Después de lo ocurrido el 13 de marzo durante las votaciones para escoger los integrantes del Senado y la Cámara de Representantes, el fantasma del fraude es una realidad que no debe descartarse desde las filas del Pacto Histórico. Afortunadamente en aquella fecha la reacción fue inmediata y las denuncias se hicieron sentir desde el mismo momento en que se hicieron evidentes las irregularidades en más de 30 mil mesas restándole casi un millón de votos a las listas del Pacto Histórico que logro obtener 20 cupos en el Senado de la Republica después de que fue demostrada la maniobra del Registrador y su tren de funcionarios salidos de las entrañas del uribismo infiltrado en todas las instancias del sistema electoral colombiano.
En las votaciones del 29 de mayo sucedieron otros manejos oscuros que impidieron que el candidato Gustavo Petro alcanzara porcentajes de la votación superiores al 46%, pues de manera soterrada se trasladaron más de 600 mil sufragios de los reunidos por Gustavo Petro al candidato Robolfo Hernandez con el fin de que este superara a Federico Gutiérrez, el candidato de la ultraderecha que gozaba de todo el respaldo del establecimiento oligárquico representado por el regimen uribista de Ivan Duque.
No obstante, la supuesta neutralidad del actual Registrador, señor Alexander Vega, una ficha de las mafias neo paramilitares de los Llanos orientales, sus movidas están colocando en riesgo el resultado en condiciones de transparencia de las votaciones de la segunda vuelta presidencial.
De manera reiterada este funcionario se ha negado a la auditoría a los programas de conteo electoral.
Gustavo Petro ha señalado en las últimas horas que nuevamente la Registraduria ha rechazado la auditoría técnica del software de escrutinio de la empresa Disproel, aduciendo que es privado, lo que en la práctica es un descarado desacato de un fallo judicial del Consejo de Estado.
Con anterioridad Vega había dicho que estaba dispuesto a que todos los programas fueran auditados por las dos campañas, pero ahora cambio de opinión ya en vísperas de las votaciones indicando que hay dizque una limitación real para ejercer la auditoría. Se trata entonces de la negativa a acceder al llamado Código Fuente de la empresa Disproel encargada de sumatorias y conteos finales.
Lo cierto es que para realizar una auditoría es imprescindible revisar y entender cómo funciona el código fuente del software porque lo demás es simplemente la recepción de un resultado final de calculadora.
Vega, el Registrador, afirma que no se puede acceder a la herramienta original del código fuente, es decir al lenguaje mismo del programa de conteo y sus fórmulas, sin vulnerar los derechos de propiedad intelectual del contratista. ¡Qué tal la barbaridad de esta mafia de espesura!!!!!
Lo único real y objetivo en las actuales circunstancias es que se necesita una auditoría integral que de trasparencia tanto al conteo como al escrutinio.
En esas circunstancias es necesario mantener prendidas todas las alarmas y alertar a miles de testigos y de activistas sociales para que estén atentos a lo que está cocinando este Registrador cuestionado desde mucho tiempo atrás por sus actividades contrarias a la ley y a la democracia colombiana.
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