Lo peor que les podría pasar a los animales sería convertirlos en racionales para que terminen comportándose como seres humanos.
De la que se salvaron las perritas de nuestra casa con la quemada que se pegó Anastasia Rubio Betancourt en las elecciones del pasado domingo. Esta francesa –por parte de tía Íngrid– afirmaba que, de llegar a la Cámara, propondría una ley para dar los mismos derechos de los seres humanos a los animales. A esta señora no le bastan los animales que votan por ciertos congresistas y ahora quiere que, en vez de algunas ratas elegidas por los humanos, con el voto de los animales se elija a uno que otro conejo. Y ya que de locuras de algunos aspirantes, de recién elegidos y de congresistas en ejercicio estamos hablando, tendrá que hacerse un código penitenciario especial para los parlamentarios, pues al ex-senador Pulgarcito no le gustó que lo manden a una cárcel común y quiere quedarse en la cárcel-casino del Batallón La Popa. Su molestia se hizo pública tras conocerse la decisión de un juez que ordenó su traslado a la cárcel La Picota, pero él, como buen uribista, planea torcer la justicia y que nadie lo moleste. Así como parece requerirse una norma especial para los aforados condenados, habrá de crearse un batallón de casinos militares para que estos allí descansen.
Como cosas se ven en este país –que bien vaciado está– conocimos por La W que el ministro Mamolano –superior jerárquico de todos los bolillos del país– habría autorizado la suscripción de un memorial de entendimiento entre el Estado colombiano y un grupo de ex-funcionarios italianos, que por la parte colombiana y en representación de la Armada Nacional firmaron los ex-paracos alias Don Antonio y alias Tolemaida. El contrato tiene por objeto la adquisición de varios submarinos, imagínense, aburrido de jugar con aviones, el ministro quiere que le presten unos submarinos antes de despedirse del cargo. El país está en quiebra y el ministerio de Defensa no deja de gastar. Algunos proponen que para controlar el gasto de Molano habrá que nombrarse de forma transitoria en el ministerio de Hacienda y desde allí podrá explicarle al país cómo piensa financiar sus fantasías guerreristas.
Por estos días andan felices en la Casa de Nariño, pues después de la arrodillada de Iván en la Casa Blanca, Biden ‘premió’ a Colombia como país aliado estratégico no-miembro de la OTAN, o lo que es lo mismo, bodega de reservas de guerra. Lo que no precisan los áulicos del sistema es si eso de ser aliado estratégico nos obligará a ser bodegueros del desperdicio bélico de los Estados Unidos. El día que los rusos quieran mandar cohetes más allá del charco, tendrán un país preciso para jugar al tiro y blanco, gracias a la lambonería de nuestros gobernantes de turno. Quienes veían televisión el día en que Iván Duque fue a la Casa Blanca escucharon un scratch scratch en la transmisión y muchos quedaron intrigados por ese sonido tan extraño. Luego se supo que el ruido provenía de las rodilleras de Iván Duque cuando entró al Despacho Oval, y es que fue mucha la arrodillada que tuvo que hacer para que le invitaran a tomarse un tinto.
Siguiendo con Estados Unidos, hace unos días llegamos a la conclusión de que Guaidó es ahora ex-presidente de Venezuela, pues la reunión que sostuvieron los enviados de Biden y el gobierno venezolano con sede en Caracas tuvo como punto inicial que el presidente es Maduro y no Guaidó y parece que no hubo mayor oposición por parte del gobierno estadounidense. Los idiotas que fueron a armar la revolución desde Cúcuta en asocio con uno que otro paramilitar se quedaron con una fiesta a medias y sin los regalos. No sabemos a quién nombró el presidente Guaidó durante su artificial mandato como embajador en Colombia, sea quien haya sido ahora es ex-embajador de Venezuela en Colombia. Más productivo fue el gobierno de Sancho Panza en la Ínsula Barataria que el de Guaidó en la tierra prometida.
