“La democracia, para mí, no es una media palabra. Es una palabra completa. Algunos entienden por democracia apenas el derecho del pueblo a gritar que tiene hambre. Yo entiendo por democracia no sólo el derecho de gritar contra el hambre sino el derecho de comer. Esa es la diferencia fundamental. Democracia, para mí es permitir el derecho de adquirir conquistas, y no sólo el derecho a la protesta” Luiz Inácio Lula da Silva
El discurso del miedo, miedo al migrante, miedo al que reclama por sus derechos en las calles, miedo al que represente una alternativa de cambio del statu quo, miedo a la pandemia, miedo a la delincuencia, miedo al terrorismo, miedo al que es diferente, miedo a la democracia. Sobre la base del miedo, la extrema derecha en el mundo busca llegar al poder político o quedarse en él. Los llamados neoconservadores son representantes de los antivalores democráticos y buscan acabar con los avances que la defensa de los derechos humanos ha logrado en las ultimas décadas.
En Europa se puede encontrar partidos como Vox en España, Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, la Liga Norte de Matteo Salvini en Italia, Fidesz del primer ministro húngaro Viktor Orbán o Alternativa por Alemania, son algunos de los representantes de esta fuerza política en el viejo continente. Sin embargo, en América esta fuerza tiene su expresión en Donald Trump en Estados Unidos con su estrecha relación con los extremistas blancos y en Latinoamérica con Iván Duque, su mentor y su partido que han sembrado a Colombia en la desigualdad y la violencia, teniendo como principal exponente al presidente brasileño Jair Messias Bolsonaro.
Bolsonaro se dio a conocer rápidamente en la región por sus posiciones homofóbicas, racistas xenófobas y misóginas las cuales salieron a relucir durante la campaña presidencial en 2018. A pesar de estos enfoques antidemocráticos ganó las elecciones presidenciales, y se ha convertido en un referente para las agrupaciones de extrema derecha en la región.
¿Quién es Jair Bolsonaro?
Bolsonaro proviene de una familia de origen italiano que se estableció en el Estado de Sao Paulo donde nació. En 1973 en medio de la dictadura militar se vinculó al Ejército, su paso por las Fuerzas Militares durante la dictadura marcó sus posiciones antizquierdistas, propias del contexto de la Guerra Fría y las dictaduras militares en el continente. Bolsonaro se retiró cuando ostentaba el cargo de Capitán, luego de que el Superior Tribunal Militar le realizara un juicio por insubordinación, y por estar implicado en la operación Beco Sem Saída que buscaba colocar bombas en diferentes guarniciones militares. Durante el juicio Bolsonaro fue exonerado por falta de pruebas, pero fue obligado a retirarse, no sin antes pasar dos años en prisión (1986-1988).[1]
Ese año se vinculó al Partido Demócrata Cristiano siendo elegido concejal de Rio de Janeiro y en 1990 se hizo elegir diputado federal, fue reelegido hasta 2018, formando parte de ocho agrupaciones políticas de derecha diferentes[2] durante los 28 años que duró en el Congreso Federal, antes de lanzarse a la presidencia.
El discurso de odio de Bolsonaro:
Bolsonaro ha hecho apología del odio y la discriminación. Sus discursos misóginos le han llevado a negar derechos básicos como la licencia de maternidad y el salario igualitario frente a los hombres, es más se atrevió a decir que al tener una hija había mostrado debilidad[3]. Es sin duda un racista que discrimina abiertamente a la población afro brasilera e indígena, es de recordar que durante su campaña manifestó en una visita a un quilombo que estos no servían para nada, ni siquiera para reproducirse[4]. También ha tenido posiciones xenófobas declarando que los inmigrantes haitianos, bolivianos y los refugiados sirios eran un lastre para la sociedad brasilera. Es abiertamente homofóbico y transfóbico mencionando que preferiría que su hijo muriera, antes de que este fuera gay[5]. Finalmente, para ejemplificar un poco más su discurso de odio ha tenido como foco a las personas de izquierda en el país incluido todo el Partido de los Trabajadores -PT-.
Su discurso de odio rompe con el sentido común, ha defendido la dictadura militar considerándola como un período glorioso de la historia de Brasil[6], igualmente durante el juicio irregular contra Dilma Rousseff en el Congreso exaltó al capitán del Ejército Brilhante Ustra por haberla torturado durante su encarcelamiento[7]. En esta misma vía Bolsonaro ha manifestado su admiración a las dictaduras de Chile y Argentina[8] mencionando que fue un error de los militares brasileros durante la dictadura, solamente torturar y no asesinar a los comunistas y demás personas capturadas durante ese período como si sucedió en los países mencionados[9]. En definitiva, Bolsonaro legitima en su discurso la violencia política como herramienta válida para resolver los debates y las diferencias políticas en claro menosprecio de los derechos humanos, evidenciando una posición y un discurso fascista en pleno siglo XXI.
