Desde hace varios meses el ministro de Defensa, Diego Molano, el peor calificado por la opinión pública, que lleva muchos meses en el ojo del huracán, enfrenta varias tormentas. Las revelaciones sobre un falso hackeo a las páginas del Ministerio, como parte de una manipulación de la opinión y su grave error al invadir las competencias del Ministerio de Relaciones Exteriores calificando de enemigo a Irán, país con el que tenemos buenas relaciones, hacían pensar que sus días como alto funcionario podían estar contado. A eso se suma el escándalo de haber recibido la Orden del Mérito Militar Cruz de la Fuerza Aérea recientemente, sin que se sepa cuáles son los méritos para esa distinción. Bueno, tal vez califiquen como tales el ser un verdadero avión para eludir sus responsabilidades como las que se le endilgan al bombardear campamentos de las disidencias a sabiendas de que allí había niños y luego tratar de justificar esa acción diciendo que eran “máquinas de guerra”. O quizás la avionada de contratar con sus antiguas colaboradoras en el ICBF(ahora contratadas para el rídículo programa del autohackeo) y nombrar como asistente personal en su despacho al esposo de una de ellas.
Pero andar por las nubes en materia de medallas no fue suficiente para el doctor Molano. Ahora le correspondió otro honor más terrestre y 11 de noviembre fue agraciado, junto con otros funcionarios, con otra condecoración, esta vez entregada por el propio jefe del estado con motivo de los 130 años de la Policía Nacional.
No fue ese servidor el único en ser condecorado. También recibieron ese honor la presidenta de la Cámara, Jenifer Arias, el ministro del Interior, Daniel Palacio, la superministra María Paula Correa y el Fiscal General Francisco Barbosa.
Toda una feria de medallas, apenas superada por la profusión que ha tenido la Cruz de Boyacá, tan devaluada que se le da casi automáticamente a todo el que pase por el alto mando policial o militar(la han recibido, entre otros almas tan piadosas como Nicasio Martínez, Juan Pablo Rodríguez Barragán y Eduardo Zapateiro), aún a riesgo de convertirla en un falso positivo condecoracional, y sin mancharse ni romperse también adorna el pecho del expresidente del Senado Ernesto Macías, caracterizado por sus jugaditas y por haber hecho surgir de la nada un diploma de bachiller.
Pero bueno, estamos en Colombia y una medalla no se le niega a nadie. Por eso, yo que pertenezco a esa selecta minoría de los que no hemos recibido ninguna, propongo que se den otras, no importa que algunos de los homenajeados repitan. Aquí van algunas que son más que merecidas:
Para Iván Duque Márquez: la Gran Orden del Títere y la Gran Cruz del Ñeñe Hernández.
Para Álvaro Uribe Vélez: Medalla al Mérito Ubérrimo en el grado de Matarife Mayor.
Para Diego Molano: la Cruz Máquina de Guerra con Licencia para Hackear.
Para Marta Lucía Ramírez: una condecoración memofantásmica envuelta en papeles de pandora.
Para el exfiscal Néstor Humberto Martínez: la Orden Cartel de la Toga y la Cruz Odebrecht en grado Navelena.
Para Ernesto Macías Tovar: La Gran Cruz del bachiller “horroris causa”, con jugadita.
Para el general Eduardo Zapateiro: la orden “Popeye”, el Mariscal de la Mafia.
Para María Fernanda Cabal y Ernesto Lafaurie: la medalla de plomo de la gente de bien y las menciones Tal para cual y Uribe los cría y Duque los junta.
Para el general Mario Montoya: 6402 cruces chorreantes de litros de sangre tipo AUV falso positivo.
Para Andrés Pastrana la Orden Lolita Express en el grado de corruptor de menores Epstein.
Para Margarita Cabello Blanco la Gran Orden Cárceles en Llamas Modelo 2020 y de ñapa una procuraduría.
Para la Policía Nacional: Medalla Diego Felipe Becerra en el grado Crimen y encubrimiento grafitero y otras hazañas en modo Esmad.
Para Jenifer Arias la Orden No al Plagio, compartida con su compañera de tesis.
Para Lisandro Manuel Junco Riveira, Director de la DIAN, la supermedalla Paraíso Fiscal 2021.
Para Juan Daniel Oviedo, Director del DANE, la Cruz Voz Gomela al 1000%.
Dejo a la imaginación de nuestros compatriotas la mejora o complemento de esta selecta pero incompleta lista.
