Venezuela, la prueba ácida. Prudencia y deber ser

Venezuela, la prueba ácida. Prudencia y deber ser

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osgonara2@gmail.com

www.oscargonzalezarana.com  

“…Atención a todos los estudiantes, por favor, dejar colgados en el perchero de la puerta, la ética, la moral y las buenas costumbres, porque vamos a hacer ciencia política”, así iniciaba sus clases a los primíparos el inolvidable filósofo Guillermo León Escobar Herrán. Sus clases en la Maestría de Estudios Políticos de la Universidad Javeriana, eran toda una aventura planetaria. Nos permitía el privilegio de conocer los más avanzados pensamientos de la filosofía contemporánea, ya que en su condición de profesional vaticanista y hombre de confianza de la cúpula romano-católica, tenía un privilegiado acceso al más importante tanque de pensamiento en el mundo. Con agudos audífonos en miles de miles de parroquias en todos los rincones del orbe, la Iglesia Católico tiene la virtud de recopilar, en vivo, y en directo, la realidad del pensamiento universal. Lo que se lee, lo que se estudia, lo que se crea, lo que se piensa. En suma: todo lo que procede de la mente humana, en el ámbito de las ideas, es recopilado por esa grandiosa maquinaria que opera en el Vaticano. Y todo ese arsenal lo conocía el filósofo quindiano, y con modestia, nos lo transmitía en cápsulas de una hora semanal. Sus alumnos fuimos excepcionales beneficiarios de los conceptos de vanguardia que nos compartía.

Cuando nos invitaba a colgar en el perchero algunos valores, nos sumergía en el mundo de la llamada realpolitik. Y hoy, frente al candente tema de la nueva posesión de Maduro al frente del gobierno y del estado de Venezuela, debo volver a retomar tales enseñanzas.

En ocasiones, nos vemos obligados a enfrentar dilemas ético y conflictos con valores que se contraponen. ¿Mis hijos o mis padres? ¿Primero defender la democracia o la generación de empleo? ¿El interés nacional o los derechos humanos?

Un dilema  está formado a partir de proposiciones contrarias disyuntivamente. Un dilema ético es una situación en la que los preceptos morales o las obligaciones de similar obligatoriedad ética se encuentran en conflicto, de forma que cualquier solución posible al dilema es moralmente intolerable. Visto desde otra perspectiva, un dilema ético es una situación donde los principios morales que guían la conducta, no permiten determinar de manera evidente lo correcto o incorrecto ante dos posibles cursos de acción.

Las dudosas elecciones presidenciales en Venezuela no fueron libres, con un régimen prohibiendo la postulación de unos candidatos de la oposición, ocultando las actas finales, mientras persiste un ilegal e inhumano bloqueo. En el vecino país, no hay democracia cierta y  avanza la perpetuación de un condenable régimen de vulneración de los derechos humanos y de las libertades. El deber ser es muy claro, y la condena es total y los hechos dictatoriales son tan evidentes como en Nicaragua. Todos coincidimos en la necesidad de rescatar la democracia y el estado de derecho, extraviados en Venezuela.  Así las cosas, el dilema a resolver es sobre el qué hacer para lograrlo, y las respuestas deben ser deslindadas en cada caso, sabiendo que no hay soluciones binarias.

En el caso de las personas y de sus organizaciones, es clara la respuesta ya que pueden hacer todo aquello que no esté prohibido, y en muchos casos no responden por sus actuaciones. Ellos pueden hacer mucho por transformar la situación en Venezuela, sin excluir la lucha dentro del mismo territorio vecino, combatiendo hombro a hombro con los venezolanos.

En el caso de un presidente, de un gobierno, y de un estado, la cosa es muy diferente. Solo pueden hacer lo que les está permitido, y responden por sus actuaciones. Cuando hay un conflicto de valores, los gobernantes deben orientarse por darle opción preferencial a los intereses de sus gobernados y de su nación.

En otras palabras, el presidente Petro, al definir su opción frente al gobierno venezolano, debe tener en cuenta sus valores democráticos, pero privilegiando siempre el interés de los colombianos.  Ya el gobierno nacional se ha pronunciado, afirmando que las recientes elecciones en Venezuela no fueron democráticas. Los asuntos de estado no se resuelven con los aplausos, ni con el abucheo de los tendidos, ni con cálculos electorales.

Ya las galerías, el tumulto, y la oposición, le vienen reclamando al presidente Petro, que rompa relaciones con el gobierno de facto liderado por Maduro.

La oposición pretende montar una competencia de gladiadores en la lucha por la democracia en Venezuela, pero llama la atención que no se han distinguido justamente por ser demócratas, como el señor Pastrana, que busca liderar la campaña contra Maduro, habiendo omitido que su padre, y el partido conservador, aplaudieron el criminal golpe de estado contra el presidente Allende, elegido democráticamente en Chile. No podemos olvidar al parlamentario conservador Guillermo Angulo Gómez, cuando en nombre del gobierno y de su partido afirmó: “…El presidente Allende ha sido derrocado por la anarquía y la situación que existía internamente en el país, así como por querer alterar las tradiciones de nuestro pueblo».