Brasil es un país multicultural y multiétnico, actualmente la población afrodescendiente es más de la mitad de la población convirtiéndolo en el segundo país después de Nigeria con más afrodescendientes[10], los indígenas representan el 3%[11] de la población esto coloca que la población blanca es de alrededor del 45%[12] del total de la población, además el 51,5%[13] son mujeres y el 10%[14] hacen parte de la comunidad LGTBI. Establecido el panorama poblacional en el Brasil cuesta entender cómo un personaje como Jair Bolsonaro con el discurso que profesa haya logrado ser presidente.
Entender el ascenso de Bolsonaro pasa por analizar diferentes factores sociales, políticos y económicos. En primer lugar, hay que entender que Brasil históricamente ha sido un país bastante clasista y racista en su desarrollo político y social. Para Livio Sansone Brasil sufrió unos cambios significativos después del retorno a la democracia en 1985, el primero de ellos fue el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural que tenía el país, lo cual se profundizó en los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff (2003-2016), durante este período se desarrollaron diferentes acciones afirmativas en favor de grupos étnicos históricamente discriminados. En 2003 se aprobó la Ley No 10369 que impuso la obligatoriedad de la enseñanza de temas de cultura afrobrasileña, africana e indígena en todos los niveles educativos[15]. También se aplicaron políticas de reparación histórica en cuanto acceso a la educación superior la cual estableció cuotas para el acceso a la universidad, no solo en el nivel de pregrado, sino también de posgrado.[16] Lo anterior supuso un rompimiento de la estructura social brasileña supremamente jerarquizada y con profundas raíces discriminatorias, sin embargo, la nueva identidad brasilera chocó con las visiones nacionalistas, conservadoras y homogenizadoras, de algunos sectores, principalmente blancos, quienes vieron en estas políticas un gasto excesivo y una barrera para el desarrollo productivo del país, elementos que Bolsonaro defiende.
Igualmente, Marina de Mello plantea que los cambios sociales durante el Gobierno del PT generaron un cambio en la estructura social del país, en primer lugar, durante este período gran cantidad de la población salió de la pobreza y encontraron en diferentes políticas una forma de ir creciendo económicamente, en segundo lugar, en este periodo el gobierno también trajo beneficios a las altas clases del país, como empresarios y banqueros, los más ricos se volvían más ricos y los pobres menos pobres. Algo que por sí solo generó un gran malestar en las estructuras sociales[17], especialmente a las clases medias brasileras quienes vieron cada vez más alejada las posibilidades de alcanzar a las clases altas, mientras que las capas más bajas de la sociedad los alcanzaban rápidamente. Esto según Marina de Mello, se entiende en la medida que Brasil era un país donde las clases medias y altas contaban con grandes privilegios, hecho que construyó una sociedad clasista y elitista[18]. En uno de los países más desiguales del mundo, esa incomodidad encontró una expresión posible por el discurso de intolerancia y de odio contra los pobres, los negros, las mujeres, los «comunistas» (rojos)[19]. En ese sentido, los programas y políticas del Gobierno del PT fueron fuertemente atacados, por lo tanto, la llegada de Bolsonaro permitió canalizar estos descontentos hacia estas políticas redistributivas, evocando a una sociedad mucho más tradicional y conservadora. Estas características de la sociedad brasileña y los cambios sociales sucedidos han sustentado para muchos el ascenso de Bolsonaro, pues trae a colación nuevamente valores totalmente conservadores basados en unas posiciones elitistas y discriminatorias.
No se puede hablar del ascenso de Bolsonaro en Brasil, sin mencionar la fuerte relación que tiene este con los sectores evangélicos del país, lo cuales han venido creciendo en importancia durante los últimos años y cuyo impacto en la política va en alza. En el 2010 los evangélicos representaban 22,2% de la población[20], y fueron vitales para la elección presidencial pues representaban el 30% del electorado, y en una amplia mayoría apoyaron a Bolsonaro[21]. Estos sectores han sido fundamentales para la consolidación de su discurso, dado que se encuentran ligados al rechazo a ciertas políticas progresistas entre éstas aquellas de acciones afirmativas en pro de las poblaciones afros e indígenas, y sobre todo rechazan vehementemente el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTB y a los movimientos feministas. Sin duda las características conservadoras propias de los creyentes evangélicos, sumada a la fuerza que han venido acumulando sus líderes en el campo político, en donde Bolsonaro se ha sabido mover, han facilitado que su discurso se asiente fácilmente en este sector de la población.
