Se dice que invertir en educación es clave para el desarrollo del país. Pero es importante destacar que la educación es una herramienta de cambio, solo si logra su poder de generar un pensamiento crítico en las personas.
Comunicarse es una práctica cotidiana de todas las personas. Hablar nos ayuda a vincularnos, a decir lo que pensamos, sentimos y aspiramos; compartiendo e intercambiando tristezas, alegrías, ideas, certezas y secretos.
Anteriormente se pensaba que opinar de política, religión, deportes y temas culturales era solo para aquellos “intelectuales” de la televisión, radio o prensa, pero gracias a quienes pensaron diferente y tuvieron un pensamiento crítico se ha logrado “trascender” y a que hoy en día muchos tengamos una libre opinión.
Desarrollar un pensamiento crítico se refiere a la capacidad de identificar, analizar, evaluar, clasificar, interpretar, diferenciar y de contrastar lo que está a nuestro alrededor, es una de las misiones que debe tener la educación.
Los grafitis, la música, obras de teatro, comedia, etc. Y actualmente las redes sociales son algunas de las estrategias de comunicación por fuera de los medios de comunicación hegemónicos en Colombia que han logrado ayudar a muchos a dar su opinión.
Los gobiernos afirman defender la “libertad de expresión” como aparece en la Constitución colombiana el “Derecho a la libre expresión” pero, ¿en realidad es así?
¿Qué tan fácil es opinar en un país como Colombia?
El derecho a opinar y difundir información e ideas sin miedo, es esencial para ayudar a comunidades vulnerables que logren acceder a la justicia y disfrutar de todos y cada uno de los derechos que aparecen en la Declaración Universal de los Humanos.
Creo en seres humanos sensibles y comprometidos en su bienestar, de otros y del medioambiente; que respetan y aceptan a los demás con sus opiniones, su orientación sexual, sus creencias, su edad o su nacionalidad. Personas capaces de convivir en sociedad y generar cambios positivos en esta. ¿Y usted qué opina?