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Los 30 años transcurridos desde que el Movimiento 19 de abril suscribiera un acuerdo de paz con el gobierno nacional, no pasaron inadvertidos ni en el contexto latinoamericano ni mundial por la trascendencia que tuvo y sigue teniendo como experiencia exitosa de solución a un conflicto armado.
Como se recordará, este pacto tuvo ocurrencia el 9 de marzo de 1990 y a él se sumaron las organizaciones insurgentes Qintín Lame, el Ejército Popular de Liberación y el Partido Revolucionario de los Trabajadores, entonces alzado en armas.
Por supuesto, muchos ex combatientes pagaron su cuota de sangre al asumir ese compromiso como lo evidencian, entre otros casos, la muerte del que fuera comandante del M-19 y luego candidato presidencial, Carlos Pizarro León Gómez, el 26 de abril de 1990.
Para conmemorar ese acuerdo, calificado por muchos como altamente exitoso por sus resultados, se realizó en Cali el Semanario de Discusión y Análisis de los Procesos de Paz, Desarme y Reincorporación en Colombia organizado por la Secretaría de Paz Territorial y Reconciliación, en cabeza de Orlando Riascos Ocampo.
El foro tuvo lugar en un sitio emblemático de Cali: el Centro Cultural de Cali en el que se dieron cita más de 300 líderes populares, intelectuales, desmovilizados y, por supuesto, autoridades civiles, militares y eclesiásticas.
Los ponentes coincidieron en un punto: el país debe apuntarle a los procesos de paz, no solamente al que se realizó con el M-19, el que se está implementando con las FARC y el que debe realizarse con el Ejército de Liberación Nacional –ELN–.
EL PROCESO DE PAZ DEBE FORTALECERSE
En criterio del Secretario de Paz y Reconciliación del Valle del Cauca, Orlando Riascos Ocampo, el proceso con las FARC debe proseguir y fortalecerse, bajo el convencimiento de que los colombianos “creemos en la paz y queremos la paz, que es un bien de todos”.
En su intervención abogó por un entendimiento entre la guerrilla del ELN y el gobierno nacional para avanzar hacia un acuerdo que lleve al cese al fuego y desmovilización de cerca de 4000 insurgentes que tienen presencia en varios lugares del país.
Al retomar lo pactado con las FARC, hoy convertido en partido político, señaló que deben comprometerse con decir toda la verdad, al tiempo que recordó, la paz no es simplemente la dejación de armas sino la profundización de la democracia y que se reivindiquen los derechos de las víctimas.
Cabe anotar que Riascos Ocampo es desmovilizado del Movimiento 19 de Abril, en cuya militancia desarrolló un trabajo amplio con comunidades y el movimiento estudiantil. En la vida pública ha liderado procesos sociales, y ocupado cargos de relevancia como la dirección de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación CNRR.
BUSCAR UNA SALIDA NEGOCIADA AL CONFLICTO
El arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, consideró urgente avivar la esperanza en la paz y reclamó una salida democrática y negociada al conflicto armado.
“No podemos ocultar la realidad: Colombia ha sido prisionera del temor y del miedo al cambio, como el que implicar sentarse con los actores armados a negociar la paz”, dijo al referirse a la necesidad de abrir espacios de diálogo con el ELN.
Destacó que ya se ha avanzado significativamente en sentar las bases de cuál podría ser un escenario para negociar, pero debe hacerse un nuevo esfuerzo que conduzca al cese de la confrontación.
HONRAR LA PALABRA EN LOS PROCESOS DE PAZ
Alfredo Valenzuela, miembro del gabinete de gobierno municipal de Cali, y quien fuera militante del M-19, destacó que los procesos de paz se suscriben entre adversarios. Una vez se llega a un acuerdo, se debe honrar la palabra entre las partes.
En ese orden de ideas destacó que sus compañeros y él, fueron fieles a lo acordado con el gobierno del entonces presidente, Virgilio Barco, en 1990 y, a su vez, el gobierno nacional cumplió lo pactado. Igual debe ocurrir con el compromiso que asumió la Nación en la presidencia de Juan Manuel Santos: lo que se suscribió el 24 de agosto del 2016, debe mantenerse en el tiempo con las FARC para que el proceso sea realmente relevante. Volver atrás sería un suicidio para la paz y, ponderó, la paz es lo que realmente quieren los colombianos.
