Brutal acoso

Brutal acoso

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studio, recoding, record

Como si no hubiera sido suficiente con la guerra que ha consumido a Colombia por más de sesenta años, ahora la convirtieron en un campo de confrontación mediática promovida por los grandes medios de comunicación, llamados comerciales, hegemónicos, corporativos, pero que en resumen se condensan en la actitud de partidos de oposición en contra del gobierno elegido democráticamente de Gustavo Petro Urrego.

Desde los tiempos de su actuación parlamentaria, en las que hizo las denuncias del contubernio de las mafias del narcotráfico con la clase política de ultraderecha, de paramilitarismo, de parapolítica y de la toma del país por los capitales ilícitos de todo tipo, empezó una campaña, por parte de los medios periodísticos, de descrédito para el congresista Petro y desestimación de las pruebas presentadas para demostrar esos hechos y la culpabilidad de los denunciados.

Desde el 2.018, en la campaña presidencial, se unieron los partidos políticos, los empresarios y los medios de comunicación aunaron esfuerzos para impedir que, el hoy presidente, llegara al primer cargo de la nación, con mentiras, calumnias, amenazas y desinformación. Con la nueva campaña y el ascenso al gobierno, arreció inmisericordemente llegando a afirmar hechos que solo existen en la malintencionada mente de los comunicadores afectos a las élites que nos han dominado, a los empresarios, a los partidos de ultraderecha y a los grupos dueños del poder. Después de dos años en el gobierno, el acoso contra el señor presidente por parte de la ultraderecha y sus medios es brutal e inmisericorde, porque las mentiras y las calumnias ya pasaron todos los límites de la decencia y respeto y ya no tienen el sentido de las proporciones que debieran tener unas personas al frente de una pluma, un micrófono o una cámara.

No solamente están contentos con atacar el gobernante legítima y democráticamente elegido, sino que ahora enfilan sus baterías contra los periodistas e influenciadores afectos al gobierno y que se dedican a resaltar sus logros y defenderlo de esas aleves agresiones.

En días pasados conocimos manifestaciones de “periodistas” de los grandes medios calificando a los influenciadores (especialmente los 4 o 5 que han entrado a trabajar en algunas instituciones gubernamentales), con unos adjetivos bastante cuestionables. La periodista de marras le dijo patán a uno de ellos y que como así que lo habían contratado, el director de noticias de otra cadena se puso furibundo por el mismo hecho y hablando mal de los premios Simón Bolívar de periodismo por haberle entregado uno de sus galardones a otro gran periodista e influenciador, y para rematar otro director de cadena radial y que también es emitido por redes sociales invitó también a Wally opina para descalificarlo públicamente. En esa entrevista sucedieron varios hechos para resaltar; el primero que Wally, con sus respuestas, a preguntas muy ofensives, logró que el entrevistador se pusiera de muy mal genio, insultando de paso a la audiencia; el segundo que el periodista amenazó públicamente al influenciador y la tercera que confesó al aire que sabía muchas cosas de la familia de Wally o sea que, ¿lo tiene perfilado? (1). Nacen muchos interrogantes: ¿Por qué un periodista se atreve a amenazar a otro periodista? ¿Por qué lo investiga y lo perfila? ¿Qué herramientas ha usado para investigarlo? ¿Les sabe la vida a todos los periodistas independientes?

Recordemos la denuncia del presidente Petro en una alocución reciente sobre el caso del virus Pegasus, comprado secretamente por Duque a los israelíes con una plata que no se sabe de donde salió, que se supone es de una incautación al narcotráfico, según la investigación de la revisas Raya y de señal investigativa de RTVC (2). Pero es que, “casualmente”, el periodista es cuñado de Duque y la mamá de Duque es su suegra. ¿Quién tiene ese virus en la actualidad? ¿Quién lo maneja?  ¿A quienes investiga? ¿Con qué propósitos? Lo cierto del caso es que aún no se sabe en poder de quien está esta herramienta de espionaje con un costo de 11 millones de dólares y qué fines persiguen quienes no lo entregaron en el empalme al gobierno Petro.

Otro hecho deplorable y muy grave fue el acoso al que fue sometida por varios medios, periodistas y bodegas de la oposición a la niña Antonella, hija menor de nuestro presidente. Desde el inicio del mandato, la niña ha sido sometida en muchas oportunidades a matoneo, insultos y columnas “periodísticas” para atacarla, humillarla y acorralarla como finalmente ocurrió al saberse su salida del país. En la posesión de la nueva defensora del pueblo, Iris Marín Ortiz, el señor presidente denunció, con mucho dolor, la salida del país de su hija, presionada por estas personas y para salvaguardar la salud mental de la menor. En ese mismo acto, calificó a las periodistas que defienden el paramilitarismo y la violencia como “muñecas de la mafia”, recordando una telenovela con ese título (3). ¿Quién dijo miedo?, al otro día estas señoras que se sintieron aludidas arremetieron contra el señor presidente en sus noticieros, consiguiendo el apoyo de otras y otros periodistas de todos los medios opositores en una cruzada contra el señor Petro por esa calificación que les dio.

