El legado Uribe

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A raíz del ingreso del narcotráfico como agente activo económico y político en Colombia, impulsado por una alianza narco-política, que determinó la toma del congreso, de las cortes, de los entes de control y llegó al ejecutivo nacional, se empezaron a generar unas conductas del ciudadano del común acordes a esta nueva realidad. En los inicios del narcotráfico, este se remitía a llevar a los países desarrollados marihuana, inicialmente, como lo reseña en su novela, Juan Gossaín: La mala hierba

Esta alianza trajo como consecuencia, además de la formación de grupos paramilitares, el lavado de activos, el despojo de tierras y en general una economía que depende en gran medida de esta actividad ilegal, unas conductas sociales que el país no conocía. Se nos impuso una nueva forma de pensar, debíamos aceptar tácitamente el comercio de alucinógenos, la sociedad empezó a tolerar tanto su exportación como a sus promotores. Colombia aceptó que había una nueva forma de vida que incluía esa economía. En muchos clubes de todas las ciudades empezaron a aceptar el dinero, a manos llenas, de los traficantes y sus promotores políticos. No hubo límites, ellos empezaron a ser la “gente de bien” y a imponer sus nuevas normas sociales.

El señor “ex”, elegido por la influencia directa de esa nueva economía y con la falsa bandera de acabar a la guerrilla (cosa que nunca hizo), se fue apoderando del país y relegando o convenciendo a los empresarios que patrocinaron su promesa de terminar con la insurgencia, para quedar solo él, con la ayuda de algunos áulicos, como máximo dirigente y “salvador” de nuestro país.

Ya la nación conoce las desapariciones, los mal llamados falsos positivos, asesinatos y demás delitos cometidos tanto por los narcotraficantes, los paramilitares y por el gobierno nacional de esa época reciente, por lo que no me referiré a estos hechos. Me centraré en analizar los cambios, para mal, en nuestro país y la realidad que hoy tenemos. Esta influencia perversa logró un deterioro en la sociedad que hoy algunos vemos, con horror, hasta dónde llegaron muchos compatriotas, mal influenciados y convencidos de que este accionar es el que debe reinar en nuestro país.

Ese cambio mental que logró el “ex” en las diferentes comunidades de colombianos, con el que logró que se pensara que lo ilegal era lo legal, lo indecente fuera catalogado de decente, lo grosero se tornara la forma habitual de comportarse, el abuso la norma diaria, el irrespeto a los demás colombianos que no compartían esa ideología, fueron unas de las manifestaciones de ese neofeudalismo fundado por Uribe. El irrespeto a la constitución y las leyes se volvió norma en la manera de gobernar de los últimos gobiernos derechistas, pero se agudizó desde Uribe hasta Duque.

En muchas regiones, otrora caracterizados por ser habitadas por gente honesta, el uribismo logró que esas personas se convirtieran en narcotraficantes, asesinos, depredadores de la tierra y que obedecieran sus designios a ojos cerrados. Se impusieron los dichos paisas de “yo voy por lo mío”, de que “plata es plata” y que no hay que tener lealtad en los negocios ni en la política ni en ninguna actividad social del país. Esas personas empezaron a irrespetar al ser humano de tal forma que no valía ninguna explicación ni escusa para que ellos dejaran en paz a sus compatriotas.

La ignorancia y el desprecio a la educación fueron la norma permanente impulsada por el “ex”, tanto que estudiantes y profesores fueron calificados de guerrilleros comunistas castrochavistas, por el solo hecho de pensar. Al él no le gusta que la gente piense, ni bien ni mal, solo no debe pensar, sino obedecer y opinar lo mismo que ese “mesías” que en mala hora llegó al poder en Colombia. En el balance de sus “realizaciones” no aparece ninguna universidad, no construyó ni amplió ninguna, por el contrario se las entregó a los clanes político-paramilitares de las diferentes regiones para que las esquilmaran y las debilitaran.

Utilizó a todas las religiones, sectas y hasta los ritos de los pueblos nativos para influenciar a sus feligreses y comunidades para que pusieran de su lado y apoyaran sus políticas. Tanto es así que los pastores cristianos y diferentes parroquias católicas del país dan instrucciones a su feligresía para que voten por los candidatos del grupo político del “ex” o sus aliados y como ellos obedecen ciegamente, pues es un caudal de votación seguro, sordo y ciego. En las regiones vallenatas ha sido tan grande su influencia que solo voy a recordar a uno de los mas populares cantantes de ese folclor y su famoso grito de “¡viva la tierra paramilitar!”

