible de llevar.
Hablar de Oscar Iván Zuluaga y Josué Alirio Barrera es continuar el legado de Duque, pero con distintos matices. Oscar Iván Zuluaga cuenta ya una candidatura a la presidencia que pudo haber sido financiada por Odebrecht, si hubiera ganado en 2014 es casi seguro que hubiera dado finiquito a los diálogos de La Habana, es decir que hoy no habría disidencias de las Farc, seguiría existiendo las Farc como guerrilla. Entonces está la duda, si resulta electo ¿seguiría el camino de Duque? en materia de paz, es decir, ¿seguiría poniendo trabas al proceso? Por su parte, Josué Alirio Barrera es para mí el candidato mas peligroso y no por sus propuestas sino por las similitudes con Duque antes de 2017, candidato joven, es un prospecto de Nayib Bukele al que explotarle la imagen, además siempre está resaltando que tiene temor de Dios y es sabido que en Colombia ser devoto da votos, es el menos conocido de los 4 precandidatos mencionados, un comodín para que el país siga desamparado, para que al igual que Duque entregue ministerios y cargos públicos a clanes regionales como el Char, los Cotes o el Gnecco, entre otros, que serían los beneficiados de un presidente manipulable como Josué Alirio Becerra.
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