Ante la noticia de la “distinción” como socio estratégico de EE.UU., el congresista Iván Cepeda está exigiendo que el presidente Duque explique cuáles son los alcances del compromiso que adquirió Colombia y en qué medida compromete nuestra seguridad. En eso tiene toda la razón Iván, no pueden seguir negociando la soberanía de este pequeño pedazo de tierra cada vez que invitan a su presidente a tomar té a alguna parte.
En el curso de la semana comentario ha sido la suerte de las curules para las víctimas, cuya creación y designación se vio dilatada por los malos cálculos que el otrora presidente del Senado y hoy cabeza de lista del Partido Conservador a esta corporación, Efraín Cepeda, hiciese respecto del quórum decisorio. Por muy religioso que sea, ni su Dios ni la Corte Constitucional estuvieron de acuerdo y decidieron impartir legalidad a estos nuevos escaños. El señor Cepeda, con hábiles medidas tinterillescas, se negó a firmar y enviar para su publicación la ley que daba vida a estas circunscripciones especiales. Esto no sorprende –o no debería sorprender a nadie–, pues a los conservadores nunca les ha gustado la paz. En la sentencia que declaró exequibles las curules para las víctimas, la Corte tuvo que enseñarle al presidente del Senado como sumar, restar y contar. Bien por la Constitucional que le jaló las orejas a Cepeda y dejó en evidencia la ignorancia que prepondera en el Congreso.
Desafortunadamente poco pueden hacer los jueces para detener la cooptación de estas curules por parte de victimarios o de sus herederos, como es el caso de Jorge Rodrigo Tovar, hijo del mayor victimario de la Costa Atlántica y quien aspira a representar a los que fueron victimizados por su padre.
Cambiando de tema: ¿cuándo aprenderán nuestros comunicadores chisgarabises a usar el término presunto cuando es necesario? Lo mismo para el supuesto. Señores periodistas, cuando alguien denuncia a otra persona, es sindicado por esa persona, no es un “presunto sindicado”. Hay algunos que aún afirman que Pablo Escobar era un “presunto narcotraficante” o que si una mujer pide un divorcio, lo hace a su “presunto esposo”. El uso y abuso de estas palabras son indicativos del bajo nivel cultural de quien realiza el acto de informar.
Regresando a lo que tituló la prensa esta semana, con gran despliegue el diario del Grupo Aval sostiene que hay cinco errores graves en el tren a Barranquilla. Para afirmar lo anterior, acoge la opinión de Juan Manuel Caicedo Ferrer, quien criticó con vehemencia la propuesta de Gustavo Petro de unir a la costa pacífica con la atlántica mediante una vía férrea. Olvida don Juan Martín ‘Naricitas’ que se trata de una mera propuesta del candidato para la cual no se ha hecho ninguna inversión y por tanto, tampoco ningún estudio como lo esperaba Cyrano. Sin embargo, Caicedo aplaudió en su momento el fantasma del metro elevado de Peñalosa, con el cual se botaron a la basura dos veces la suma que Karen Abudinen desperdició con sus amigos: 140.000 millones de pesos. ¡A la basura! Y don Cyrano no ha dicho ni pío. No hay estudios en detalle, y ya se habla de segunda y tercera línea cuando la primera no tiene ni una sola estación, pero ahí sí Camacol y la Cámara Colombiana de Infraestructura prefieren guardar silencio. ¿Por qué?, se preguntarán algunos. La respuesta puede ser muy simple: Caicedo y Peñalosa han trabajado juntos en varias oportunidades y Petro es el más directo contradictor de Peñalosa. Mira, Juan Martín, como se dice coloquialmente, no metas las narices en donde no te están llamando, porque lo que ha hecho Gustavo Petro es una propuesta pero no se ha gastado en ella ni un solo centavo, mientras que tu amigo Peñalosa sí se gastó más de un peso.
Adenda: Y desde Argentina, nuestro corresponsal Francisco Cristancho, nos informa que allí también barrió el Pacto Histórico, sobrepasando por mucho el 50% de la votación para consolidar a Carmen Felisa Ramírez en la curul de colombianos en el exterior. Otro golpe contundente contra el uribismo, y prueba fehaciente de que los colombianos –por dentro y por fuera– están abriendo los ojos.
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