Antes de buscar que los demás sean como usted, averigüe quién es usted mismo.
Se terminó la semana del himno nacional, o sea, “cesó la horrible noche”. Aquí, cesó la horrible semana. Lo que en realidad quedó en la memoria fue la semana de las barbaridades presidenciales. Que Duque mete la pata más que futbolista en los guayos, es indiscutible. Solo a él puede ocurrírsele abrir una discusión entre neófitos y juristas sobre la aplicabilidad del artículo 4to de la Constitución Política de Colombia cuando hay un enfrentamiento de normas.
Se nos dice que Duque es despistado a veces, o casi siempre. Lo creemos. Pero ponerse a discutir con el pueblo una sentencia de un juez es indicativo de que está mal del tuste. Un presidente sensato, entendido como está de que la ley de garantías es estatutaria, objeta el artículo materia de la discordia o, de oficio, envía el artículo discutido para que la Corte Constitucional le haga la revisión previa de toda la estatuaria. Pero cuando tiene a esos ‘genios’ de asesores y esos ‘sabios’ como ministros, poco es lo que queda por hacer. En Colombia cuando hablemos de gobierno, en realidad, hablamos es de desgobierno.
Sobre el tema de la revisión previa fue interesante el comentario hecho por el constitucionalista –este sí de verdad, no improvisado por las letras de molde– José Gregorio Hernández, quien en forma sencilla y didáctica nos explicó a tirios y troyanos el alcance del artículo 4to de la Constitución y lo que el gobierno quería hacer para ‘mamarle gallo’ al control constitucional a fin de entregarle a los buitres del presupuesto todas las moneditas que necesitan para financiar sus espurias campañas.
En el siguiente enlace podrán ver lo mencionado:
–Por otra parte– quedamos absolutamente como rabitos sacados de una piscina (anonadados) al ver de lo que es capaz la imprudencia de un gobernante, al no haber echado a patadas a su ministro de Defensa, después de que este –de un codazo– sacó a su ministra de Relaciones Exteriores y resolvió casarles pelea a los persas o iraníes; lo que obligó al gobierno a rectificaciones internacionales. Pero como Duque de eso tampoco sabe, no entendió la gravedad de lo que había hecho el señor MaMolano, y en reconocimiento a su mala actuación, le impuso una condecoración de esas que él entrega a cualquier Macias.
Esta feria de medallitas nos recuerda el clamor de los niños en las procesiones cuando invocaban al párroco para que les regalara una medallita, ya fuera de la Virgen del Carmen, la del Perpetuo Socorro, la del Pilar, y –en el día del transporte– la de San Cristóbal.
Y como a Duque le sobraban otras medallitas, una, se la encimó a la presidente de la Cámara de Representantes: la ‘llanera solitaria’; otra al ESMAD de la Policía. El presidente estaba desprogramado y quería condecorar, y a fe que lo hizo mal, como es costumbre. La medallita de MaMolano se la otorgó como premio por haber sido posicionado como el peor ministro, según el reconocimiento que hiciera en días pasados la firma cifras & conceptos, en la más reciente versión de su panel de opinión, en el cual reconoce a MinBolillo, como el peor de los peores.
En Glasgow –a donde fue no sabemos a qué– el presidente hizo un oso de película, cuando es de público conocimiento que su gobierno y el de Bolsonaro son los más deforestadores de la galaxia. Ha debido llevar como invitada especial a la taladora distrital, o alcaldesa de Bogotá. No olvidemos la silbatina de que fue objeto durante sus intervenciones en esa ciudad escocesa. Duque le ha entregado a los cowboys de Lafaurie –o ganaderos que llaman– cuantas miles de hectáreas necesiten deforestar. Y lo mismo hizo con sus amigos los palmicultores –sembradores de la palma africana–. La fauna y la flora están huérfanas, pues Duque es el papá de las palmas y las vacas. Sobre este tema, chévere es conocer el vaciadón que le pegó nuestro amigo Juan Carlos Lozada (@JuanKarloslos) en una intervención en la Cámara de Representantes, cuando desnudó el papel de El Máximo Duque, y que nos permitimos hacer conocer en esta columna.
En este enlace puede ver dicha intervención
–Otra cosita– En este momento hay investigaciones que buscan esclarecer cuántas desapariciones forzadas y cuántos falsos positivos se hicieron durante el mandato del ilustre Pinochet, pero los entendidos en la materia nos dicen que el campeonísimo sigue siendo el mandato de Uribe Vélez. Nos preocupa que nuestro actual mandatario esté tratando de alcanzarlo.
Aun cuando parece broma –pero fue serio– el comentario del amigo Aurelio Suárez Montoya (@AurelioSuarez) en su artículo “Fui, vi y vendí” en su columna semanal, sobre el periplo por ocho países con el que Iván Duque ratificó cómo se comporta un vende-patria en el exterior. Sabemos que Duque después de que salió pitado de Glasgow y logró acariciarle los nudillos a Biden, se fue para los países árabes a tratar de vender lo poco que de Colombia nos queda, y no sabemos qué más cosas haya negociado, o prometido. Así como reparte condecoraciones en Colombia, en el exterior, acostumbra a feriar contratos.
Sabremos después qué tratados firmó y, obviamente, sus áulicos del Congreso –como es usual– se los refrendarán sin decir ni mu. La nación los tiene sin cuidado; los intereses patrios también; negocio es negocio, o como bien se dice: business son business.
–Y en la costa dirían: “Ajá… ¿y en esos business, CVY?”
–En materia judicial– Parece que a los políticos brinca-tapias uribeduquistas se les acabó la ‘mamadera de gallo’ con el cambio de juez, pues la Corte Constitucional acaba de ser precisa en el caso del cómplice de Uribe –el ex-representante Prada– cuando le dijo: mire chinito, el hecho de que usted haya renunciado a su cargo de Representante, no quiere decir que se nos escape a nosotros. Como sus metidas de pata ocurrieron mientras eran congresista, no hemos perdido la competencia y así las cosas nos encargaremos de su procesito nosotros. Por tanto, no le tocará a su amigo y pupilo del presidente –el señor Barbosa– seguir aplicando impunidad. A Prada le tocará quedarse juiciosito en la Corte.
Olvidábamos que otros de los condecorados por su lucha contra la impunidad fue el señor Barbosa, heredero de la politiquería de quienes se inventaron esa Fiscalía al acomodo del presidente. A él se le dio la condecoración porque rompió el récord Guinnessen materia de impunidad; pues ya va llegando al ciento por ciento. Recibió una impunidad del 95 por ciento para entregarla full, es decir, al 100.
¡Aplausos, señor fiscal, por su obra en beneficio de los delincuentes!
Hay que reconocer que a MaMolano le fue mejor que a todos porque, gracias a su pésimo desempeño, fuera de la medallita que le regaló el presidente-párroco, también su otro patrono –el dueño del grupo Aval– en su boletín oficial le hace este domingo una entrevista de dos páginas, mostrándolo como el mejor estratega, el mejor ministro, el hombre más sabiondo de este país. El grupo Aval acertó. Se equivocó fue el pueblo al juzgar a MinBolillo.
Y ya que de delincuentes hablamos, no sabemos si la vice y “el fantasma” ya se consiguieron abogado para las dulces palomitas que habían exportado a Haití con el fin de quitarles de encima al presidente de ese pequeño país caribeño. Le rogamos a la vice que emita un comunicado para que nos informe de la suerte de esos excelentes emisarios de buena voluntad capturados en el exterior.
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