Ahora bien, decir que todos los que apoyaron a Bolsonaro profesan y defienden sus discursos e ideas es un error, existen diversos factores económicos y políticos que han incidido fuertemente, entre ellos esta el tema de la inseguridad y violencia urbana que sufre Brasil. Las posiciones de “mano dura” y mayor control policial o militar para atender y enfrentar a estas estructuras delincuenciales generaron una gran aceptación, pues a pesar de ser simplista logró sintonizar con las necesidades de una capa de la población que lo único que le importa en su seguridad[22], más allá de ideologías, por lo tanto, si actuar de manera fuerte logra mejorar la situación, no importa la forma en que se consiga.
Otro factor de gran incidencia fue la lucha contra la corrupción y la clase política, Bolsonaro hábilmente se vendió como un outsider, a pesar de llevar 28 años en el Congreso, sin embargo, el contexto general del país luego del escandalo de Lava Jato que impregnó a la mayoría de los partidos incluido el PT, supuso un avance y ascenso para la presidencia, especialmente, porque no había otro candidato que se mostrara lejano de la política tradicional. Finalmente, la situación económica jugó a su favor, la crisis económica producto de la caída de los precios de las materias primas desde el 2014 se fue agudizando paulatinamente afectando a empresarios de toda índole, por lo tanto, las propuestas de mayor liberalización económica calaron fuertemente en la burguesía brasilera, los cuales, a pesar de no profesar con sus ideas conservadoras en lo social, si lo hacían con su neoliberalismo en lo económico.
En suma, la llevada al poder de Bolsonaro puede resumirse en dos factores, primero, el crecimiento del pensamiento neoconservador que se opone a las políticas en favor de las minorías sociales y de redistribución del ingreso; y segundo la gran insatisfacción de la población en materia política, económica y, de seguridad, que vieron en sus propuestas una alternativa a pesar de su ideología.
El peor gobierno de la historia de Brasil
Una vez analizado las causas que llevaron con a Jair Bolsonaro a la presidencia, se hace necesario mirar cómo este ha desarrollado su Gobierno, si bien su periodo lleva dos años y medio es posible establecer las consecuencias nefastas que marcarán huella en los próximos años para Brasil.
En primer lugar, es necesario mencionar el tema económico, Bolsonaro llegó a la presidencia con la expectativa de generar crecimiento económico en un momento de crisis, para ello nombró al neoliberal Paulo Guedes Ministro de Economía quien puso en marcha una gran política de privatizaciones y de Estado mínimo que ha tenido como consecuencia el abandono de las políticas sociales. Sin embargo, estas políticas no han representado el esperado crecimiento de la economía brasilera en el 2020 el PIB cayó 4,5%[23], la atracción de capital extranjero que era uno de sus principales objetivos no ha llegado, al contrario, se ha visto una reducción de la inversión extranjera, durante los primeros seis meses del 2020 salieron de Brasil $11.800 millones de dólares y 18.700 millones de dólares del mercado de bonos, lo anterior de las características del Gobierno de Bolsonaro[24]. A lo mencionado anteriormente, hay que sumarle el crecimiento de los índices de desempleo y la flexibilización laboral consecuencia de la pandemia los cuales han alcanzado el 13,5%[25] y el 40%[26] de la población respectivamente, pero sobre todo mencionada como la reforma pensional sacrifica el futuro de los trabajadores brasileros al imponer una edad mínima de jubilación para las mujeres de 62 años y para los hombres de 65 pues Brasil era hasta ahora uno de los pocos países del mundo sin exigir una edad para pensionarse[27]. En últimas las políticas económicas de Bolsonaro no han logrado ser efectivas, los índices muestran un decrecimiento continuo de la economía brasileña.
