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Se trata de un hecho sin precedentes en Latinoamérica, propio de un Guinness Récords. Y ocurre en el Valle del Cauca. Nos referimos al caso inverosímil en el cual 55 agentes de tránsito deben poner recursos de su propio peculio para poder trabajar. La situación ha sido denunciada, pero hasta el momento, no hay soluciones.
Los funcionarios están vinculados a la Secretaria de Movilidad y Transportes y ejercen su labor en 21 de los 42 municipios pero, violentando los Convenios de la OIT, no gozan de ninguna garantía laboral.
SIN VEHÍCULOS
En primer lugar, no tienen vehículos para desplazarse y deben utilizar motocicletas de su propiedad para cubrir distancias que van entre los 50 y 100 kilómetros diariamente. Lo anterior pese a que hay 22 motos que fueron entregadas el 18 de noviembre del 2019 por la entonces gobernadora, Dilian Francisca Toro, y que hoy duermen en una bodega del municipio de Bugalagrande.
“No se justifica que debamos utilizar nuestros vehículos, los cuales se han ido deteriorando sin que la Administración Departamental responda”, dijo uno de los agentes de tránsito quien declinó que su nombre fuera publicado a raíz de la persecución de la que vienen siendo objeto por haberse afiliado a la organización sindical SUGOV.
Lo grave del asunto es que si se accidentan, la Administradora de Riesgos Profesionales (ARL) no responde ya que la obligación es que el gobierno provea de un parque automotor a quienes cumplen funciones públicas.
SIN VIÁTICOS
Los agentes de tránsito deben financiar su propia manutención pese a que trabajan para el Estado y, en estos casos, hay normatividad según la cual, deben recibir el pago de viáticos.
Cuando deben pernoctar fuera de Cali que es su base central, acuden a los cuerpos de bomberos u otras entidades que les brinden temporalmente alojamiento. “Hemos perdido la cuenta de las veces en que debimos dormir en el suelo, en condiciones inhumanas”, aseguró el funcionario.
El Secretario de Movilidad y Tránsito, Andrés Lañas, se niega sistemáticamente a autorizar el pago de los viáticos con lo cual, son los propios agentes de tránsito quienes—cuando no hay recursos en su bolsillo—deben hacer una y mil gestiones para agenciarse la alimentación.
SIN DOTACIÓN
Para el ejercicio de su labor en las vías, no cuentan con la dotación apropiada. Suministran lo mínimo, lo que de acuerdo con sus denuncias, los pone en peligro.
“Lo que nos entregan, no cubre lo que realmente dice la norma que debe portar un agente de tránsito. Hemos pedido dotación completa, pero hasta el momento, nada”, advirtió con preocupación el agente que, tras sindicalizarse, ha sido objeto con sus compañeros, de acoso por parte de las directivas de la Secretario de Movilidad y Tránsito. Les modificaron los horarios de trabajo y pese a que laboran fines de semana sin ningún tipo de remuneración extra, no obtienen los días compensatorios de Ley.
Así las cosas, el Valle del Cauca tiene otro motivo para romper los esquemas y es que sus agentes de tránsito, son los únicos en Latinoamérica que pagan para poder trabajar.