Colombia uno de los países del mundo donde es más peligroso defender el medio ambiente, ser líder social, ser mujer, defender los derechos humanos, defender las tierras, ser líder comunitario, ejercer el periodismo o tener abiertamente una orientación sexual no heterosexual, ser maestro, incluso profesar un credo distinto al judío cristiano. En general Colombia es un país donde no se puede ser, ni opinar. Nuestros vecinos se mueren de hambre ante un sistema político de idiotas, pero las y los colombianos morimos a manos de un sistema político elitista, caudillistay psicótico.
Ahora somos el décimo país con más muertes por coronavirusen el mundo, con un presidente presentador al que cada 10 minutos se le muere un ciudadano y el tan tranquilo y un fiscal que dice que su deber no es investigar amenazas, solo acusar o proteger testigos. Las cifras no mienten, y eso que somos más que cifras, somos más que los muertos que llenan los titulares sin nombre y sin historia, somos personas que diariamente estamos luchando por un país que no siga girando en un bucle interminable de violencia y muerte que amenaza los críticos de las elites y del status Quo.
Sí ,mueren más personas en atracos que por ser líderes sociales, pero esas vidas y todas las demás son valiosas y se pierden por que como cultura hemos caído en el aberrante abismo del delirio de pensar que la única vida que importa es la propia. Esa enfermedad mental que nos permite pasar de una noticia con masacres a la vida excéntrica de un artista extranjero sin inmutarnos, sin ningún pudor y solo propia de sociedades que han externalizado sus personalidades para sobrevivir en medio del dolor como un imperativo. Ya antes se dijo también, estamos enfermos de olvido, estamos enfermos de odio, estamos enfermos de arribismo, de desdén y de indiferencia.
Quienes dicen amar y quienes dicen proteger matan, inculpan, sabotean, extorsionan, amenazan a aquellos a quienes su boca dice amar y proteger; hemos construido jerarquías de la muerte, hemos estratificado la miseria, hemos sostenido con ese olvido y ese silencio cómplice en el poder a los más enfermos y delirantes personajes, que con sus palabras infectan todos los corazones que se los permiten. Plomo, muerte con justificación social, asesinatos preventivos, desapariciones forzadas, olvidos eternos, desplazamientos masivos, pobreza repentina y perpetua para quienes se opongan a seguir sosteniendo con silencio y apatía este maldito estado de las cosas, este estado del fracaso al que nos acostumbramos
y que nos impide exigir más.
¿Será que tenemos estrés postraumático colectivo? ¿Será que si se hace urgente una Psiquiatría General de la Nación? ¿Como curar esas enfermedades que nos aquejan de manera crónica y terminaran por matarnos a todos y todas? ¿Qué será lo que nos hace tan serviles, tan fáciles de manipular, tan fáciles de convencer, tan dóciles ante el horror?
Colombia …. ¿Está todo bien? O mejor ¿ qué está bien?¿ quien está bien? ¿ estamos bien?