Para presidir la Cámara de Representantes se requiere conocimiento jurídico y habilidad política.
“¿Que está más maltratada y violada que sesión plenaria en moción de censura?”, en estos términos un abogado se refería a lo que fue la votación del pasado viernes de la censura a la minTIC, Karen Abudinen, la cual fue boicoteada por las bancadas gobiernistas y especialmente por la encargada de liderar a la plenaria: la representante del Centro Democrático y presidente de la Cámara, Jennifer Kristin Arias Falla. El ex-magistrado y amigo de esta columna, José Gregorio Hernández Galindo, nos comentaba que –a su juicio– había sido una sesión vergonzosa y que la presidente, con el manejo que le dio a la votación, había dado muestras de ignorancia o de abuso de poder. Daba la apariencia de que la representante Arias buscaba que el sufragio fuera lo más irregular posible y así poder disputar la legalidad de la decisión, que se rumoraba sería desfavorable para Abudinen y de paso para el gobierno del presidente Duque, quien hace parte de su mismo partido.
La presidente Arias dijo primero que haría votación nominal y pública, como se había hecho en las anteriores mociones de censura, pero de repente cambió de opinión y definió que quienes estaban presencialmente votarían de forma pública, mientras que los representantes en sesión remota votarían por plataforma, de tal manera que los televidentes y la opinión en general se quedarían –por lo menos hasta ese momento– sin saber cómo votaban aquellos parlamentarios que se conectaron a la sesión virtualmente. Sumado a eso, un número importante de representantes que asistieron a la sesión por Zoom no votaron, en clara violación de lo dispuesto por el artículo 127 de la Ley Quinta.
En definitiva, a Jennifer la embriagó el poder. No pudo o no supo estar a la altura de la responsabilidad que tenía ante el país; se portó como una funcionaria más del gobierno y no como representante de sus electores. El representante Mauricio Toro (@MauroToroO) hizo una muy buena intervención en el debate, pero ella se tapó las orejas –que no los oídos– y cuando él insistió en que había apelado la decisión de ella sobre la forma en que se debía realizar la votación de esa moción, ella le contestó que ya había pasado el término para que él interpusiera tal recurso. La realidad fue que no hubo oportunidad para presentar dicha apelación porque la presidente ¡no dejaba hablar! Se condujo como una dictadora. Estaba tan descocada que en el orden del día había puesto un proyecto de ley a última hora y ella, sin considerarlo ni abrir el debate, dio por terminada la sesión y la levantó, y del proyecto no dijo ni mu.
Señora presidente: cuando usted preside las sesiones de la Cámara de Representantes no está enlazando vacas, está tratando con sus pares, representantes de la ciudadanía, a quienes les debe respeto. En el Salón Elíptico no se improvisa, se sigue el procedimiento y se respeta la ley. La Mesa Directiva debe propender por el cumplimiento de la Ley Quinta, no urdir estrategias para saltársela o violarla flagrantemente. Usted pretendía enlazar a todos los presentes para que hicieran lo que su real y santa voluntad les impusiera, aun cuando ello conllevara a un error de técnica legislativa. Jennifer Kristin no entendió que no estaba en una ternera a la llanera, sino en una sesión del Congreso de la República. Varios juristas, entre ellos el ex-magistrado Hernández, quien conversó con Germán sobre lo ocurrido en esta sesión, sostienen que lo allí decidido sería nulo por las omisiones en el procedimiento. Incluso ya algunos hablan de acciones jurídicas para invalidar la votación. Amanecerá y veremos.
Todos los que acudieron ese día a la sesión de forma presencial votaron y el sentido de su decisión fue público, a diferencia de quienes asistieron por plataforma. La mayoría de estos últimos respondió al llamado a lista –para cobrar– pero no votaron. Esta práctica, que no llamó la atención de la presidente Arias, fue la causante de que no se alcanzara a consolidar el quórum especial que la ley exige para la censura.
El partido Conservador –fiel a su tradición de lagartería– asistió en su mayoría por plataforma pero no votó la censura de Abudinen; es decir, terminaron exculpándola de cualquier responsabilidad, pero sin poner la cara. ¿Será que los miembros de este partido saldrán en campaña a la plaza pública y sacarán pecho por esta proeza? En esa misión podrían acompañarles representantes del Centro Democrático, el MIRA, un buen número de Cambio Radical y un parlamentario que dice representar a las negritudes. Todo lo anterior como lo muestra una infografía publicada por el juicioso representante David Racero (@DavidRacero). Mientras tanto, la ahora ex-ministra debe estar esperando con ansia la comunicación de una distinción o cargo diplomático en reconocimiento a su excelsa gestión, como acostumbra a hacer este gobierno con creces.
