Acabamos de presenciar el fenómeno que se dio el pasado domingo en las elecciones de Ecuador y pareciera una advertencia del universo que nos invita a concentrarnos en lo importante, la izquierda siendo mayoría en primera vuelta, teniendo todo para ganar la Presidencia, fue la gran derrotada al no ser capaz de internamente llegar a acuerdos y fortalecerse; sorprende que algunos sectores no entendieran el retroceso al que conllevarían sus decisiones, perdió el país. Nosotros estamos en un momento crítico de la historia donde la nación ya no aguanta más; Colombia maltratada por la política de guerra, de evasión a la justicia, de los perfilamientos, del despilfarro, de la mentira, del miedo, la violencia y la muerte, política que parece agudizarse cada vez más, clama un cambio. Talvez esa preocupación de concentrarse en lo importante por parte de un segmento de la ciudadanía ha desencadenado la reacción ante la actitud de algunas candidatas que compartieron sus aspiraciones; si bien las últimas postulaciones a la presidencia por parte de mujeres han causado toda clase de polémica y el rechazo de muchos, se puede asegurar también que el viaje de la participación política y en general de las diferentes luchas de las mujeres se ha dado sobre un camino pedregoso, a paso lento; una carrera que se sigue emprendiendo en desventaja pero que recoge sus frutos. El cambio se construye con la mujer y que tengamos representación femenina amplia en los escenarios de toma de decisiones es positivo para el país, no solo porque evidentemente se ha gobernado y legislado muy mal hasta ahora, sino también porque lo merecemos, somos más del 50% de la población y aún las decisiones se toman sin nosotras.
Hacen parte del pacto histórico diferentes mujeres que han demostrado su preparación, capacidades, ideas e innumerables virtudes y se espera que se unan muchas más de todos los sectores. Hoy quisiera referirme a dos de ellas por su trayectoria y tesón, dos mujeres que no han parado de trabajar por nuestro país y que muy bien podrían ocupar el cargo de Presidenta y/o Vicepresidenta como efectivamente fue su aspiración en el año 2014, mujeres a las que pocos y pocas pueden enfrentar en un debate serio sobre los diferentes temas que nos afectan, mujeres a las que les debemos tantas luchas y que merecen, en caso de que la lista a senado se acuerde de forma cerrada y cremallera, ir a la cabeza.
Una de ellas Clara López Obregón, Economista egresada de la Universidad de Harvard y Abogada de la Universidad de los Andes, ha ocupado cargos importantes como: Concejal de Bogotá, Secretaria de Gobierno, Alcaldesa encargada, Contralora, Ministra de trabajo; también ha sido Aspirante a la Presidencia en varias ocasiones y fórmula vicepresidencial del hoy senador Gustavo Petro, candidata a la Alcaldía de Bogotá y profesora de las Universidades de los Andes y del Rosario, entre otros; fue la primera mujer en dirigir un partido político en Colombia (El Polo Democrático en 2011), su forma de hacer política se ha caracterizado por estar dispuesta a hacer acuerdos y aportar con sus ideas y propuestas sin necesidad de figurar, defensora de la implementación de los acuerdos de paz, afirmaba en 2018 que construir país consiste en “poner en el centro los acuerdos y trabajar sobre lo esencial para la comunidad”. Está del lado de las causas sociales, está de acuerdo en apoyar a un candidato único para ganar la Presidencia en la primera vuelta y paralelamente obtener un número importante de representantes en el congreso que permitirá gobernar y lograr transformaciones reales en el país; esto en base a un programa progresista. Sostiene que el Pacto Histórico es “Una voluntad política de congregar para cambiar”. Una de sus luchas ha sido combatir la violencia contra la mujer obteniendo avances como la apertura de las primeras casa refugio en Colombia para mujeres víctimas de violencia sexual y su ampliación en las diferentes localidades, lo que permite proteger la vida no solo de las mujeres amenazadas por sus cónyuges, si no también la vida de sus hijos; a su vez hizo posible el llevar a las comunidades proyectos de capacitación, educación sexual y concientización para enfrentar todo tipo de violencias. En su amplia trayectoria ha sido consultada siempre su opinión en temas económicos, sociales y sobre los acuerdos de paz.
Por otro lado está Aída Avella Presidenta de la Unión Patriótica (UP), pedagoga y psicóloga egresada de la Universidad Nacional, líder sindical quien contribuyó en la creación de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores de Colombia), Representante de la Unión Patriótica en la Asamblea Constituyente de 1991, Concejal de Bogotá en dos periodos, quien tuvo que exiliarse en Suiza por 17 años después de un atentado que sufrió en el norte de la capital del país por un grupo paramilitar, Aida regresó por una semana a Colombia y recibió la propuesta de ser candidata a la Presidencia en representación de su partido (UP) y no pudo negarse, en 2014 sufre otro atentado en Tame Arauca esta vez por el ELN y ese mismo año se convierte en la fórmula a la vicepresidencia de Clara López; desde el 2018 es Senadora de la República. Defensora de los derechos humanos, el medio ambiente, la paz, la hemos visto en duros debates desde el congreso con la inteligencia, el claro conocimiento de la historia y toda su fuerza transformadora y también desde los territorios, ella incansable, hace presencia en el lugar que las comunidades la necesitan.
Si bien es importante concentrarnos en una alianza alternativa que nos lleve como fuerza progresista a ser poder y cambiar nuestra cruel realidad, no está de más resaltar que tenemos dos mujeres ejemplo de seriedad y compromiso para hacer política, que no hacen negocio con sus ideales y que han sido completamente coherentes con su discurso y su carrera; también, no sobra decirlo hay otras muchas que cuentan con las capacidades necesarias en cuanto a liderazgo, conocimiento de país y propuestas se refiere; qué la representación en el congreso a la que se aspira en 2022 tiene que lograr un equilibrio, es decir muchas más mujeres han de unirse como candidatas para que sean ellas las que tengan activa voz a la hora de legislar. Qué los liderazgos femeninos son fuertes y bien intencionados y que si existe una estrategia de desunión vamos a ser capaces de detectarla y rechazarla sin ver cómo enemigas a todas las mujeres, sin colaborar para que las luchas femeninas se deslegitimicen.