NOVENTA MIL desaparecidos en Colombia

NOVENTA MIL desaparecidos en Colombia

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Hace unas semanas el filósofo José Cuesta nos dio una entrevista al programa La Otra Voz de Bogotá, en la que informa la cantidad de desaparecidos que hay en nuestro país desde la década de los 80 hasta la fecha: 90.000 personas en condición de desaparición forzada, sin contar lo que ha pasado desde que empezaron las movilizaciones populares en el año 2.019. Colombia aventaja a Argentina en una proporción de 3 a 1 en desaparecidos, que se suponía era el “campeón mundial en desapariciones”, según palabras textuales de José Cuesta. Solamente 3 personas han salido de esa condición: “Un señor de apellido Escobar Uribe, quien vive exiliado en París, Guillermo Marín quien está exiliado en Londres y José Cuesta que por decisión propia se quedó en el país a pesar de haber sido acogido por Amnistía Internacional”.

Según las informaciones del autor del libro “¿A dónde van los desaparecidos?”, con 12 ediciones totalmente agotadas y con traducción al inglés, este horror empezó con la aparición del narcotráfico y sus ejércitos privados, “hasta 1977 había cero desaparecidos en Colombia”, la primera víctima de este flagelo fue Omaira Montaña en Barranquilla”.

Para ampliar esta información sobre esta catástrofe nacional, en otra entrevista, Cuesta nos amplía el contexto histórico de las desapariciones. Inicia con el concepto de poder de la modernidad: “El poder moderno, es un poder que necesita el refinamiento excelso de las múltiples modalidades de la represión”, para ser exactos “El poder moderno no es posible sin la desaparición forzada”, este postulado fue planteado por Hanna Arendt, filósofa alemana nacionalizada norteamericana. Este instrumento de terror fue inventado por el régimen de Hitler, para aplicarlo emite el decreto conocido como “Noche y niebla” con el que desparecieron una gran cantidad de judíos, comunistas, gitanos y homosexuales. Luego, este flagelo, se trasladó a América Latina a República Dominicana en la década del 60, luego se extendió a Brasil, Paraguay, Argentina y Chile. En Argentina, en la década del 70, fue donde más casos sucedieron hasta antes de que se presentara este fenómeno en Colombia. Allí desaparecieron cerca de 36.000 personas, muchas de ellas las montaban en un avión y las tiraban al mar aún vivos. “El poder moderno industrializa la crueldad”, sentencia Cuesta, y es utilizado por los regímenes totalitarios para acabar con las fuerzas de oposición democrática del país al que subyugan.

Con el dato de un desaparecido en Colombia, el de Omaira Montoya en 1.977, se mantiene el país hasta 1.982. Se pensaba que este sistema de crueldad no sería utilizado por la policía y el ejército del país. Aunque las cifras no son muy significativas, en la década del 80 los desaparecidos llegaron a 300 personas. A partir de allí, entra el paramilitarismo y esta cantidad sube a 90.000. En el mundo asocian a Colombia con el secuestro y no con la desaparición forzada, por ello no ha sido tan notorio el fenómeno.

Las Naciones Unidas clasifica tres tipos de desaparición forzada, nos informa José Cuesta: Desaparición forzada absoluta:  es la acción que ejecutan organismos estatales o para estatales en donde raptan contra su voluntad a una persona y esta persona cuando se trata de organismos estatales o para estatales, nunca es reconocida en términos de su aprehensión, detención o captura y el rastro de esa persona se pierde a través del tiempo y de la historia. Y como no se sabe que esté muerta o viva, nunca se corrobora porque no hay cadáver, pero tampoco aparece viva. De ese ser humano nunca se vuelve a tener ningún rastro. Desaparición forzada con aparición de cadáver: la misma definición, pero aparece su cuerpo sin vida. El tercero es el inusual, Desaparición forzada, con aparición de la persona viva: la misma definición, apareciendo con vida después de un tiempo. Aunque la persona se encuentre con vida no pierde la condición de desaparición forzada. ¿Por qué alguien quede con vida?, para que sus compañeros piensen que delató y tomen represalias.

Desde ese 1.977 hasta la fecha, y con la anuencia del estado, 90.000 compatriotas entraron a esa condición de desaparecidos forzados.  90.000, esa es la población de un municipio mediano de muestro país. 90.000 se dice rápido, pero el cerebro no alcanza a dimensionar toda esa cantidad de personas que fueron obligadas a abandonar su hogar y su familia, simplemente por el hecho de “no ser compatibles”, si me permiten el término, con los gobiernos de turno. Este dato de 90.000 es el proporcionado por la Fiscalía General de la Nación, aunque el Centro Nacional de Memoria Histórica habla de 80.000, hay una disparidad, aunque se supone que es la Fiscalía la que está haciendo las investigaciones y tiene el dato más exacto.

En este espectro de desaparecidos se encuentran personas a las que les querían robar sus tierras, opositores políticos, defensores de los recursos naturales y del ambiente, defensores de derechos humanos y, en general, personas que no compaginaban con esa patria que querían reinventar esos sectores. El grado de crueldad para cumplir con ese cometido llegó hasta la utilización de hornos crematorios y la creación de granjas de caimanes y cocodrilos con los que desaparecían los cadáveres de las víctimas, según nos cuenta José Cuesta. Muchos, de los que siempre desestiman la verdad dirán que son exageraciones, pero recordemos las famosas “casas de pique”, muy famosas en los últimos tiempos en varias ciudades y municipios del país en las que se eliminaban los cadáveres de personas.

90.000, ¿no nos damos cuenta?, ¿no entendemos?, ¿no sabemos calcular?, si, son NOVENTA MIL colombianos desaparecidos. ¿Qué mal estaban haciendo?, ¿por qué los desaparecieron?, ¿quién responde?, ¿nadie?

Lo grave del tema es que estas prácticas volvieron con la llegada al poder de Iván Duque, según informaciones de varias ONG, entre ellas Temblores, en lo corrido del paro nacional van mas de 350 desaparecidos, todos ellos jóvenes.  Muy pocas personas, entre ellos algunos parlamentarios y muy, pero muy pocos gobernantes locales, han salido a denunciar este delito

En los últimos días la Jurisdicción Especial para la Paz ha empezado a imputar cargos a varios militares en condición de retiro y algunos civiles por delitos de lesa humanidad. Van algunos procesos abiertos, uno en el Catatumbo y otro en el Batallón La Popa de Cartagena.

“Cuando se habla de desaparición forzada se habla del universo de los 90.000 casos en Colombia, la JEP no ha abierto el macro caso de desaparición forzada a pesar de que la Coordinación Estados Unidos – Colombia – Europa hizo la presentación, esa coordinación escogió entre ellos el mío”, apunta Cuesta.

En Colombia, durante el paro, se han reportado más de 350 personas desaparecidas, como dijimos antes,  solo de muy pocas se ha sabido algo, el caso relevante es el de Duván Barros, quien apareció muerto después de un mes de estar desaparecido. (1) (2)

 

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