Clases virtuales sin computador, los genios de la educación

Clases virtuales sin computador, los genios de la educación

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“Al gobierno le interesa que la gente sea bruta y no estudie”)

¡Esneider levántese que tiene que ir a estudiar! ¡No lo llamo más! (sonaba el cinturón en la sala) Así eran las mañanas de mi niñez y adolescencia en la última semana del mes de enero.

Me motivaba el olor a cuadernos nuevos y un par de zapatos recién embolados. Recuerdo a mi mamá atareada preparando el desayuno, soltando el dobladillo al pantalón y peinando a mi hermana mientras ella lloraba. “Toca peinarla porque le prenden los piojos, quien la manda a no levantarse temprano” decía mi mamá mientras salíamos de casa.

El regreso a clases era un evento importante en la vida. Llegábamos al aula ansiosos de ver a nuestros amigos, o que profesores seguían en el colegio. Crecí en un pequeño pueblo en donde acudíamos a un colegio junto al campo. Se debía caminar casi una hora para llegar o esperar la ruta subsidiada por el gobierno la cual nos daban como seis meses al año nada más.

Teníamos una formación en donde nos organizaban por estatura y tomábamos distancia. A veces cantábamos el himno del colegio, se escuchaban las recomendaciones de los directores quienes se ponían de pie en un pequeño muro para vernos a todos. Siempre me gustó hablar mucho, y reírme fuertemente de todo lo que pasa a mí alrededor. En ocasiones esto fue un problema que en el colegio llaman “indisciplina” pero todavía considero que eso es de lo más sano.

Nunca fui mal estudiante. Cuando quería ser rebelde, evadía clases; pero la verdad me aburría afuera del salón. Las Izadas de bandera eran geniales porque nos daban como una semana antes para preparar la presentación del evento.  Pero en ese tiempo tan solo molestábamos y jugábamos; el baile se ensayaba un día antes o improvisábamos. Nunca me gustaron las matemáticas y fui terrible en física. Espero que la profesora Nelly no lea esto, porque se va a sentir decepcionada de mí al enterarse qué los ejercicios los hacía después de la fecha de entrega y ponía el taller en su escritorio cando ella estaba fuera de la sala de maestros.

El único problema que existía en mi vida era no alcanzar la máxima nota para que en la entrega de informes mi mamá no cumpliera con su amenaza de reprenderme delante de todos. “Profesora, no entiendo por qué el chino no hace las tareas si es que en la casa no me ayuda hacer ni mierda” era la frase de mamá.  Les cuento esto porque en mi colegio yo era muy feliz a pesar de las necesidades que teníamos, pero que uno no ve, porque estábamos en la pubertad. Sin duda alguna la emergencia covid -19 golpeó el tema de educación de una forma brusca.

Para algunos la modalidad virtual no es del todo mala, varios padres trabajan en casa y atienden a sus hijos mientras se conectan a las clases, les ayudan a resolver los talleres y se puede decir que esto hasta unión familiar ha creado porque muchas personas en realidad no comparten con sus niños o no conocen a sus adolescentes.

Pero el problema es de herramientas, y yo conozco muy bien las necesidades de los colegios departamentales, aquellas instituciones ubicadas en los municipios o en las zonas rurales. En donde es difícil la conexión a internet aun en el año 2021. Muchos estudiantes no tienen un computador y deben recoger las guías para resolverlas (sabrá Dios como; porque no tiene quien les explique). Los docentes hacen lo humanamente posible para hacer llegar el contenido, pero es muy complejo tener acompañamiento para todos los estudiantes.

Esto sin hablar de la educación básica primaria. Puesto que las madres son quienes les están enseñando a los niños. El año pasado muchos cursaron al siguiente grado sin saber leer o escribir. Empezando que el modelo académico según el Ministerio de Educación Nacional es mediocre porque no tiene una pedagogía que explote los talentos de los estudiantes, por eso muchos desertan o únicamente se quedan con el bachillerato con el pensamiento de “el estudio para que”. El gobierno invierte una miseria en educación, los profesores que hasta mal remunerados están, tienen que defenderse con las pocas herramientas y preparar a los chicos.

Las personas desconocen cómo es la formación académica en los Departamentos más pobres del país, la gente en las ciudades son privilegiados y no saben cómo es el ambiente educativo en estos sitios. Aunque ni tanto, porque en Bogotá, en algunos colegios Distritales, los niños no tuvieron todas las clases virtuales por problemas de equipos y conexión.

Si la educación en Colombia es deplorable, y con la pandemia esto fue una improvisación, tenía más preparación nuestros bailes en las izadas de bandera. El gobierno hace populismo con el tema de las vacunas, con los bancos, con las empresas, pero a nadie le ha importado la formación académica.  Siempre me ha parecido Mamerta la frase de “al gobierno le interesa que la gente sea bruta y no estudie” pero es tan cierto. El país no progresa porque los únicos que tiene derecho a aprender dignamente son ellos, los dueños del país, los grandes empresarios. Los demás aguanten y acostúmbrense porque no hay cama para tanta gente. No ve que si estudiamos ¿Quién les va a lavar el piso? ¿Quién les va a abrir la puerta? ¿Quién va a ir a la guerra?

Los estudiantes están ansiosos por volver al salón. Ojalá que al igual que a mí, el colegio los marque de una forma positiva, y lo puedan aprovechar. Puesto que la educación no es solo contenidos, teorías y cátedras para el ICFES.  Es todo el entorno social del colegio con sus reglas, normas y diario vivir que se forman las personas.

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