Hasta con el número uno se pueden cometer engaños, porque el uno puede ser quien llega primero, pero también el de menor valor cuando contamos en orden descendente. Es el hombre consciente quien elige cuál posición le atribuye.
Uribe era el uno, pero ahora resulta que el uno es el pinscher.
La comunicadora de los siete días, que son los días que tiene una semana, encontró ya su profesión, será ahora redactora de libretos porno-políticos. Resulta que al cubrir la filtración de información en el caso Char no se ocupó de los fraudes electorales en los que presuntamente se han visto incursos; no, eso a ella la tiene sin cuidado, a ella lo que le importa es la política del espectáculo, como a la mayoría de los coterráneos del caribe. Seguramente en sus ero-sueños la periodista tiene la imagen de Aída Merlano luciendo un vestido blanco con zapatos de tacón bastante altos y unos panties que en la fotografía que tenemos presente se asemejan con el vestido. ¿Cuál es la diferencia entre esta rubia platinada –Marilyn Monroe– y la colombiana Merlano? Al parecer no solo su apariencia; ambas apuntaban a hombres de alto turmequé. Una inspiró a Frank Sinatra y la otra, posiblemente, a uno de los vallenatos que acompañan las fiestas de los Char. Una durmió con el que habría de ser presidente y otra con el que aspiraba a ser presidente. A uno lo mataron siendo presidente y al otro le barajaron la candidatura. Ese es el libreto que está escribiendo la porno-periodista directora de siete días –perdón– de Semana.
Según informaciones conocidas esta semana, el señor Char quería liquidar a Marilyn –disculpen– a la Merlano, como dicen que John F. intervino en la intoxicación, no de la Merlano, sino de Marilyn. Lo cierto es que Marilyn entregó su alma al creador, mientras que Merlano le entregó su historia a una periodista que decidió ocultarla por meses. Falta por indagarse si Merlano quería empelotar políticamente a Alex Char, como dicen quería Marilyn hacer con Kennedy. Son detalles que la libretista de cine rojo habrá de develarnos en el curso de esta película. Insistimos, es el momento de darle trabajo a Esperanza Gómez, que puede no tener cuerpo de investigación, pero sí un físico espectacular.
Que los señores F.C. (Fuad Char) y A.C. (Alejandro Char) hayan comprado votos a 10 o 20 ‘barras’, eso no es noticioso, solo es relevante –o viral, como dicen ahora– el chisme de entre paños, o mejor, de entre cobijas. Pasó a segundo plano que incurrieran en doble militancia, que se les acusara de un plan para secuestrar y matar a alguien y que en las pasadas elecciones anduvieran con ‘tulas’ llenas de plata comprando votos por todo el departamento. Mientras tanto, todo el país habla de la trusa que llevaba puesta Merlano en la foto con Char. Es desafortunado que para muchos sean más importantes los pantiesde una política que el dinero con el cual se compran miles de panties –entre otras cosas–. En fin, cultura norteña.
Obvio es que nuestros sabios comentaristas políticos tomaron el camino más corto y se adhirieron al libreto rojo de Vicky. “No joda, ¿es qué acaso eso es pecado? Pecado sería no recibir la plata.” Nos decía un periodista inglés que estamos frente a la ‘ridi-política’, o sea, la política ridícula. A su opinión tuvimos que darle la razón, pues no hubo comentarista, opinador o periodista que evadiera el tema de los chats y se centrara en el talego que sacó Merlano tras su cita con Alejandro Char, quien para algunos debería ser el próximo presidente porque “eche, es que este man sí sabe gastar la plata”.
Es tan lamentable el estado de la política nacional que, si Alejandro llegara al Congreso o si su hermano Arturo se reeligiera, no pocos les vitorearían para que fueran presidentes de la Corporación. Y es que no es para menos, en nuestro país la corrupción no es pandémica sino endémica.
Amigas y columnistas tan chéveres como María Jimena Duzán (@MJDuzan) tratan, sin dejar de lado ningún detalle, el escándalo de Char tras las filtraciones del proceso que se surte contra él en la Corte Suprema de Justicia. Recomendamos la lectura de su columna publicada el domingo pasado en el portal de la revista Cambio. En países serios, situaciones menores han llevado a que sus protagonistas, entre ellos primeros ministros, parlamentarios y ministros, abandonen la política. Acá, es probable que el affaire sirva como publicidad política gratuita. Consulten, estimados lectores, el caso Profumo, epítome de los escándalos políticos del siglo pasado.