Leyendo el diario del Grupo Aval en su edición del domingo pasado, encontramos dos titulares que nos hicieron desternillarnos de la risa: “Nuestra cenicienta: la justicia”, columna de opinión firmada por Néstor Humberto Martínez, quien otrora fungió como ministro del Interior y la Justicia y como Fiscal General, cargos en los cuales –como dice el español– “no hizo un carajo”. Ahora, como opinador, se lamenta del estado de la justicia cuando él no ha hecho más que postrarla, arrastrarla y desacreditarla. Desde su rincón de chistes propone reformas a la justicia, lo cual no se le ocurrió hacer cuando fue superministro o fiscal. Néstor Humberto: aproveche la columna que le regaló su jefe para explicarle al país cómo fue el enredo de Odebrecht y deje quieta a la justicia. Recordemos que la pobre Cenicienta era cenicienta por culpa de una madrastra malvada y de dos gatos negros famélicos, si la justicia es cenicienta es porque a su alrededor ha habido personas con estas ‘cualidades’.
El otro chiste estuvo a cargo del minDefensa Diego Molano, quien deleitó a los lectores dominicales con su columna “El Gobierno ha impedido que el narcotráfico destruya la sociedad”. En ella nos dice que el gobierno ha salvado al país del “incendio” en razón a su “mejoramiento de la seguridad”, al intachable comportamiento de la fuerza pública, a la lucha contra los cultivos ilícitos y a la neutralización de las BACRIM, entre otros motivos que no anotamos acá porque la risa no nos deja seguir transcribiendo. Valdría la pena que un psicoanalista le revisara las entendederas, para ver si nosotros logramos comprender cuáles son los objetivos del ministro fuera de maltratar estudiantes y bombardear niños.
Sobre este tema recomendamos la lectura de la más reciente columna de Ramiro Bejarano (@RamiroBejaranoG) en El Espectador, pues coincide con esa mayoría que opina que es necesaria una reestructuración de la Policía, que se precisa un cambio de dirección y un abandono de las prácticas recurrentes que violan los derechos humanos. Señor Molano, aunque insista en hablar de “héroes de la patria” usted es el principal responsable del deterioro de la fuerza pública, a usted le han sobrepasado todas las crisis, su presencia en los consejos de seguridad no reconforta a nadie y en ocasiones causa más preocupación, como cuando llegó a Ciudad Jardín en Cali a abrazarse con los residentes, horas después de que algunos habitantes de ese barrio dispararan contra manifestantes.
Como las cosas en nuestro país van de mal en peor, hasta el exterior llegan las protestas contra el gobierno Duque. La última, encendida por una decisión arbitraria y poco democrática: vetar a escritores “no-neutrales” de la delegación colombiana a la Feria del Libro de Madrid. La comitiva quedó reducida a la familia del presidente y sus amigos y unos escritores de tercer nivel que son de los pocos que hablan bellezas del tal Iván. Las más destacadas plumas nacionales –dentro de las cuales se cuentan los más fuertes críticos al presidente–, como Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince, Pablo Montoya, Laura Restrepo, Piedad Bonnett o Carolina Sanín, quedaron por fuera y el público español se privó de escuchar a estos autores cuyos libros han sido bestsellers en el país europeo. Los lectores en Madrid podrán presenciar, como gran revelación, la propaganda empastada de Iván y su amigo Felipe o deleitarse con las carátulas de las obras maestras de García Márquez, porque los libros enteros para qué.
Adenda: esta semana, durante la sobremesa de un tinto, el tema de conversación preferido fue la enredada en que se metió Andrés Pastrana tras su comparecencia en la Comisión de la Verdad. La frase de Ernesto Samper resume muy bien lo ocurrido: “Pastrana fue a la Comisión de la Verdad a decir mentiras”. La carta presentada por Pastrana –como búmeran bien lanzado– fue, volvió y le golpeó en el tuste, pues los Rodríguez Orejuela ahora afirman que él también recibió dineros del narcotráfico para su campaña. Escuchamos un apunte al respecto que nos pareció buenísimo: Pastrana puede alegrarse con que ya no es el peor presidente de la historia dado que Duque lo relevó, pero aún sigue siendo el peor ex-presidente.
Adenda dos: todavía nos queda un sinsabor, un trastorno, cuando vemos que el señor Carrasquilla no recibió ningún reproche político por su pésimo desempeño como ministro ni sanción jurídica por su hábil gestión con los bonos de agua. Hace unos días descubrimos que antes de su nombramiento en el Emisor, Carrasquilla opinaba que quien hubiese ocupado cargos en el Ejecutivo debía esperar dos años desde su desvinculación para poder hacer parte de la junta del Banco. ¿Tendrá cara este señor para mirar a los colombianos de frente?
Adenda tres: estamos en vísperas de elecciones y prestos a escuchar todo tipo de mentiras y promesas ilusorias. Queremos ver en cuántas coinciden y en cuántas no los centro-candidatos Fajardo y Gaviria. Decimos centro-candidatos porque no son de izquierda ni de derecha, son anodinos.
Felicitación: a Cecilia Orozco Tascón (@CeciliaOrozcoT) por su entrevista sobre el caso de Nicolás Neira. Escalofriantes los intentos de la Policía por confundir, ocultar y conseguir la impunidad en este crimen. ¡Que se haga justicia!
Anuncio limitado: la Cámara de Representantes constituirá en próximos días un grupo de amistad con el Saharaui, la antigua colonia española que a día de hoy sigue sufriendo los maltratos de los marroquíes. Desde esta tribuna celebramos el anuncio.
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