Aquí recordamos el famoso dicho: “Al que le caiga el guante que se lo chante”, si uno no es lo que le dicen, ¿por qué se enoja? Pero nadie se refirió a la salida de Antonella, no hubo ni una sola palabra de solidaridad a favor de una niña maltratada y vilipendiada por los sectores más ultraderechistas del país. Hay que resaltar que buena parte del acoso fue instigado por la periodista española que le hizo el prólogo al libro de Carlos Castaño y con un largo historial de acciones a favor de la ultraderecha (4).  No hay comentarios para esa actitud de las señoras de la referencia. Antonella regreso al país haciendo gala de gran valentía (5). También el acoso al niño ecologista Francisco Vera, que ha sufrido amenazas y descalificaciones de varios periodistas y personas irrestrictas del uribismo, por ejercer su labor conservacionista y de protección al medio ambiente (6).

Ese acoso periodístico también ha incluido a todo colombiano que defienda la democracia, porque no solo es a quien defienda al gobierno legítimamente constituido, sino a quienes defiendan los derechos de los colombianos, los derechos humanos resumidos en el lema de la revolución francesa: la libertad, la igualdad y la fraternidad. Senadores, representantes a la cámara, concejales, líderes sociales, ambientales, de minorías de todo tipo son acosados en las redes sociales y en los noticieros de esos medios por atreverse a reclamar la democracia para nuestro país.

En los últimos, días supimos que ese acoso fue dirigido contra RTVC y su gerente, el periodista Hollman Morris, con denuncias de funcionarios y funcionarias uribistas enquistados en la institución, con denuncias muy dudosas y que solo quieren desestabilizar a RTVC; Morris, quien hizo visible y puso en la agenda comunicativa del país a los medios públicos: Señal Colombia, Radio Nacional de Colombia, Canal Institucional y los demás que componen el grupo comunicativo del Estado. Emisoras, canales de TV, periódicos y revistas de la oposición se han dado a la tarea de desacreditar y deslegitimar el trabajo de los periodistas y su director con falacias, mentiras y refritos. Todo porque, además de decir la verdad, presenta una información sin sesgos. En muy poco tiempo se ha quedado con la teleaudiencia de los colombianos. Es tan notorio lo que está pasando que los “ratings” de sintonía lo muestran como un medio creciente día a día, con programación ágil, agradable y que suple las necesidades informativas de los ciudadanos. No quieren (y para eso usan las armas mas bajas) que el sistema de medios públicos sea el preferido de los colombianos y seguir con el monopolio a punta de mentiras y calumnias. Además, ahora la pauta del gobierno nacional ya no va exclusivamente para esos medios, como sucedió en gobiernos anteriores, quienes pagaban los favores de los periodistas dándoles cantidades de dinero de los impuestos para que taparan lo que no les convenía. Da tristeza que algunos sectores que se dicen progresistas, sin argumentos válidos, hayan ingresado al grupo que ataca a Morris, causándole, de paso, un gran perjuicio a la información y al país (7).

Otro agravante para este acoso brutal, es el juicio al “ex” Uribe que ya, a pesar de los recursos que utilizan sus abogados, unos legales y otros dudosos, seguirá adelante, siendo el primer expresidente en ser juzgado y, si así lo demuestran los hechos, condenado por varios delitos (8). Los medios comerciales han tratado de minimizar e inclusive invisibilizar el juicio de quien fuera el precursor de las autodefensas y por ende de la violencia paramilitar que aún sufrimos los colombianos. Para lograr ese cometido usan todo tipo de cortinas de humo y distractores, pues muchos de esos periodistas son adeptos al señor Uribe por convicción y otros le deben muchos “favores”. Además, el “ex” es quien sintetiza la política feudal y neoliberal aplicada en nuestro país causante de la pobreza, miseria y desigualdad que impera en Colombia.

Todos estos hechos y muchísimos más reflejan la inexistente calidad humana de la ultraderecha que no respeta niños, mujeres, ancianos ni a nadie que quiera defender la democracia. Por lo mismo, estos sectores acogen con beneplácito los asesinatos perpetrado por el gobierno israelí contra el pueblo palestino, en los que más de 40 mil personas han sido asesinadas especialmente niños. Esas son las personas que nos han gobernado desde la independencia de Colombia.

Estas son algunas razones por las cuales los grandes medios, políticos, empresarios y sus bodegas atacan a Gustavo Petro y su gobierno. Ellos quieren seguir perpetuando el régimen de desigualdad y seguir usufructuando a sus anchas los recursos públicos como hasta hace muy poco lo venían haciendo. El destape de cómo se han robado los recursos del país, la cantidad de dinero que han salido del Estado no se sabe a los bolsillos de quién o quiénes, que hoy sabemos suman billones de pesos, es el más grande motivo para tratar de acabar con un gobierno que los ha dejado en la picota pública, pues ya muchos ciudadanos en Colombia saben lo que han hecho, cuantos asesinatos cometieron a cuanta gente desplazaron, a cuantos desaparecieron y como saquearon al país.

Las opiniones de los columnistas son de su exclusiva responsabilidad.  Les invitamos a leer, comentar, compartir y a debatir con respeto.

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