Cuando el periodismo insiste en autosabotearse

Cuando el periodismo insiste en autosabotearse

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Un país con problemas repetitivos que afectan a la mayoría habitantes no merece tener la agenda noticiosa e informativa que hoy ofrecen los principales medios de comunicación. Un hecho particular sirve para enmarcar esta reflexión: el excesivo tratamiento que le han dado al asesinato del peluquero Mauricio Leal y su madre.

Si bien es cierto, en un principio la noticia causó impacto entre un grupo nutrido de personas del mundo del entretenimiento, y además funcionó para rellenar informativos con los hechos relevantes del día, pronto pasó a convertirse en un producto barato, amarillista y desalineado con las necesidades de agenda que Colombia merece desplegar en las franjas de hechos trascendentales para todos. Y aquí es claro que califico el tratamiento de la información, y no lo cruel de la situación para la familia de las víctimas.

Desde hace dos meses, diariamente se produce una alta cantidad de notas sobre el hecho y ahora, cuando la denominada “mejor fiscalía general de la historia”, capturó al responsable, la avalancha de transmisiones de las diligencias judiciales se da de manera ininterrumpida y simultánea en múltiples canales, como si se tratara de un hecho de impacto nacional. Obviamente, tengo que decir que es imposible aislarse de la situación porque la exageración de titulares tendenciosos generados desde hace dos meses sobre tema, si me hizo hacerme algunas preguntas como ciudadano y profesional de las comunicaciones.

La primera es: ¿cuál es el impacto e interés colectivo de este hecho sobre la vida de casi 50 millones de personas de un país? Según la Policía Nacional durante el año 2021 13.709 personas perdieron la vida en hechos violentos (homicidios) por diferentes causas. Es desequilibrado no pensar en darle siquiera el mismo espacio a un porcentaje significativo de esas familias y víctimas de la violencia multidimensional que afrontamos. Quedarnos en un hecho aislado del problema no contribuye a dar respuestas generales.

Es evidente que este hecho solo aporta morbo y sensacionalismo, recursos poco ‘nutritivos’ para una sociedad carente de argumentos para hablar de temas primordiales para la buena convivencia.

Otro interrogante que planteo: ¿Hasta cuándo repetir historias que terminan diluyéndose entre los fallos judiciales producto del sesgo por el ‘rigor informativo’? El caso de los estudiantes de los Andes, la muerte de Doris Adriana Niño e incluso el homicidio del futbolista Andrés Escobar, son por mencionar algunos eventos que han tenido excesivo despliegue de la prensa y que terminan en una curva de audiencia que da pena. En este caso, lo bueno es que el proceso fue ‘express’ si se compara con los anteriores

Y una inquietud más: ¿por qué no se les deja el tema a los periodistas de entretenimiento? Este segmento especializado de información bien puede tomar e interpretar los fallos judiciales que de ahí se desprendan. También, logran hacer cuestionamientos a las personas involucradas (amigos y familiares del reconocido estilista). Además, poder armar una historia que sirva de referencia para hacer una bionovela o una serie similar a la hecha sobre Gianni Versace, por cuenta de la plataforma de Netflix. Todo esto en los espacios diseñados para ello.

Sin temor a decirlo, hoy siento un poco de pena por las salas de redacción de los medios de comunicación y quienes la conforman, porque les ha faltado responder con altura a los desafíos que han trazado los estudios e historia del periodismo. Se ha notado incapacidad para poner cada cosa en su sitio dentro de las pautas del buen periodismo: criterios de noticiabilidad, alcance, contexto y trasfondo.

Los medios de comunicación tienen una responsabilidad de orientar la opinión pública hacia temas que son transversales a todos. Y si bien es cierto, que una situación particular sirve de referencia para visibilizar una problemática colectiva, en este caso se ha visto caer a los principales medios del país en recursos casi que pornográficos que nos buscan ampliar el círculo de la problemática, sino encontrar las vísceras de los muertos. ¿Suma esto?

Me podría adelantar a la respuesta de los colegas: es lo que la gente consume. Y la contra pregunta es ¿Nos hemos esforzado por darles otro contenido? Aquí claramente no hay una relación equilibrada, y en este caso toda la responsabilidad pasa a quien tiene el control de los medios, cuando se debería actuar con integridad para orientar temas coyunturales que impactan diariamente la vida de las personas.

Colombia es un escenario ideal para que el periodismo brille, impacte positivamente, trascienda y aporte al desarrollo (ese que tanto se les pide a los políticos en épocas electorales), porque tiene historias y personajes con alta riqueza e inspiración para despertar intereses que nos beneficien a todos. Sin embargo, el gremio parece empecinarse en contar lo obvio, repetir los cuentos y ‘chismes de peluquería y atragantarse de likes, que al final solo deslegitiman y hacen ver al periodismo como el ‘idiota útil del paseo’.

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