Para la gente decente las ideas políticas no se cambian por burocracia, se mantienen a pesar de ella.
El obituario con el cual comenzamos esta columna es indicativo de la pobreza del Partido Liberal (@PartidoLiberal) y de la situación actual del país. Merece, en las actuales circunstancias, un premio al mejor trino del año, puesto que –mirando la zarzuela desde la platea– resume muy bien aquello en lo cual se ha tornado nuestro querido liberalismo. Los abuelos de Germán distinguían entre godos y cachiporros, su diferencia era tanto ideológica como de principios, pero ahora el único criterio orientador es el del almuerzo, evento al que asisten los dirigentes partidistas y en el cual les convencen de que la razón la tiene el oponente de alguien y no el ideario de la colectividad a la que pertenecen y dicen representar.
El patricio dominante –expresidente de la República y confesó neoliberal– resolvió decirle a sus copartidarios que el hombre de las galletas es Federico Gutiérrez, alias ‘Fico’, olvidando que dentro de los aliados de este hay muchos admiradores de los herederos de Pablo Escobar y sus mariachis, los mismos que segaron la vida de Luis Carlos Galán Sarmiento, mentor de César Gaviria. Lo más grave es que muchos liberales ya comenzaron a limpiar sus rodilleras para salir en procesión a acompañar a quienes dicen “‘Fico’ sí, el otro no”. A los organizadores de este festín les importa un pepino contradecir sus ideologías y valores, porque lo chévere es la burocracia y, de salir elegido ‘Fico’, el 7 de agosto atenderán cumplidamente el banquete para ingerir los cargos públicos y el presupuesto del Estado. Lo relatado no es nuevo ni debería sorprender; en las últimas cuatro legislaturas, cuando los gaviristas votaban apoyando las propuestas de Iván Duque en el Congreso, salían momentos después a cobrar la retribución en los contratos para sus huestes. Entre las intervenciones que nos gustaron por su entereza y claro rechazo a la propuesta anti-liberal de Gaviria, vale la pena destacar la de Juan Carlos Losada (@JuanKarloslos), que pueden ver acá.
Y hablando de lagarterías, porque no puede decirse otra cosa sino eso respecto de la actitud del ex-consejero presidencial Emilio Archila quien aspiraba a ser elegido como decano de la facultad de Derecho de la universidad Externado para –entre otras cositas– montar allí un baluarte peñalosista que le permitiera a su primo Kike conseguir los votos que no obtuvo en su lánguida aspiración presidencial. El Amadís de Gaula o caballero que derrotó al lagarto Archila fue el abogado y columnista Ramiro Bejarano (@RamiroBejaranoG), quien logró poner de patitas en la calle a este dinosaurio y comodín de su primo en cuanto sobrante se encontraba en el camino –recordemos que Emilio fue delegado por Enrique en casi todas las juntas directivas de las que hacía parte como alcalde mayor–. Ojalá alguien tenga una vacante por ahí de cualquier cosita para que Emilio no quede desempleado, en el entretiempo, aplausos de pie para Bejarano .
–Cambiando de tema– Bogotá es una ciudad rica y eso lo sabe bien Claudia López, quien tiene dinero para tirar, regalar y dilapidar. Hemos visto una nueva explosión de ‘tachecitos’ de colores y dibujos en el pavimento con tres o cuatro bolardos plásticos alrededor, no sabemos con qué objeto pues la mayoría de estas “intervenciones” solo estorbo hacen. Si usted no tiene nada que hacer, dé un paseo para ver el estado de deterioro de la ciudad y cómo, en vez de tapar huecos o mejorar los andenes, hacen esto. Cada pendejadita de esas, vale unos millones y sumadas, representan una cantidad que bien podría invertirse en otros asuntos apremiantes, pero no, se ejecutaron en dibujos para entretener a la alcaldesa. La plata de los impuestos es para invertirla con estricta observancia a criterios de necesidad y utilidad, por lo que quisiéramos saber cuál ha sido la justificación de estos proyectos y a quiénes se les han adjudicado los contratos de obra. A la alcaldesa le tendrá sin cuidado nuestra inquietud por la destinación del dinero que es de todos y que debe ser invertido en beneficio de todos, pero para nosotros, en tanto ciudadanos y contribuyentes, el asunto es de la mayor importancia.
Lo que más risa nos da son las manifestaciones de los (pocos) seguidores y (muchos) áulicos de Claudia López, quienes afirman que se han “construido” decenas de kilómetros de ciclorrutas. El truco es simple: encuentran una vía ancha, le quitan un carril y emplean el borde del mismo para pintarlo de azul, fijar bolardos y nombrarlo “carril exclusivo para bicicletas”, “bicisenda” o cualquier otra denominación absurda. Estos funcionarios nos recuerdan de la canción Volare –Y me pintaba las manos y la cara de azul / Y de improviso el viento rápido me llevó / Y me hizo volar en el cielo infinito–, seguramente creen que con estos caminos azules los bogotanos podrán volar. Solo nos resta pedir un favor: señora alcaldesa, deje de mentir, con cada semana que pasa se engrosa la lista de sus falsedades, así como la refrendación que de estas hacen los concejales otrora peñalosistas y ahora, aliados suyos.
Esta semana que terminó dejó a Diego Molano contra las cuerdas. Habría valido la pena sacarle unas fotografías para dejar registro de la piedra que tenía el día del debate de moción de censura. Esa mañana puso a prueba su absoluta incapacidad para responder a la bancada de la oposición. Daba vueltas en su propio herrón como un trompo y se elevaba a las nubes. Habló de patriotismo, de lucha contra las drogas y de defensa de la institucionalidad, pero no de bajas civiles ni del principio de distinción ni de la vigencia de instrumentos internacionales en materia de derechos humanos. Lo que quedó claro tras el debate es que, a juicio de Mamolano, la respuesta al conflicto interno es más plomo y de eso hay de sobra. A su lado en el hemiciclo estuvo el general Zapateiro, quien parecía recién llegado de Melmac, cubierto de medallas y demás adornos que se usan en las festividades de los cuarteles. La moción de censura demostró, una vez más, la pobreza del gabinete de Iván Duque. Nos habría encantado ver al sub-presidente durante el debate, sentado en la silla presidencial comiendo palomitas y gritando ocasionalmente “¡Ajúa!”.
Adenda: Como película de suspenso, ni más ni menos, fue el proceso contra el innombrable y las apuestas que se cruzaban de un lado para otro sobre si habría o no preclusión. Los seguidores de Uribe se comían las uñas, mientras que los seguidores de Iván Cepeda aplaudían. Lo cierto es que quien sacó pecho y puso la cara por la recta administración de justicia fue la juez 28 de conocimiento, su decisión merece la Cruz de Boyacá, pero otorgarsela constituirá una ofensa pues compartiría “honor” con el senador Ernesto Macías.
Adenda dos: A oídos de nuestro periodista de cabecera, Francisco Cristancho R, llegó el chisme de un bodrio que se está emitiendo los domingos en la noche. Su nombre es “Testigo Directo”, y aunque –al parecer– intenta parecer “periodístico”, más se acerca a aquella frutita de cáscara verde delgada y semilla jugosa, que se debe disfrutar succionándola repetidamente: el mamoncillo.
Ñapa: Como mayo es el mes de la madre, al padre le adjudicaron junio. Vamos a ver si de aquí a allá algo hay aún para celebrarle al padre –criollo– del neoliberalismo y, a su vez, asesino del partido Liberal. Estaremos en primera fila.
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