Poner obstáculos al acuerdo con las FARC es tanto como ir en contravía de lo que pidieron los colombianos, dijo finalmente Valenzuela durante su intervención ante una nutrida concurrencia en la que se encontraban ex militantes de la entonces guerrilla del M-19, del Quintín Lame, del Ejército Popular de Liberación y del Partido Revolucionario de los Trabajadores, que también se alzó en armas.
BRINDAR GARANTÍAS A LOS EXCOMBATIENTES
Por su parte, Raúl Rosende, jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, dijo en su ponencia que inevitablemente todo proceso de paz involucra la reincorporación de excombatientes y debe ir acompañado de un proceso integral.
“Con los que fueron guerrilleros no estamos hablando de privilegios sino de garantías ya que es lo único que garantiza la estabilidad en un acuerdo orientado a la pacificación y evitar el reciclaje de los ex combatientes, es decir, que al no brindarles tales garantías, se propicien las condiciones para que vuelvan a la guerra.”, dijo durante su intervención.
Como vocero de la ONU para el tema de la verificación del proceso de paz con las FARC, advirtió que en la reincorporación de los combatientes tanto en el país como en cualquier región del mundo donde se busque terminar con un conflicto armado interno, deben prevalecer cuatro pilares:
• Reincorporación socioeconómica para los ex combatientes.
• Seguridad física.
• Seguridad jurídica.
• Seguridad política.
Precisó que avanzar en el acuerdo de paz no compromete únicamente la voluntad de los miembros de las FARC sino la del gobierno nacional ya que se pactó entre dos partes, con participación de la sociedad civil y la iglesia para su implementación.
Frente al asesinato de 190 desmovilizados, consideró urgente reducir los niveles de impunidad, identificando a los responsables intelectuales de los crímenes. “Sólo así podemos hablar de plenas garantías”, aseguró delante de la concurrencia.
Al concluir su disertación, manifestó que antes que dejar sin bases a la Jurisdicción Especial para la Paz—JEP–, se la debe fortalecer, respetando su independencia y autonomía.
UN PROCESO EJEMPLAR
A su turno, Adolfo Adrián Álvarez, Director del Programa Institucional de Paz de la Universidad del Valle, resaltó como un proceso exitoso, el que desarrollaron el M-19, el EPL, el Quintín Lame y el PRT a partir del acuerdo suscrito en 1990. Y fue así porque entre el partes—gobierno y el insurgencia—primaron la voluntad política y el liderazgo. Igual debe darse con el actual pacto de paz con las FARC, organización a la que se le debe cumplir.
EL GOBIERNO NO HA CUMPLIDO
La voz polémica en el Foro la elevó Luis Alberto Albán, conocido al interior de la otrora guerrilla de las FARC como Marcos Calarcá. Sin pelos en la lengua para decir las cosas, dejó claro que el acuerdo no fue solo para la insurgencia sino para el pueblo colombiano en general, porque siempre buscaron una sociedad más equitativa e incluyente.
Recordó que siempre tuvieron disposición de dialogar en aras de una paz para Colombia y citó el 28 de marzo de 1984 cuando se firmaron los llamados «Acuerdos de La Uribe” o de Casa Verde. “En esa época el gobierno incumplió como hoy, también”, advirtió al recordar que las dos experiencias han estado mediadas por la muerte de excombatientes.
Precisó que el acuerdo del 2016 no está avanzado ni siquiera en un 40% como pretenden decir el gobierno colombiano y empresarios que les son adeptos, vendiendo a nivel internacional algo que es irreal.
En criterio de Marcos Calarcá, es necesario emprender diálogos con el ELN de cara a un acuerdo con ellos. “No pretendemos que sea igual al nuestro, con las FARC. Que ellos vivan su propio proceso, con la dinámica que consideren pertinente. Sólo así el establecimiento no tendrá la excusa para seguir matando gente”, dijo en su intervención.
PENDIENTES NUEVOS ESPACIOS DE ANÁLISIS
La jornada concluyó con un elemento en el que coincidieron todos: deben generarse nuevos espacios de análisis como el desarrollado al conmemorar los 30 años del proceso con el M-19.
La coyuntura del país así lo demanda, precisó Alexander Franco, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Estatales—Fenaltrase–.