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No necesitamos pensar igual para unirnos, necesitamos causas comunes y sobran. ¿Se han preguntado el poder que podríamos llegar a tener si nos juntamos en torno a propuestas que nos sitúen en esos espacios negados de forma tradicional para mujeres? Hasta el momento somos una minoría en cuanto a participación, un objetivo central ha de ser formar una poderosa fuerza política de género que interceda por todas nosotras.
La filósofa estadounidense Martha Nussbaum analiza que todos somos iguales y que las diferencias entre hombres y mujeres se han creado para poner un género al servicio del otro. No se trata a las mujeres como seres humanos sino como medios de producción lo que naturaliza la violencia, discriminación y por lo tanto la desigualdad; agrega que la mayoría de las mujeres carecen de lo más elemental para el desarrollo de su condición humana, hasta la alimentación en muchos países es de calidad inferior a la de los hombres haciendo que tengan una salud más precaria, a eso se le suma la falta de acceso a la alfabetización, educación profesional, salario justo, títulos de propiedad, libertad de credo, y control de natalidad sobre todo en países subdesarrollados, lo que aumenta el abuso y la violencia. Esta limitación al desarrollo de las capacidades emocionales y cognitivas requiere la aplicación de una justicia equitativa.
En una misma sociedad nos encontramos mujeres con privilegios heredados por generaciones y mujeres aun esclavizadas, después de vernos como diferentes y aceptar esa diversidad es nuestro deber dar la pelea por la igualdad, igualdad en derechos y oportunidades, esa igualdad va ligada al respeto, debe convertirse en una manera de relacionarse, la democracia no puede ser otra cosa que un modo de vida y de convivencia social.
Somos víctimas de violencia masculina ejercida en todas sus formas y no tenemos soluciones efectivas a esta problemática, solo tratamos de reparar sus daños, de lidiar con sus secuelas, es más aún estamos en la tarea de convencer que existe y esforzándonos por visibilizarla, es necesario combatir esas organizaciones perversas que nos han dominado encabezadas por hombres poderosos al mando de emporios económicos y grupos militares legales e ilegales. En nuestro país hemos visto como ha aumentado el abuso de poder por parte de las Fuerzas Militares, Esmad y Policía que han utilizado su autoridad para dañar nuestra integridad física, someternos a abuso sexual, humillaciones y violaciones; es necesario unirnos a la exigencia de una reforma urgente a las Fuerzas Armadas de Colombia y sus políticas reaccionarias ante la ciudadanía que lejos de hacernos sentir protegidas se han vuelto una amenaza especialmente para mujeres y niñas.
Requerimos como mujeres de un pacto ético que nos permita defender objetivos políticos concretos que velen por el bien común en relación con la vida, la salud, la integridad corporal, la educación, la capacidad de amar, la recreación, la propiedad, el trabajo, el sentido, la imaginación y el pensamiento, las emociones y la necesidad de organizarnos, y de esta manera erradicar la discriminación y recuperar el respeto por la dignidad humana. Hacer presencia donde se den situaciones de desigualdad e injusticia que atenten contra nosotras para exigir el cumplimiento de la ley y plantear soluciones de fondo. El derecho a decidir debe ser principio político, hoy en día existen muchas mujeres que no tienen esa opción. Desmontar los poderes de dominio, recuperar nuestros cuerpos y nuestras vidas para cada una de nosotras a través de normas y derechos inalienables se hace urgente.
Es necesario organizarnos para no dejarnos arrebatar lo que han ganado otras en el pasado y avanzar en el reconocimiento de la mujer como ser humano y no como objeto, como fin y no como medio. Si conquistamos esos espacios a los que no se nos ha permitido llegar tendremos la oportunidad de contribuir a construir un mundo más amable para todos, donde la fuerza y la violencia no sean ejes centrales y así desmontar el sistema patriarcal que nos percibe como enemigas a dominar para su propio servicio. No pensemos que es algo que les pasa a otras. ¡Unámonos, visibilicémonos, actuemos!