Diego Molano, el ministro del protestódromo

Diego Molano, el ministro del protestódromo

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Absolutamente legítimo reírse del Presidente cuando él se toma muy en serio eso de desconocer el acuerdo de paz, ser indiferente ante tantas muertes, calamidad, hambre y desplazamiento y de burlarse de nosotros con las mentiras en torno a la pandemia y su manejo; si creyera en dios pensaría que es castigo divino que a veces se le trabe la entendedera y hasta la lengua. Es más lo que lloramos por su brutalidad, que lo que reímos.

El Ministerio de defensa tiene como misión resguardar la Constitución, sería propicio en este momento de reiterada violación a los derechos fundamentales de los ciudadanos por parte de diferentes sectores, entre estos, la misma fuerza pública nombrar como Ministro a un servidor que con su trayectoria demuestre interés por el cumplimiento de la ley, ampare la inclusión y la vida y por lo tanto la ética, que sea defensor de los derechos humanos y esté en contra del uso desmedido de la fuerza. Pero para seguir por la misma línea y no caer en muertes atrasadas como dice el señor Uribe nos han nombrado un Ministro enemigo de los acuerdos de paz, la movilización social, que descalifica a los indígenas y sincroniza perfectamente con la política de mentiras y desinformación que se maneja desde Presidencia.

Los delincuentes han sabido aprovechar muy bien la pandemia  llegando a las casas de líderes sociales, ambientalistas, excombatientes y jóvenes que al confinarse se vuelven presa fácil para el asesinato, sembrado el miedo y propiciando el desplazamiento de comunidades enteras. En un momento en que la calma debería imperar los grupos al margen de la ley se mueven con total libertad y no vemos firmes acciones de parte del Gobierno ante estos dolorosos sucesos; al contrario,  lo que se percibe es una total indiferencia; la inteligencia militar se ha dedicado a vigilar redes sociales como lo comunicó el hoy difunto, pero en los territorios afectados por la violencia: Nariño, Chocó, Antioquia, Norte de Santander y Cauca principalmente, águilas negras y grupos paramiliatares parecen convivir en el mismo territorio con Ejercito y Policía sin coincidir, un misterio que valdría la pena aclarar.

Como lo expresé en una columna anterior, los pueblos indígenas históricamente han sido víctimas de violencia al defender sus territorios contra el saqueo y el mal uso de los suelos, por proteger el agua y los recursos naturales; diversos intereses convergen para satanizar su labor y estigmatizarlos, a eso se le suman nuevas estructuras armadas aliadas con el narcotráfico que operan en territorios como el Cauca donde no solo se comercializa droga sino también explosivos y armas. Es inconcebible que esto suceda en un departamento con aproximadamente 5782 militares presentes.

Con un Presidente que no atiende, no se reúne con algunos sectores y cuando escucha no quiere llegar a acuerdos y el nuevo Ministro de Defensa que comunicó sin fundamento supuestas infiltraciones en la Minga indígena, la esperanza de que el panorama mejore se opaca; si el señor Diego Molano desde el Departamento Administrativo de la Presidencia se atrevía a amenazar anticipadamente y sin ninguna prueba con “todo el rigor de la ley”, muy poca esperanza tenemos que se respeten los derechos humanos mientras esté al mando de las fuerzas armadas. Ese rigor de la ley se traduce en represión y falsos positivos judiciales, ya tuvimos un 9 de Septiembre sangriento que nos dejó llenos de pánico, desilusión y profunda tristeza sin el más mínimo arrepentimiento ni reconocimiento de responsabilidad por parte de Policía, Ministro de Defensa y Presidencia, esperemos no tengan el alma para repetir estos hechos.

Estos últimos Gobiernos, incluyendo el de Santos, se han asegurado de nombrar a la cabeza del Ministerio de Defensa personajes sedientos de poder y con total desinterés por la vida que a medida que ejercen su mandato se van desfigurando y mostrando todo su horror y maldad, y ahora con la pandemia de excusa, les queda mucho más fácil frenar todo animo de protesta supuestamente por evitar contagios; pero renta básica, apoyo al comerciante, vendedor ambulante, habitante de calle, campesino e indígena, vacunas a tiempo, tratamientos preventivos, exigencia a las EPSs, pago oportuno a médicos, inyección de presupuesto al sistema de salud, reforma a la salud, manejo adecuado de los recursos, eso no les interesa.

Nos diseñarán un protestódromo o mas CAIs con vidrios polarizados, da igual, el Ministro se pondrá la chaqueta de la Policía orgulloso mientras los Policías siguen órdenes de civil o con la chaqueta al revés y en lugar de médicos tendremos militares intentando detener el virus o la poca libertad que aún nos queda. El mensaje ha sido claro, la lucha es contra el pueblo, la misión unificar la doctrina guerrerista de eliminación al contradictor, sin dialogo, a la fuerza, apagar el pensamiento, el conocimiento y la sana convivencia.

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