Sumergida en el silencio una voz grita:
¡ justicia !
Es una madre que desde el campo no verá de nuevo a su familia, masacrados por la avaricia y las ansias de poder, despojada de sus tierras es obligada a perecer.
Hoy tus rios son de sangre y tus tierras tumbas sin nombre, desde lo alto el gobernante pone el pie a tus montes.
Tu pueblo llora con agonía, pero se levanta en rebeldía, te defenderá de quien te explota, te oprime y destruye.
Aún bajo el calor del sol y en la oscuridad de la noche, te digo mi tierra querida que:
¡No importa perder la vida en busca de la libertad, igual mi alma se irá al cielo y mi pueblo verá la paz!