Estamos a 6 semanas de la primera vuelta presidencial que debe ocurrir el próximo 29 de mayo para escoger el próximo presidente de la república de Colombia para el periodo 2022-2026.
La campaña esta que arde y la ultraderecha, como es típico en esta, ha desatado una guerra multidimensional contra el senador Gustavo Petro, el candidato de una amplia coalición de fuerzas progresistas y democráticas; la estrategia de la ultraderecha neonazi suma masacres de campesinos e indígenas, exterminio de libres sociales, asesinato de ex combatientes guerrilleros, fraude electoral y aberrante y vulgar manipulación de las redes mediáticas y comunicacionales para enlodar la imagen de Petro y de sus propuestas programáticas.
Nada anormal. Así se pudo ver recientemente en el proceso electoral de Chile, en que el fascismo pinochetista del candidato Kast arremetió con toda para destruir a Gabriel Boric, el candidato de los sectores del centro izquierda, aunque ganaron en la primera vuelta, en la segunda les salió el tiro por la culata y los jóvenes, con las mujeres y los ambientalistas, apalancaron el triunfo de Boric el 19 de diciembre, liquidando el fantasma de Pinochet que amenazaba con tomar nuevamente la presidencia de la república.
En Colombia, la cosa es más complicada. Todas las tendencias del campo ultra conservador están convergiendo en la candidatura del señor Federico Gutiérrez, un ex alcalde de Medellín ligado al Opus Dei y a todas las estructuras criminales que campean en la capital del departamento de Antioquia vinculadas con el narcotráfico, el paramilitarismo y el sicariato de las clases medias lumpenizadas de dicho centro urbano.
En Medellín el ente predominante de la criminalidad es la Oficina de Envigado que es un sindicato de las mafias de Medellín cuya función es coordinar y promover las actividades criminales en la ciudad. Esa Oficina fue creada por Pablo Escobar y controlada a la muerte de éste por “Don Berna” uno de sus socios que está preso en una cárcel de New York pagando una larga condena por narcotráfico.
Hoy la Oficina de Envigado es una alianza de estructuras criminales dirigida por importantes miembros de la élite empresarial, paramilitar, coquera, policial y futbolera del Valle del Aburrá, la cual entrega servicios a poderosos narcos y a las roscas políticas del uribismo. La Oficina es una compleja red de proveedores de servicios y subcontratistas comprometidos en toda clase de actividades ilegales, desde el lavado de dinero y el comercio internacional de cocaína, hasta la venta de drogas a nivel local, la micro extorsión y la contratación irregular y corrupta con los gobiernos municipales y el departamental.
El actual candidato presidencial de la ultraderecha, Federico Gutiérrez (Ex asesor de Macri en Argentina en temas de seguridad urbana) ha sido muy cercano a esa poderosa empresa delincuencial a través de quien fue su secretario de Seguridad el señor Gustavo Villegas quien fue capturado en junio del 2017 por ser un estrecho colaborador de la Oficina de Envigado, según la Fiscalía.
Tres meses antes de la captura de Villegas en 2017 se dio la captura de Julio Perdomo, alias JP o el Viejo, vocero de la Oficina de Envigado a quien Villegas le hizo una promesa que nunca se concretó relacionada con el sometimiento a la justicia de miembros de organizaciones criminales.
Sin contar con una autorización del Gobierno central para adelantar negociaciones, Villegas dispuso de recursos de la Alcaldía de Medellín para trabajar mancomunadamente con los miembros de la Oficina de Envigado, según se lee en el expediente judicial.
Negociar para lograr la paz o el sometimiento de personas al margen de la ley es absolutamente plausible, como lo dijo el fiscal del caso, pero esa no era la situación de Gustavo Villegas, quien utilizó las relaciones con la Oficina de Envigado (conocidas y autorizadas por Federico Gutiérrez), para proteger su empresa familiar, Surtialimentos, y para mostrar resultados en seguridad que se atribuían como acciones de las autoridades cuando en realidad eran pactos con miembros de las bandas criminales.
Alias JP, de 51 años, delinquía desde 1992 y hasta su captura, el 17 de marzo de 2017, era el máximo cabecilla de una organización criminal con presencia en las comunas 8, 9 y 10 de Medellín; JP fue desmovilizado del Bloque Metro de las Autodefensas en 2003, estuvo en la cárcel entre 2010 y 2015, y en 2017 fue capturado de nuevo por orden de la Fiscalía por dos casos de desplazamiento forzado.
Perdomo, líder de unos nueve grupos delincuenciales y enlace de la Oficina de Envigado con el secretario de Seguridad de la ciudad, le dijo a la Fiscalía todo lo que conocía de Gustavo Villegas. Su testimonio fue clave para la captura del funcionario.
De la declaración de Julio Perdomo hay tres apartes que llaman la atención sobre los nexos de Villegas con la Oficina. El primero es que el secretario alertaba a los combos de las órdenes de captura en su contra, el segundo tiene que ver con los acuerdos entre la Secretaría de Seguridad y la Oficina de Envigado para el sometimiento de miembros de combos delincuenciales que luego eran presentados como capturas y logros de la estrategia de seguridad. Y el tercero, entre muchos apartes reveladores de la declaración de Perdomo, involucra al exalcalde de Medellín. Según el exvocero de la Oficina, Federico Gutiérrez evitó un primer intento de la Fiscalía para capturar a Gustavo Villegas. Ni más, ni menos.
En todas las declaraciones radiales en las que es cuestionado por la captura de Gustavo Villegas, su secretario de Seguridad, por nexos con la mafia, el candidato presidencial Federico Gutiérrez contesta con un tajante “eso no es cierto”. Y repite, como si se tratara de un guión, que a Villegas lo capturaron por no denunciar una extorsión de 170.000 pesos.
Además de favorecer su negocio familiar, Gustavo Villegas buscaba ser el próximo alcalde de Medellín para el periodo 2020-2023 con el apoyo de Federico Gutiérrez.
Agreguemos que este grave caso tiene otros elementos adicionales como:
Gustavo Villegas usó información privilegiada para evitar la captura de capos de la Oficina de Envigado.
El expediente judicial recoge una anécdota de Julio Perdomo, uno de los jefes de la Oficina de Envigado. En una de las reuniones de Gustavo Villegas con capos de la Oficina de Envigado, este les confesó que Federico Gutiérrez evitó su captura.
Después de llegar a un preacuerdo con la Fiscalía, Gustavo Villegas fue condenado a 33 meses de prisión.
Ahí tienen pues el candidato de Uribe, de Duque y el de todo el establecimiento oligárquico colombiano con sus ramas mafiosas.
En el siguiente enlace se puede ver el perfil criminal de Gustavo Villegas https://caracol.com.co/programa/2022/03/08/6am_hoy_por_hoy/1646745598_324486.html
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