Pero tratando de todo y de nada, es bueno recordar que uno de los pecados más feos es el de la envidia. La lujuria la hemos tratado en el acápite anterior y la envidia la trataremos en esta parte. Envidia y solo envidia es lo que sienten los del Centro Esperanza; los liberales desprogramados; los paisas sin puestos y los fajardistas, mejor dicho, todos los terminados en ‘istas’, como los derechistas; porque el chino Gustavo fue recibido por el Papa Francisco. Parece que hasta bendiciones le dio, mientras los religiosos acá no hacen cosa distinta que maldecirlo. Nos preguntaron, ¿ustedes qué prefieren, una bendición del Papa o una de Pacho (Santos)? No hay dilema, nos gustaría que Pacho, por lo santo que dice ser, maldijera menos y bendijera más, quizá así aceptamos que nos persigne. Por su parte, Uribe se muerde los codos porque el Papa recibió en audiencia privada y especial al “comunista” y “alumno aventajado de Chávez”, sentimiento que comparte Barguil, quien está que se arrastra para que el Sumo Pontífice lo reciba. En estos días conocimos que hay parentesco, como de tercer o cuarto grado entre David Barguil y Vivi Barguil, esposa del hijo del dueño del Grupo Aval. No sabemos si su nombre sea Vivi o si se trata de alguna forma de asentimiento. Chévere eso, Barguil quiere ser presidente y una de sus parientes cercanas está casada con el hijo de uno de los hombres más ricos de Colombia. Imagínense la concentración de poder, que en todo caso no sería insólita en nuestro país. No obstante, esto a nadie le importa, es más relevante que Merlano esté deshojando margaritas con los Char.
En otra línea, ¿se han fijado que la palabra ‘para’ tiene varios significados? El más frecuente y conocido es el de preposición separable, pero ‘para’ también es aquel que por ayudar asume la función de aquel a quien reemplaza, verbigracia, paramédico; parapolítico; paramilitar, aun cuando esta última conjunción se confunde, porque quien detenta la calidad legítima se disfraza de aquel que busca colaborarle, por ello no es extraño ver militares que se mimetizan como paras para incurrir en actos delictivos. Sigamos con el ‘para’: hay una enfermedad llamada paranoia, que en psiquiatría puede confundirse en algunos momentos con la legítima defensa subjetiva, pero mejor no entremos en este enredo, más bien miremos el caso de Diego MaMolano. Ahora salió con que los rusos buscan transgredir la soberanía nacional, como si se ocuparan de gobiernos de circo al otro lado del mundo, y que la presencia de unos soldados rasos en el vecino país debe tomarse –según el paranoico– como una “amenaza a la seguridad nacional”. Los entendidos dicen que es tan deficiente el ministro que no sabe la diferencia entre un soldado raso y un soldado ruso. Claro está, los patrioteros que visten la camiseta amarilla el día del partido ya ven en la conducta del Estado ruso un insulto a la dignidad patria. ¿De cuál dignidad hablan?, nos preguntamos. Coincide con nosotros el profesor Gilberto Tobón (@tobonsanin), quien en su cuenta de Twitter escribió: “El Ministro de Defensa acusa a Rusia de estar interviniendo en asuntos internos del país. Increíble que mientras la inseguridad en Colombia está peor que nunca, este gobierno siga buscando enemigos ficticios para desviar la atención.”
Adenda: ¿han visto ustedes la trampita de la derecha cuando dicen “vote por Uribe, número 1 del Centro Democrático”? Muchos votantes de ese partido que todavía adoran a Uribe creen que la información hace referencia al ex-presidente, cuando en realidad se trata del nieto de Turbay Ayala, quien busca elegirse como senador. Lo cierto es que ninguno de los dos tiene las calidades necesarias para ser congresista, pero ojo, en caso de que algún derechista nos lea, ese Uribe de las vallas no es Álvaro, es Miguelito.
Adenda dos: ahora sí sabremos por qué a Miguel Uribe Turbay le llaman el candidato ‘pulpo’. Adivinanza que nos deja para esta semana nuestro periodista Francisco Cristancho (@FACristancho).
Recuerden… ¿Qué hay dentro de la cabeza de un pulpo?
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