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Es la vieja estrategia del gobierno y su aparatos represivos y de «paz» culpar a la guerrilla de los conflictos sociales y las protestas. La huelga, el paro, las movilizaciones, los pliegos de peticiones y demandas que reivindican trabajadores, organizaciones sociales de todo tipo, mujeres, jóvenes y estudiantes, como indigenas, afros y campesinos, se les descalifica bajo el estigma de estar penetrados y dirigidos por la guerrilla. De esa manera la sacan barata, para esquivar la responsabilidad y origenes profundos de la inequidad, violencia paramilitar Estatal, crimenes de Estado (pasamos de falsos positivos a ejecuciones descaradas y abiertas de la fuerza pública contra los que protestamos- llámese pena de muerte). Paralelo a ello, se consigue desviar la atención sobre las motivaciones reales de las movilizaciones que vienen en alza desde 2019. Es lógico que la protesta escale a niveles de enfrentamiento ante asesinatos de Estado, la falta de negociación real con los diferentes lideres de la misma y ninguna respuesta a los pliegos. Por el contrario pauperización laboral, asesinatos oficiales de lideres, saqueo de recursos publicos, y cien etc mas. Se sustituyó el dialogo social por las balas oficiales y la estigmatización para penalizar. No existe institucionalidad creible. Todo fué coptado por la mafia – narca en el poder. Por lo tanto debemos realizar actos unificados masivos y pacíficos, para obligar a negociar conquistas por y hacia la democracia y un pliego para derrotar la inequidad, como caminos para la victoria en 2022. No queda otro camino.