Cambiar nuestra mentalidad feudal

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Por: Hernán Riaño

Colombia nunca ha tenido un desarrollo natural, ni en lo económico, ni en político ni mucho menos cultural. Se quedó estancada en el régimen colonial, es decir feudal, a pesar de la “independencia” del régimen español. La realidad es que el país solo cambio de explotadores, pasó de los realistas a unas familias de “criollos” que no han soltado la teta desde 1.819. Solo se han cambiado los apellidos de los feudales, pero el régimen sigue siendo el mismo.

Analizando, las bases de la revolución francesa liderada por Rouseau, Lafayette, Voltaire y demás intelectuales demócratas que cambiaron la forma de producción feudal por una capitalista, esta nunca llegó a nuestro país, a pesar que Antonio Nariño había hecho conocer los derechos del hombre, base filosófica de dicha revolución, en los tiempos de la independencia por los años 1.810 y posteriores.

Este cambio radical de concepción en las relaciones humanas implicaba un respeto a la persona, que no se tenía en el régimen feudal, en el que el señor terrateniente podía hacer con sus siervos todo lo que “se le diera la gana” sin que nadie pudiera objetarlo ni mucho menos condenarlo por sus desmanes. Acuñaron el término “ciudadano” como concepto básico de igualdad y respeto.

En Colombia, a pesar de la independencia del yugo español, todo siguió igual para la gente del común, mientras los terratenientes (que reemplazaron a los “chapetones”) siguieron ejerciendo los mismos excesos sobre la población como alumnos aventajados de quienes dejaron de ser los colonizadores. Hasta el año 2.022 los colombianos no habían conocido una forma de gobierno diferente, que se caracterizara por la democracia y el capitalismo (con un atraso de casi 250 años).

Estas castas nunca han respetado los derechos humanos, y la famosa “democracia” tiene el país solo para ellos,  al ciudadano solo lo utilizan para legitimar el poder que ostentan. Para la extrema derecha la democracia es solo eso, el voto con el que ellos se mantienen explotando al país y subyugando a los colombianos. Cada que hay elecciones, salen ellos, como en la canción de Rosero, a prometer puentes donde no hay ríos, a comprar los votos y a ejercer toda clase de presiones sobre los votantes, pero en la práctica el ciudadano no puede decidir ni participar en la toma de alguna determinación en los temas del país ni mucho menos en las que los afecta directamente. Es a eso lo que llaman democracia.

En Colombia no hay  y no la hay porque sus ciudadanos no saben qué es democracia, cómo se ejerce, qué derechos y deberes tiene. No sabemos porque nadie nos ha enseñado, lo único que hemos conocido es un feudalismo salvaje que no ha permitido libertad ni desarrollo. Para saber que es democracia debemos haberla conocido, haber vivido dentro de una y eso no ha sucedido en mas de 200 años de “vida republicana”. Para disfrazar el sistema que impuso, la extrema derecha creo el imaginario de que Colombia era la “democracia mas antigua de América”. Tamaño despropósito.

Ese régimen feudal está grabado en las mentes de los colombianos, unos por subyugar y otros por dejarse explotar, infortunadamente esa es la realidad. Es una relación que raya en lo enfermizo. Les gusta esa situación y, gracias a esa forma de relacionarse, los que explotan lo hacen sin quien los limite y a los que les gusta ser esclavos nunca exigen sus derechos ni mucho menos pelean por ellos, y además critican y condenan a quienes se atreven a luchar por esos derechos que están en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Constitución Nacional y en muchos tratados internacionales.

Muchos colombianos se portan como señores feudales o, como los he denominado: “emperadorcitos”. No es mas sino que por cualquier cosa tengan algo de poder y ya se creen los “mandamases”. En una asociación de padres de familia, una junta de acción comunal, un consejo de administración de un edificio o conjunto, en resumen, cualquier ente en el que aparezca la palabra presidente o director o algo que se le parezca, estos especímenes, desatan toda una “guerra” para lograr ser el que “manda” y, cuando llegan, ejercen el poder por mano propia, no hay autoridad que vigile ni condene sus actuaciones, parecen unos ogros mandando con sus propias normas, irrespetando a sus pares y despreciando las normas y la Constitución. “Yo hago lo que se me da la gana” es una de las tantas actitudes dictatoriales conocidas de estos émulos de Uribe. Y ni qué decir con los recursos que se manejan en muchos de estos organismos, parecen “langostas” (disculpas a estos animalitos) depredando todo a su paso y dejándolos “quebrados”, además no se les puede hacer reclamo, pues salen con las dichosas frases “es ¿que usted no sabe quien soy yo?” o “usted no sabe con quién se está metiendo”. Infortunadamente este es gran legado de la extrema derecha al país y sus habitantes.

Estos personajes no cambiarán, no les interesa, prefieren seguir admirando, defendiendo y vitoreando al feudal de turno, humillándose a sus deseos a costa de su dignidad, la de su familia y hasta de su propia vida, no importan los perjuicios que le causen a la sociedad.

Todavía queda una gran población que requiere capacitación en democracia, saber cuáles son sus derechos y deberes, saber qué es la participación y cómo se puede lograr una efectiva incidencia ciudadana. Cómo se puede hacer gobierno desde las bases, cómo se puede incidir en las decisiones del Estado para beneficio de todos. El presidente ha demostrado una gran sapiencia y capacidad democrática a pesar de que la extrema derecha auto denominada “gente de bien” lo amenace, lo ofenda, lo calumnie, diga mentiras e invente situaciones para perjudicarlo, quitarle la base popular para seguir seguir saqueando el erario. El gobierno Petro no ha censurado ni perseguido a nadie y menos a los miembros de oposición, a pesar de la guerra sin cuartel, que esta ha desatado contra el presidente. Él busca lo que ha llamado “el gran acuerdo nacional” para lograr la Paz total.

El país requiere una instrucción nacional democrática, que todos los entes y organismos de Colombia tengan planes y proyectos que vinculen a toda la población en derechos humanos, constitucionales, participación incidente y en general todo lo necesario para un desarrollo capitalista que nos permita salir de este hoyo de violencia, corrupción y delincuencia en el que nos han metido las “históricas” familias feudales del país.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

Imagen: Presidencia de la República

 

 

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