En la política hizo una revolución a la inversa; nos devolvió al feudalismo más oscuro, cooptó las cortes, los entes de control, el congreso, los diferentes legislativos de municipios y departamentos, tanto así que en muchas de esas poblaciones es imposible hacer política con ideas diferentes a las de Uribe y ni siquiera le permiten hablar a quien no comulgue con esas ideas. En cuanto a las altas cortes, hemos visto en los últimos días como se oponen a las reformas que benefician a la gente y otra de ellas le quita curules a personas elegidas con votos legítimos, sus curules. Ni que hablar de los entes de control, en cuanto a la fiscalía y procuraduría están en manos de personas abiertamente seguidoras del señor Uribe y obedecen sus designios sin tener en cuenta la Constitución ni las leyes. En la audiencia por el proceso por el cual está imputado, se cree con el derecho de tratar de “torcerle el pescuezo a la ley” y quiere que su voz y pensamiento sea el que los jueces acaten.

En la entrevista de la revista Cambio a David Murcia Guzmán, empresario del grupo DMG, que está preso, se nota el manejo que le dio y la obediencia ciega de diferentes estamentos del país. En las palabras del sentenciado, cuando preguntaba por el actuar de los diferentes actores: “son órdenes de presidencia”… (1). Y lo que no deja ver por miedo es mucho más de lo que muestra. Así gobernó el señor Uribe.

En la sociedad logró idiotizar a una gran cantidad de colombianos que lo obedecen y lo siguen como si fuera un “iluminado”. También muchos “líderes” de diferentes partidos y el suyo propio que se creen con la autoridad de atacar, ofender y vilipendiar a quien no piense como ellos y plantee opciones diferentes. Sus aliados políticos son tan “inteligentes” que sus “argumentos” se limitan al ataque personal, la mentira, la calumnia y el desprestigio de sus contrarios. Todo ello ayudado por los periodistas de los medios de comunicación que siempre lo han hecho, han impulsado su odio, sus políticas y le han tapado todo lo que él no quiere que Colombia sepa.

El reflejo de cómo volvió a Colombia lo vimos en el partido Colombia contra Brasil de las eliminatorias al mundial el 17 de noviembre del año en curso. Una niña de 15 años hija del señor presidente de la República, futbolista y aficionada quiso ver ese partido en el estadio, pero unos energúmenos patrocinados por dos alcaldes elegidos y una exministra, le gritaron “fuera Petro”, la siguieron grabando con sus celulares hasta que ella salió del Metropolitano con sus acompañantes. El odio promovido por el “ex” desde que inició su vida pública contra quien piense diferente fue el motor que utilizaron estos alcaldes electos y la exministra contra la jovencita, para tratar de demostrar un descontento con el gobierno actual. Después se supo, por varias redes sociales (hay que confirmar la veracidad de estas versiones), que este acto bochornoso fue orquestado con varios días de anticipación y según una persona que mostró su rostro en las redes sociales, dieron 10 mil boletas y camisetas gratis para quienes se comprometieran a gritar lo que se oyó. También se supo que el video fue editado en audio para que se creyera que fue gran aparte de los asistentes al estadio los que manifestaron su descontento con el gobierno, según esas mismas redes sociales (2).

En otras épocas se decía que uno debía por lo menos “ponerse colorado” o darle pena ante este tipo de hechos, pero otra parte de ese nefasto legado es que la desfachatez y cinismo de quienes roban y corrompen al país no tiene límites; lo hacen de frente retando a quien ose denunciarlos o que por lo menos los señale. Amenazan a sus denunciantes y para ello cuentan con esos medios de comunicación y seguidores ciegos y cómplices. Están tan seguros de la estupidez de la gente que se atreven a todo. Muestra de ello es que de ese mismo partido se vio una fotografía de dicha exministra levantándole la mano a quienes, al parecer, la aclamaban. Cabe preguntar: ¿Quiénes y por qué la ovacionaban? ¿Qué hizo ella que mereciera esa manifestación de admiración? ¿Nadie recordó, o no quisieron, los hechos que enrarecieron su paso por el ministerio? ¿No les importa la corrupción?

¿Uribe, que le deja al país ademas de muerte, desplazamiento y desapariciones de ciudadanos, la corrupción, su enriquecimiento y el de sus aliados empresarios y terratenientes, odio y sed de venganza, una sociedad descompuesta, colombianos enemigos a muerte de otros colombianos y una gran cantidad de estúpidos que defienden este legado?

La reflexión obligada es: ¿Cuánto tiempo va a tener que pasar para que el país cambie esa forma de pensar, que tengamos una sociedad con un mínimo de decencia que sepa elegir a sus gobernantes y representantes a los legislativos, que tengamos unas cortes, juzgados y entes de investigación y de control libres de intereses y corrupción, que, en últimas seamos una sociedad decente, democrática y moderna para que podamos dar ese salto al desarrollo que tanto hemos anhelado?

¿Será que si lo lograremos?, ¿Uribe si lo permitirá? esa son las preguntas del millón.

( 1) https://www.youtube.com/watch?v=0xl-hcTTq20

(2) https://www.youtube.com/watch?v=lpnbi1ten1Q https://youtu.be/IYfuM8MRTb8?si=ByFNlrnALYehKVnq

Fotografía oficial del perfil de Facebook

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