La pobreza es mental y el hambre producto de tu imaginación (Salario mínimo 2021)

La pobreza es mental y el hambre producto de tu imaginación (Salario mínimo 2021)

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Llegó el último mes del año, han sido tiempos difíciles para todos los sectores económicos del país. Una emergencia sanitaria perjudicó a todas las clases sociales y mostró la verdadera cara de Colombia en cuanto a la desigualdad y pobreza. Es común encontrar frases de superación personal que dice “la pobreza es mental”, pero la realidad es que es difícil superarse económicamente cuando la mayoría de la población trabaja para sobrevivir y cubrir los gastos básicos. Este modelo se ha convertido en un ciclo repetitivo que no permite tener una vida diferente.

Ya está abierto el debate sobre el incremento del salario mínimo para el año 2021, una conciliación entre empresarios, trabajadores y el Gobierno Nacional; cuyo objetivo es recuperar la economía “perdida” durante los tiempos del Covid 19.  El problema es que un aumento del 13% traería varias alteraciones dependiendo del escenario en que visualice.

¿Para qué alcanza un salario mínimo?  Definitivamente los colombianos deben hacer magia para poder rendir el dinero porque no alcanza para cubrir los gastos de un hogar. Es necesario que en una familia tengan más de dos salarios. La realidad es que, si se paga el arriendo, los servicios, la educación de los niños, el transporte; se reduce presupuesto para alimentación, vestuario y salud.

Las personas deben fijar sus prioridades y urgencias; si se llega a quebrantar este orden, se genera el famoso fenómeno que conocemos como el “descuadre “.  Una cerveza, una salida a cine, al parque o un viaje a Melgar deben ser planificados estratégicamente.  Si hablamos de la modalidad de ahorro, debemos empezar a reducir los gastos. Entonces, si una persona se gasta $20,000 diarios, debe medio comer con 10,000. Algo que no alimente, pero genere sensación de llenura. Porque eso sí, cuando el hambre ataca, duele. El transporte por ejemplo en Bogotá mínimo son 5,000 diarios; entonces o se toma la bicicleta o a buscar la forma de evadir el pasaje en la estación de Transmilenio, dando paso al fenómeno llamado “los colados”. Es por eso que las personas arriesgan su vida por $2,500, no porque les guste la adrenalina.

Y ni modo de reducir del vestuario, un colombiano promedio está comprando ropa dos veces al año, tres si debe estrenar uniformes. La ropa de diciembre es sagrada, esa no se toca.  Y claramente no se puede pensar en vacaciones, comprar muebles, ir  la universidad, comprar casa y carro.  Esto da paso a fenómenos que llamamos “los lujitos o los gusticos”.

Pero bueno ¿qué podemos hacer para cambiar este sistema? Pues nada… No se le puede exigir al gobierno que nos mejore el estilo de vida imprimiendo billetes y dándole a todas las personas, como yo lo creía a los 8 años. Un aumento en el salario no es fácil porque está sujeto a la Inflación y la productividad del país. Claramente, si las personas ganan más dinero aumenta el consumo y mejora la economía. Pero también se debe tener conciencia que esto generaría más desempleo porque las empresas que mantienen a flote el empleo nacional son las pymes y sus ingresos no permiten una mayor contratación. Lo que conllevaría al fenómeno del trabajo “informal” y allí si no existen prestaciones legales, adiós a los contratos. Bienvenida la forma de trabajo “independiente”.

Todos esperamos el incremento del salario, con los pequeños ajustes en el arriendo, el transporte y la canasta familiar. En Colombia no hace falta cultura de ahorro, ni clases de educación financiera. Lo que falta es oportunidades reales de crecimiento y desarrollo. Por qué definitivamente lo que existe son desventajas.  ¿Y usted ya dio las gracias por hoy?…

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