Porque en Colombia la deshonestidad se condecora.
“Estudien vagos” dijo la senadora Mafe Cabal del privilegiado partido Centro democrático. Que ni siquiera sus colegas entendieron su mensaje; o tal vez lo importante es tener el título para ganar un buen cargo.
Así lo demostró la presidente de la Cámara de Representantes Jennifer Arias, quien lleva cuatro largos meses deleitándonos con sus habilidades. Con un talento natural para los escándalos, famosa por controversias como: la revelación que hizo (Pares) la Fundación Paz y Reconciliación, que según publicación del periódico El tiempo “su hermano, Andrés Eduardo Arias Ochoa, tiene una condena en Estados Unidos por narcotráfico” y su padre “un poderoso contratista del Meta que fue condenado por homicidio en 1993”. Un ejemplo de familia, gente de bien, digna del uribismo.
Pero estos antecedentes no son suficientes, ella tiene el privilegio de publicar en las redes sociales fotografías con una pistola. Es muy famosa por el video de “Anatolio, vote sí” durante el debate del Presupuesto General de la Nación, en el congreso.
Lo que condenaría a una persona del común, a ella le generó una condecoración por el mismo presidente de Colombia durante la ceremonia de conmemoración de los 130 años de la Policía Nacional (NAZI).
Una mujer, dirían las mamás “bien preparada” con una maestría de Gobierno y Políticas Públicas en la prestigiosa Universidad Externado de Colombia. Tan proactiva ella, que saltó a su nueva polémica por hacer plagio en su tesis de grado.
Ella, obviamente lo está negando, y refuta las declaraciones hechas por la misma universidad. Es indignante como esta señora, engaña al país y tiene un sueldo de 34 millones de pesos, mientras existen profesionales reportados en centrales de riesgo por ICETEX, regalando su trabajo o hasta trabajando en un call center para no morirse de hambre.
Cuántos estudiantes piden dinero en el servicio de transporte público, están cantando en la séptima, tocando instrumentos musicales en el túnel de Transmilenio en universidades o vendiendo dulces. Para que personas como esta mujer, gocen de los privilegios a costillas del país.
Esto refleja la corrupción y la pudrición del gobierno, en donde la palanca y las recomendaciones pueden más que la ética y la honestidad. Todavía no sabemos lo que le va a ocurrir, quizás nada, porque aquí hacen lo que les da la gana. Ella insiste en su inocencia y no tiene la vergüenza de renunciar, o como varias personas han comentado en Twitter “que no sabe ni redactar una carta de renuncia”.
Díganme ¿quién puede confiar en esta gente con sus antecedentes? Si hasta el mismo profesor Alain de Remes, profesor del trabajo, habló en Blu radio, y declaró “lo reconocí por la estructura de las frases, un texto de mi autoría. En el cual se hablaba de elección racional, estructura y cultura”.
La verdad, no creo que la universidad tenga tiempo y madera para hacer una acusación tan grave y sin pruebas. En este momento ella se debe estar sintiendo intocable, confiada, Esto me recuerda a la famosa Karen Abudinen, que se marchó tranquilita. Uno no le desea el mal a nadie, pero ojalá le anulen sus títulos, ahora sí “estudien vagos”.
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