Por otro lado, es necesario establecer cómo las políticas de Bolsonaro han afectado la situación de las minorías en el Brasil. Como era de esperarse su gobierno ha reducido las ayudas sociales a las poblaciones más desfavorecidas y ha limitado los derechos de las minorías entre ellas población LGTBIQ+, en sus primeros días de gobierno excluyó a esta comunidad de la política de derechos humanos, además cerró la Secretaría de Educación Continuada, Alfabetización, Diversidad e Inclusión (Secadi), y creó el ministerio de la Familia, Ciudadanía y Derechos Humanos, dirigido por la ultra evangélica, la pastora Damas Alves[28], quien no los incluyó en sus planes. También se han visto afectadas las comunidades tradicionales producto de las continuas violaciones a los derechos humanos, como lo menciona el Consejo Nacional de Derechos Humanos en el que señaló que en al menos 36 veces, durante el 2019, se atentó contra el programa nacional de derechos humanos. La ONG Global Witness señaló que Brasil es el tercer país más letal para los activistas medioambientales y de derechos humanos en el mundo[29], fenómeno que se ha incrementado desde la llegada de Bolsonaro al poder
Por otra parte sus posiciones contra el medio ambiente ha afectado gravemente la Amazonía, declarando que era una zona abierta para los negocios, la consecuencia directa fue la eliminación de varias políticas que han afectado directamente a las comunidades tradicionales e indígenas de la región. Desde el 2019 se ha paralizado la demarcación de tierras indígenas en el país, se redujo la fiscalización ambiental, ha combatido el “activismo” de las organizaciones no gubernamentales y ha promovido el desarrollo en la Amazonía mediante la exploración de tierras indígenas[30], igualmente, congeló el Fondo Amazonía y el Fondo Climático, y condonó multas ambientales ya aplicadas[31]. Estas políticas han generado una catástrofe ambiental en el pulmón del mundo, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil, entre agosto de 2019 y julio de 2020 se perdieron 11.088 km² de selva tropical, un incremento del 9,5 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, siendo la mayor desforestación en los últimos 12 años[32], afectando las reservas ambientales e indígenas, y fomentado la expansión de los negocios ganaderos. Es claro que los efectos de su gobierno dejarán una huella irreversible en la Amazonia, en contra de los derechos de la naturaleza.
La lucha contra la corrupción era una de sus principales banderas de la campaña, sin embargo, su gobierno se ha visto envuelto en diferentes escándalos en los que se han involucrado miembros de su partido PSL, el ministro de Turismo, Marcelo Álvaro Antônio, fue indiciado por la Policía Federal y denunciado por la Fiscalía por el uso irregular de fondos electorales. Tampoco se puede dejar de mencionar la investigación de su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, por un supuesto esquema de asesores fantasma y de desvío de fondos públicos[33], demostrando que su política no es diferente a la de otros gobiernos, en tanto que se continúa planteando la corrupción como una situación endémica en Brasil en donde el 2,3% del PIB[34] termina cooptado por la estructura corrupta del país.
Un aspecto fundamental que ha tenido que afrontar el país y el mundo ha sido la pandemia del Covid 19, sin embargo, como es conocido internacionalmente Bolsonaro encabeza la lista de gobernantes negacionistas de la pandemia. Los efectos del virus en el país han sido catastróficos, Brasil es el tercer país con mayor número de contagiados después de Estados Unidos e India superando los 17 millones de casos, además es el segundo con mayor número de muertos después de Estados Unidos con 496.000 fallecidos al 17 de junio[35]. La ausencia total de una política de contención del virus ha llevado a que haya mutaciones como la sepa brasilera que surgió en Manaos. Bolsonaro no solamente ha minimizado el efecto de la pandemia, sino que ha instado a sus seguidores a desconocerla chocando fuertemente con gobernadores y alcaldes que buscan establecer medidas de control para minimizar los efectos. En cerca de año y medio que lleva la pandemia han pasado cuatro ministros de salud dado que muchos de ellos se han opuesto a las declaraciones anticientíficas del presidente. Solo hasta finales de marzo con la llegada del cuarto Ministro de Salud se ha comenzado a promover el uso del tapabocas como una política de Estado y dada la presión internacional y ciertos sectores políticos y económicos el Gobierno se ha comenzado a buscar vacunas para hacerle frente al manejo de la pandemia, a la fecha solo el 11.44 % de la población ha sido vacunado[36]. Los efectos han sido catastróficos y todo indica que las cifras de contagiados y muertos seguirá elevándose exponencialmente.
