La fiesta de la democracia

Este eufemismo con el que los medios de comunicación han calificado el proceso electoral de nuestro país y con el que quieren demostrar que en Colombia hay una verdadera democracia, ocultando la realidad y que desde hace un tiempo ha quedado desvirtuado con las denuncias de fraudes electorales, compra de votos (en dinero y en especie), manipulación, presión con violencia y amenazas a los ciudadanos, que denunciaron las redes sociales y las investigaciones de algunos periodistas honestos que aún quedan en nuestro país.

Recordaremos tres de los hechos más relevantes del proceso electoral presidencial anterior, (hay muchos más), que dejaron en evidencia el fraude electoral que hoy los medios alternativos, políticos de oposición y periodistas independientes han dado como un hecho cierto. El primero, la autorización de la Registraduría de poder votar con unas fotocopias que podían sacar los ciudadanos, en la consulta presidencial de 2.018 (1), segundo, la compra de votos en el escándalo conocido como “Ñeñe” Hernández (2) y tercero, las denuncias de Aida Merlano, que hizo hace dos años y que hoy vuelven a la palestra removiendo los cimientos de la “clase política tradicional”, salpicando hasta los expresidentes Uribe y Santos y el mismo Iván Duque. Cabe resaltar que las pruebas se las había entregado Merlano a Vicky Dávila de la revista Semana y ésta, al parecer, las guardó desde febrero de 2.020 (3). En los últimos días, el abogado Miguel Ángel del Río publicó unos audios de Julio Gerleín en el que se le oye qué decir él invirtió 12 mil millones de pesos, en la campaña de Aida Merlano. En este episodio también es mencionado Alex Char por Merlano, al decir que él le dijo que había aportado 6 mil millones a esa campaña (4). El abogado ya interpuso denuncia penal por estos hechos (5).

También es muy importante decir que el senador Roberto Gerleín había afirmado a la misma periodista, pero esta vez en La W, que la práctica de compra de votos era “tradicional y normal” en el país, aunque había comenzado en la costa caribe (6).

Hoy se han conocido nuevos escándalos de politiqueros queriendo comprar votos, una Registraduría con serios cuestionamientos y la injerencia del ejecutivo en querer determinar el resultado electoral, entre otras situaciones (7).

Del Río, mostró unas conversaciones en las que el representante Laureano Acuña, presidente de la comisión de ética de la Cámara de Representantes, dice abiertamente que va a comprar 70 mil votos y le va a dar unos balazos a un alcalde. Acuña dijo que lo iba a denunciar ante el Consejo Seccional de la Judicatura por falta de ética de un abogado (8).

Esta es solo una muestra de cómo se han empezado a mover los politiqueros tradicionales en las regiones del país, en los que en unos municipios existe presión armada y amenazas a la vida para quien no obedezca a los grupos paramilitares la orden de votar por la persona que quieren elegir. Ariel Ávila también indica los riesgos que hay en la manipulación de los formularios E14 (9). María Jimena Duzán advierte el peligro en el que está Gustavo Petro (10). En conclusión, los rumores de fraude están a la orden del día (11) y por ello los partidos de oposición han desplegado una operación para evitar que eso ocurra. En reciente entrevista Aida Abella, Senadora de la República, denunció que el 70% de los congresistas llegaron con votos comprados (12).

En estos días las diferentes ciudades del país se han visto inundadas por las campañas de los distintos candidatos y se ha visto una modalidad que es la de unos muchachos que, con un pendón a la espalda y repartiendo volantes publicitando al candidato de su preferencia, le hacen propaganda a los candidatos de los partidos que han mal gobernado a Colombia, como Centro Democrático, Cambio Radical, partido de la U, Liberal y Conservador, partidos de clara orientación cristiana como Mira y Colombia Justa Libres que, en el paro nacional y el estallido social se mostraron en contra de los muchachos de la primera línea y de los pobres que protestaban. Candidatos del Centro Democrático hacen campañas con metas predefinidas como “Acabar con la JEP” (12), o “criminalizar a las primeras líneas” (se puede ver en un comercial de Youtube), o los ya famosos “Jóvenes Cabal”, esos candidatos son de la misma edad de los que quieren “acabar”. No se entiende cómo hay muchachos que quieren que lleguen al congreso o a la presidencia los mismos que han atacado a otros jóvenes, que han avalado su muerte, desaparición, mutilación y detención por el solo hecho de exigir sus derechos, y lo más grave que muchos de esos politiqueros son los “líderes” de la corrupción, el desfalco y el saqueo al erario. ¿Los jóvenes que hacen esas campañas son conscientes de quiénes son y que han hecho sus jefes?, ¿Piensan en el futuro del país y las nuevas generaciones?

La democracia garantiza el derecho de hacerle campaña a quien uno quiera, pero que haya personas que conozcan de antemano quienes son esos candidatos, su historial, sus realizaciones en contra del país y decidan apoyarlos prolongando la guerra y la corrupción es inentendible. Que esos politiqueros que viven de los recursos públicos, que quieren que la guerra se profundice, que mueran más colombianos, que el país se siga sumergiendo en la miseria y el hambre y tengan en su equipo jóvenes que les hacen campaña, que los impulsan y muy probablemente los lleven al congreso, demuestra lo mal que estamos en el país.

¿Por esto y más, será que, para ellos, para los politiqueros y corruptos, es una “gran fiesta”?

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