Por:
A LOS LADOS DEL CAMINO
Hierba que en campo de tarde se abre,
Reposa, calla; venera en profunda mesura,
De lejana la mirada, al campo lanza,
Bátela el viento, viento de arenas.
Y olas,
A picos y minas,
a botas y hambre;
sudor y sangre.
Allá, del monte muerto,
El campesino va bajando,
Y a son viene cantando, las suyas penas.