En un hecho histórico la vicepresidente de Colombia, Francia Márquez, encabezará la comitiva oficial del gobierno colombiano a ese continente, donde se visitará varios países, con el fin de abrir y afianzar relaciones diplomáticas, comerciales y culturales con países como Etiopía, Kenia y Sudáfrica. Marquez estará acompañada por el canciller Álvaro Leyva Durán y por la primer congresista palanquera de Colombia, Cha Corina Hernández Palomeque, y por la senadora Gloría Florez, ambas elegidas por el Pacto Histórico y de la bancada de gobierno. La delegación también podría visitar Togo y Senegal aunque aún no está totalmente confirmado.
El viaje de la Vicepresidenta ha generado escozor y revuelo en los tradicionales medios de oposición al gobierno y sus columnistas evidenciando tácitamente su molestia porque sea ella quien encabece la delegación del gobierno y por detalles como el número de la comitiva, el uso de un avión de la Fuerza Area y el costo del viaje, pero se les olvida que este tipo de viajes de carácter oficial siempre han hecho parte de la agenda de los gobiernos de turno.
Vale la pena recordar como en los gobiernos del expresidente Álvaro Uribe este tipo de viajes también se realizaban a ciudades como Miami, en el sur de Florida, y se enviaban grandes comitivas encabezada por el mismo presidente, ministros, congresistas, cámaras de comercio, empresarios y directores de entidades relacionadas como el turismo y el comercio exterior como Proexport Colombia, que después pasó a llamarse ProColombia, para adelantar macro ruedas de negocios y realizar intercambios culturales, empresariales, desfiles de moda o muestras gastronómicas, entre otras actividades con diferentes países. Este tipo de viajes y eventos se han repetido por años y jamás hubo preocupación por el número de la comitiva, de donde salían los recursos para esos viajes o porqué se utilizaban aviones de la Fuerza Área. Aquí el problema, al parecer, es Francia Márquez.