En esta demencial competencia, en Colombia, el líder de la oposición ha llegado al colmo de proponer una intervención militar internacional, pero naturalmente, para que otros pongan los muertos, mientras los suyos,  simplemente atizan semejante disparate. No es una sorpresa, él siempre ha promovida la violencia y la muerte como el camino de resolución de conflictos.

Pero el señor presidente Petro, no ha caído en la celada, y superóla prueba ácida  con la prudencia de sabios, ha decidido no repetir el error de Duque, quien lideró un fracasado bloqueo diplomático que no logró absolutamente ningún resultado, pero sí generó un enorme daño a la economía nacional y a la seguridad en las fronteras. Así ese presidente al obedecer la orden de la Casa Blanca, perjudicó a nuestro país, mientras las empresas estadounidenses continuaron comerciando con el petróleo venezolano, y hasta lograron canje de prisioneros.

Este pragmatismo, que hoy se le crítica al gobierno progresista, es el mismo que todos los países del mundo, sin excepción, hoy aplican frente al régimen de la República Popular de China, en donde no hay democracia liberal, ni derechos humanos occidentales, ni libertad alguna, pero sí hay negocios, y comercio, y relaciones diplomáticas con todos.

Para el gobierno de Chile o el de Noruega, a miles de kilómetrosde distancia, es muy fácil romper relaciones con Venezuela y sumarse al bloqueo económico dictado por EEUU, pero la situación es esencialmente diferente para Colombia, un país vecino con fronteras nominales, históricamente ligado a importantes relaciones económicas, energéticas, poblacionales y de seguridad.

Cuando la oposición era gobierno, con el bloqueo hizo desaparecer casi el 27% del comercio exterior colombiano. “Recordemos que Venezuela llegó a ser, a finales de la primera década del siglo XXI, el primer socio comercial de Colombia”, ha declarado Javier Díaz Molina, presidente de ANALDEX, el gremio exportador, quien se ha pronunciado reclamando que no haya bloqueo, por cuanto el comercio entre Colombia y Venezuela ha empezado a tomar mucha fuerza y viene en crecimiento, como lo reflejan las cifras de Analdex, aunque no se ha alcanzado el objetivo.

Las exportaciones a Venezuela crecieron 47% entre enero y noviembre de 2024, frente al mismo periodo del año 2023, y sumaron 885,5 millones de dólares, según cifras de la Dian, con análisis de Analdex. Esto hoy lo ubica en el doceavo lugar de los países que más compra bienes de Colombia.

El gobierno de Gustavo Petro, ha rescatado la economía en las zonas fronterizas beneficiando a miles de pequeñas y medianas empresas, generando empleo y dinamizando la economía. Esas relaciones se han venido fundamentando en pura realpolitik.

La realpolitik es conocida como la posición de un país cuando privilegia sus intereses nacionales de forma pragmática, teniendo en cuenta hechos ciertos como la economía, lacapacidad militar o la influencia política. El concepto se usa habitualmente para explicar las relaciones internacionales actuales.

El primero en utilizar este término fue el historiador y periodista alemán Ludwig Von Rochau, a mediados del siglo XIX. Para él, la realpolitik consistía en la capacidad política de un país como Alemania de adaptarse a la realidad del momento para actuar de manera pragmática o racional en beneficio de sus intereses nacionales.

Son textos clásicos de este concepto: “Historia de la guerra del Peloponeso”, de Tucídides; “El arte de la guerra”, de Sun Tzu; o “El Príncipe” de Maquiavelo; obras que describen la política como una lucha por el poder que requiere de análisis y prácticas “realistas”..

No se trata de renunciar a los principios, ni a los valores, sino deadministrar dilemas y adoptar decisiones privilegiando consideraciones no negociables, como el interés de la nación. Dos casos típicos de realismo político se pueden ver cuando ya hace muchos años, se decidió vender Coca-Cola a los chinos comunistas, y cuando por debajo del bloqueo se ha seguido, se sigue y se seguirá comerciando petróleo entre los EEUU y Venezuela.

En resumen, las relaciones mercantiles y el bienestar material,deben prevalecer por sobre las consideraciones políticas o ideológicas, en especial con nuestros vecinos, ya hemos insistido en que primero la economía.

Es esencial no renunciar a los valores democráticos, persistiendo en que tan condenable es en Venezuela, la persecución a la oposición y el régimen de facto, como el uso del bloqueo económico como arma política. Mantendremos el derecho de asilo y las puertas abiertas a los perseguidos políticos.

Volviendo a mi querido profesor Escobar,  lo que nunca podré olvidar era que siempre al terminar las clases y al despedirnos, nos repetía con insistente y entonado acento paisa: “… Estudiantes, por favor, no olviden recoger lo que dejaron en el perchero de la puerta, porque allá en la calle y en la vida, lo van a necesitar, y mucho.” Hay futuro.

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