La verdad antes de estos días nunca había escuchado mencionar el nombre del Chochó, un pequeño corregimiento de 7000 habitantes aproximadamente, cuya población está conformada en esencia por desplazados de la violencia en Colombia y está ubicado a 8 kilómetros de Sincelejo la capital del departamento de Sucre. Es de esos lugares que yo quiero conocer cuando la vida me lo permita. Lastimosamente el nombre del Chochó ocupó la atención de los medios después del 25 de julio del año en curso, día en que ocurrió la masacre de tres de sus jóvenes Carlos Alberto Ibáñez Mercado (26 años), Jesús David Díaz Monterroza (18 años) y José Carlos Arévalo (20 años) a manos de la policía, por estos hechos la comunidad del lugar y sus familiares se han manifestado de manera pública, clamando justicia, e informando que estos tres jóvenes eran inocentes y que no hacían parte de la banda ilegal Clan del Golfo como lo quería hacer ver la policía.
Coronel Núñez quería un falso positivo
El 25 de julio en un operativo a las afueras del Chochó la policía captura a Carlos, a Jesús y a José, les monta en una camioneta oficial y se los lleva de manera ilegal hacia Sincelejo, luego el coronel en el trayecto da la orden de hacer un desvío por una vía poco transitada, y allí en la parte posterior de la camioneta dispara a sangre fría a los tres jóvenes quitándoles la vida. Según dicen los policías que hacían parte del operativo y acompañaban en la camioneta al coronel Benjamín Núñez, este les dijo: después de acribillar a los tres jóvenes: “Por esto respondo yo”. Además, les dio indicaciones de entregar los cuerpos en la Clínica de Sincelejo y decir que habían sido abatidos en un combate por ser integrantes del Clan del Golfo. Es decir que, en la mente criminal del coronel asesino, ya había toda una película salida de la realidad con la cual quería justificar y desviar los hechos reales, para montar lo que bien se conoce en Colombia como unos “Falsos Positivos” es decir unas ejecuciones extrajudiciales. Con este hecho violento una vez más se evidencia la inversión de los papeles en nuestro país, puesto que los funcionarios que deberían imponer la ley, en su lugar cometen graves delitos, asesinan personas inocentes, alteran la realidad, los hechos, las escenas, inventando relatos de supuestos enfrentamientos, para quedar plenamente justificados en su accionar criminal y desviar las investigaciones, para además buscar impunidad. Esto es una infamia.
Colombia y un clamor por la verdad, la justicia y la paz total
¿Hasta cuándo en Colombia vamos a permitir que nos sigamos matando, que se asesine a sangre fría a personas solo por sospecha? Se supone que las fuerzas de seguridad del Estado tienen su razón de ser en proteger a la población en general, pero vemos como contra las gentes de estrato social de bajos recursos, como en el caso del corregimiento del Chochó, en Sucre la estigmatización lleva a extremos como el que se dio con esta masacre ocurrida el 25 de Julio del presente año.
Debemos reconocer que no todos en la institución de la policía son malas personas, ni todos aprueban las acciones ilegales de sus compañeros o de sus mayores, son muchas las personas de la fuerza pública honestas y cumplidores de su deber. Como lo vimos en este caso algunos de los patrulleros que hacían parte de esta operación y que fueron testigos del asesinato de los tres jóvenes por parte del coronel Núñez rindieron testimonio ante la fiscalía, asegurando que el oficial superior disparó a los jóvenes capturados y en total indefensión en la parte posterior de la camioneta.
En un llamado a la empatía, a la urgencia de cambio en beneficio de la vida, hoy Colombia entera debe de exigir justicia, verdad, reparación para las familias víctimas de este nuevo hecho que empaña el accionar de la policía nacional. Si bien hay que decir que la policía venía siendo víctima de un plan pistola por parte del grupo ilegal Clan del Golfo, hecho que debe ser rechazado por toda la nación, esto no puede justificar la matanza de personas inocentes. Es la policía quien debe de dar ejemplo de cumplimiento del deber en estricto acatamiento de los derechos humanos. El coronel Benjamín Núñez, hoy en fuga, no tenía por qué asesinar a tres jóvenes infringiendo la ley de esa manera tan vil y despiadada, Colombia es un estado social de derecho, hay leyes que amparan la vida y se deben acatar.
Deseo con toda mi fuerza que este gobierno del Pacto Histórico que ha llegado comience a sembrar las semillas de una sociedad en reconciliación, que abrace la Paz Total en toda la extensión de la palabra en todos los territorios que hacen parte de la nación colombiana.
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