Generaciones de Colombianos educados dentro del conflicto, sin entenderlo ni comprenderlo; solo viviendo y sobreviviendo en terrenos cementerios. Crecimos considerando que es habitual vivir entre muertos.
La realidad que yace en las calles y en los montes, hoy mas que nunca rompe las burbujas de la indiferencia, sumergiéndonos en el temor y la angustia de tener que presenciar las atrocidades que el Sistema de dominio del Gobierno Colombiano a ejecutado por generaciones con la población.
Despertar de el letargo de la indiferencia, por que “LA PATRIA ES EL OTRO”; por que nos envenenaron con la doctrina de que el bien privado prima y abandonamos a nuestros hermanos, justificamos su miseria, cuando ha sido nuestra espalda la que no les ha dado la oportunidad del del calor del abrazo.
Seamos humanos, creamos en la libertad de amarnos, de estar en el otro y ser feliz de verlos y vernos felices.
Acariciemos la esperanza, abracémosla con fervor apasionado, sabiendo que el clamor es mutuo, que todos queremos un país equitativo, legal, como potencia en biodiversidad, recursos naturales y cultura. Amémonos.