La observación es una actividad del espíritu, mente y del cuerpo, que nos ayuda a tener una visión de la realidad. Muchas veces una realidad o versión diferente a la principal. Es importante no solo “pensar antes de hablar” también lo es “Observar antes de actuar” incluso, en varias ocasiones es mejor solo observar.
No siempre debemos tomar acción, podemos ser merecedores desde el ser sin hacer, algunas situaciones no necesitan o merecen acciones, el don de observar nos ayuda a centralizar nuestra energía.
Observar es entonces, una práctica maravillosa que nos regala miles de aprendizajes.
Es poder analizar sin prejuicios, sin ego, desde el amor infinito a nuestro alrededor y también internamente el qué, cómo, por qué y para qué, de ciertas situaciones, pensamientos, realidades, emociones, sentimientos y actitudes.
No se necesita entender, no todo tiene explicación, observar es justamente soltar o tomar la acción de ese algo, muchas personas reflexionamos luego de tomar acción, y es válido, el arrepentimiento es un maestro necesario en la vida de cada ser.
Observar desde el arrepentimiento es la primera lección para muchos, ¿Cómo sería tu vida si la ves desde otros ojos? Si no eres tú la que tuviera que decidir si no un “tercero” quizás las decisiones serían más acertadas, el ego no siempre es un buen consejero.
Observar objetivamente, por supuesto, es el reto. Y qué maravilloso es el don de observar, que nos permite encontrar diferentes versiones de nosotros mismos.
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