El poder de las palabras

El poder de las palabras

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Quiero compartir con mis lectores una historia de otro de mis viajes, un viaje en el  que sin saber, ni conocer el poder que tienen las palabras, utilicé algunas que terminaron cumpliéndose y haciéndose realidad.

La familia de ex esposo, para fines de año, siempre organizaba un viaje a Santa Marta, era realmente emocionante reunirnos para pensar en cómo viajaríamos. En total éramos cinco familias sentadas tomando unas onces un fin de semana y haciendo planes para el famoso viaje de fin de año, siempre en esta actividad traíamos al presente las aventuras del viaje anterior, riéndonos de las anécdotas, de las peleas por la convivencia, era realmente divertido y lo cierto es que algunos de estos viajes nosotros como pareja nos involucrábamos  sin tener carro y con pocos recursos nos la ingeniábamos para no perder la oportunidad de viajar en familia.

Aproximadamente en el año 2005, no recuerdo el año exacto, casi siempre eran los 27 de diciembre de cada año, ese año mi cuñado quien tenía taxi para ese entonces, nos dio la oportunidad de viajar con él y la novia que tenía para ese entonces. Emprendimos el viaje de casi 18 horas. no existían las nuevas vías, ya en nuestro destino, nuestra querida y apreciada Santa Marta, disfrutábamos las diferentes salidas, todos los días teníamos un plan diferente, una playa diferente para visitar,  y ni contar de todo lo relacionado con la convivencia de eso también en otro momento contaré alguna que otra anécdota.

De este viaje lo que más traigo a contar, fue como estando en este viaje mi cuñado tiene una discusión con su novia y en su proceder le parece muy fácil decirnos a nosotros que el se devuelve para Bogotá y que nosotros resolvamos como nos devolveríamos, es decir en su pelea resultamos afectados puesto que nosotros éramos parte de sus pasajeros.

En vista de esto y envueltos en una situación en la que de una u otra forma nos afectaba porque no contábamos con recursos económicos para cubrir transportes de 4 de regreso a casa, impotentes de no tener nuestro propio carro de viajar, y desde luego una situación de esta nos termina afectando como pareja, mi ex y yo diferenciamos y nuestras hijas niñas muy pequeñas también preocupadas, decían “¿cómo nos vamos a devolver mami?”, “y entonces ¿qué vamos a hacer?”, y así surgían preguntas y preguntas. Fue en uno de esos momentos, ya molesta por todo lo que nos estaba sucediendo, que con gran fuerza de mi corazón y mente dije NO VOLVERÉ A SANTA MARTA SI NO ES EN MI PROPIO CARRO, no tengo porque tener a mis hijas pensando en cómo nos devolvemos en vez de estar disfrutando este viaje.

Les cuento que pasaron dos o tal vez tres años que no volvimos a viajar pero cuando nos unimos de nuevo a estas aventuras lo hicimos en nuestro PROPIO CARRO, recuerdo ese carro un sprint verde, disfrutamos mucho más este viaje porque ya era desde otra visión. Así es amigos lectores, con las palabras podemos crear o destruir, definitivamente  las palabras moldean la mente y son tan poderosas que pueden convertirse en una realidad como me sucedió a mí.

 

Las opiniones realizadas por los columnistas del portal www.laotravoz.co no representan la identidad y línea editorial del medio. Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

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Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

La Otra Voz
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