La papa es originaria de la región comprendida entre el altiplano sur del Peru y el noroccidente de Bolivia, cultivada en la Región Andina desde hace unos 8.000 años y llevada a Europa en el siglo XVI por conquistadores Españoles, se expandió por todo el mundo en el siglo XVIII y hoy nos llega de Alemania, Bélgica y Holanda divinamente cortada, precocida, empacada, congelada, insípida y a muy bajo precio gracias a los tratados de libre comercio. Esta situación afecta a campesinos de 9 Departamentos del país y al rededor de 116.000 familias que pese a la buena calidad de su producto se han visto en la obligación de perderla o venderla a muy bajo precio, muchas veces sin recuperar la inversión. El gremio tiene aproximadamente 215.000 empleados directos pero puede mover cerca de 20 millones de trabajadores si se incluyen los jornales, así que maneja un porcentaje significativo de población ocupada. Tantas personas que dependen del cultivo de la papa para sus sustento y muchas familias necesitadas de ayudas para subsistir en esta época de pandemia no fueron motivos suficientes para que el Gobierno comprara las cosechas y combatiera el hambre de la actual crisis y mucho menos escucha el clamor de nuestros campesinos, que a través de Dignidad Papera y Dignidad Agropecuaria han pedido revisar las importaciones de estos productos procesados y detenerlas en cuanto sea posible.
Y es que ya vivimos la crisis del café, del algodón, de los cereales, ahora la de la papa. Recordemos cuando existían los molinos, cuando hacíamos el pan con harinas nacionales, cuando se cultivaba trigo y cebada y nuestros campesinos alternaban sus cosechas, sin depender de un solo producto y manteniendo un control de las plagas propias de los cultivos que esa rotación les permitía; ahora con monocultivos se han visto alterados los tiempos de las cosechas para evitar que se pierdan en su totalidad a causa de plagas como la polilla Guatemalteca y se ha tenido que recurrir a insumos y pesticidas de elevado costo.
El Instituto de Mercadeo Agropecuario (Idema), desmontado en 1996 por corrupción, tenia entre sus funciones:
1. Conservar existencias mínimas de seguridad de algunos productos básicos, especialmente de granos, para atender circunstancias extremas de desabastecimiento que no pudieran ser superadas de inmediato en el mercado interno o con importaciones.
2. Comprar cosechas en zonas marginales de acuerdo con los precios establecidos por el Ministerio de Agricultura.
3. Importar y distribuir, al por mayor, alimentos básicos cuando se dieran graves situaciones de desabastecimiento o fallas del mercado. Al acabarse se acabó también el control de productos en stock, así que no tenemos reservas de alimentos lo que pone en riesgo nuestra seguridad alimentaria. A esto sumémosle que dependemos en gran porcentaje de las importaciones, como es el caso de los cereales, que más del 50% del consumo interno es abastecido principalmente por Estados Unidos. Es gravísimo que dependamos de otros países para comer.
En el artículo 65 de la Constitución Política de Colombia está consignado: La producción de alimentos gozará de la especial protección del Estado. Para tal efecto, se otorgará prioridad al desarrollo integral de las actividades agrícolas, pecuarias, forestales y agroindustriales, así como también a la construcción de obras de infraestructura física y adecuación de tierras. Pero no se cumple ya que la mayoría de suelos se tienen destinados para la ganadería, cultivos para biocombustibles, palma aceitera, caña de azúcar para producir etanol y soya para alimentar animales. Esto en zonas cálidas, planas, donde es fácil que pueda llegar la maquinaria y desarrollar negocios a gran escala.
Mientras países industrializados nos invaden con sus productos, con los que les sobra a ellos después de garantizar su seguridad alimentaria; nosotros no tenemos ninguna reserva. Es necesario activar el agro, recuperar esos cultivos que hemos perdido y auto abastecernos de nuestra variedad y riqueza pero esto no se puede lograr sin un aumento en el presupuesto nacional para este sector, una gran inversión en tecnología, mejoramiento de vías de acceso, políticas de protección del agro y eliminación de importaciones de alimentos que podamos producir. Olvidémonos de la idea de competir
con países que por su topografía, tecnología, subsidios y mano de obra barata tienen una gran ventaja frente a nosotros, lo que nos debe interesar es ganar esa soberanía alimentaria que nos han venido arrebatando. Depender de otros países para alimentarnos no es nada positivo y si absolutamente arriesgado. Fortaleciendo el agro mantendremos puestos asegurados para mucha gente que vive directa e indirectamente de esta labor y cuidaremos la tierra, la alimentación y por ende la vida.
Plinio Hernández de dignidad papera para entrevista en más 57 conexión expresa que: “Se necesita una política agraria para que el agro no desaparezca “. Resalta también que los altos costos de combustibles, los peajes cada 40 kilómetros y el estado de las carreteras hacen que el transporte interno se eleve, lo que representa otro problema a combatir. El gerente de la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), Germán Palacio, cuenta que el año pasado las importaciones del tubérculo totalizaron 58.000 toneladas y recordó para el colombiano que desde hace más de dos años los productores de papa han denunciado el dumping (práctica comercial de vender a precios inferiores al costo) de Alemania, Bélgica y Holanda.
Pese a que las demandas han llegado a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y al arancel ad valorem impuesto por el Ministerio de Comercio a ese producto, importado de esos países (8 %), este sigue ingresando. Estas prácticas están llevando a la quiebra al gremio papero.
Se necesita de voluntad política de parte del Presidente Iván Duque y del Ministerio de Agricultura para reunirse con los campesinos y encontrar soluciones, una responsabilidad ética de todos los ciudadanos para comprar productos Colombianos, de los restaurantes para hacer la tarea completa y comprar la papa sin procesar -solo contamos con una máquina a cargo de congelagro-, y de absolutamente todos para apoyar la gran movilización que se viene y que puede ser más grande que la del 2013.