Un tema de especial relevancia en el Gobierno de Bolsonaro es su estrecha relación con las Fuerzas Militares, de hecho, 10 de los 23 ministerios están en manos de militares, mientras que la presencia de militares en cargos gubernamentales alcanzó la cifra de 6157[37] a mediados de 2020, de los cuales 3000 se encuentran en altos cargos.[38], convirtiéndose en su principal base política. El vínculo entre militares y gobierno ha llevado al indulto de policías y militares que han sido condenados por violaciones a los derechos humanos y encabezado las medidas antidemocráticas como la flexibilización del porte de armas. Sin embargo, su relación con los militares ha desatado la principal crisis política al interior de su gobierno, adquiriendo eco a nivel internacional al destituir al Ministro de Relaciones Internacionales Ernesto Araújo, ideólogo del bolsonarismo, y el Ministro de Defensa Fernando Azevedo e Silva, general del Ejército, lo que condujo a la renuncia de los jefes máximos de las Fuerzas Militares (Armada, Ejército y Aviación) un día después, en respaldo de los ex ministros, esta división por el desacuerdo de ciertos sectores de las Fuerzas Militares, con el manejo y las posiciones de Bolsonaro frente a la pandemia.
Un aspecto de profunda relevancia y que marca posiblemente el rompimiento con algunos sectores de las Fuerzas Militares, es el relacionado con el conflicto entre Bolsonaro y varios gobernadores y alcaldes sobre las medidas a adoptar para hacer frente a la pandemia, varios de estos dirigentes han colocado restricciones de movilidad y cuarentenas para evitar la propagación del virus, considerando incluso cierres totales como en la mayor parte del mundo, sin embargo, Bolsonaro se ha mostrado en desacuerdo señalando incluso que movilizará a las Fuerza Militares para evitar tales medidas, una clara amenaza, que para muchos en Brasil les recuerda a la dictadura militar.
El uso de las Fuerzas Militares como forma de control político y social en el marco de la pandemia genera hondas preocupaciones en diferentes sectores sociales y políticos del país, quienes consideran que militares puedan ser usados para generar un autogolpe de Estado, al estilo de Fujimori en 1992, lo anterior ha venido cogiendo fuerza en la medida que la popularidad de Bolsonaro se desploma y su reelección se pone en riesgo. Algunos analistas sostienen que esto no es posible y ven distante la posibilidad del autogolpe, sin embargo, hay elementos que ponen en duda el futuro político de Brasil, el primero es que desde ya el presidente y sus fuerzas vienen comentando las posibilidades de fraude electoral para el próximo año, en concordancia a lo que hizo Trump durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos; lo segundo es que el tema del autogolpe no es algo que sea nuevo sino que se ha venido moviendo en los círculos más fanáticos del bolsonarismo, quienes ven en esta estrategia la posibilidad de hacer frente a la rama legislativa y judicial quienes han bloqueado algunas iniciativas de gobierno[39] y son considerados un palo en la rueda, al igual que los defensores de derechos humanos, las organizaciones de la sociedad civil y las minorías.
Estas propuestas de quiebre de la democracia brasileña se nutren con mayor fuerza desde la anulación de los juicios y condenas contra José Ignacio Lula Da Silva y las posibilidades de que gane las elecciones presidenciales en el 2022.
Luiz Inácio Lula Da Silva
Este obrero metalúrgico y dirigente sindical, nació en un hogar humilde en Caetés, Pernambuco el 27 de octubre de 1945. Fue uno de los principales organizadores de las mayores huelgas durante la dictadura militar, contribuyendo a la caída del régimen. Fundó el Partido de los Trabajadores, fue candidato a la presidencia de Brasil en 1989, 1994 y 1998 y 2002 consiguió la victoria, siendo reelegido en 2006. En su contra se hizo campaña tratándole de ignorante, de no tener un título universitario y de ser incapaz de gobernar. Al posesionarse en su primer gobierno manifestó “Y yo, que durante tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República de mí país”.
Durante sus ocho años como presidente de Brasil, hizo reformas profundas que produjeron la transformación económica y social del país, sus programas sociales como Hambre Cero o Bolsa Familia, contribuyeron a sacar de la pobreza a 30 millones de personas en menos de una década, además triplicó su PIB per cápita según el Banco Mundial, al punto de convertirse en una potencia mundial. El último año de gobierno de Lula, Brasil se había convertido en la sexta economía mundial, por encima del Reino Unido. Dejó la presidencia con una gran popularidad, contando con más de un 80% de opinión favorable.
La popularidad de Lula Da Silva facilitó el triunfo electoral de Dilma Rousseff a la presidencia y a su reelección, siendo la primera mujer en ser elegida presidenta de la gran nación sudamericana. En su contra se recordó que había sido guerrillera y efectivamente lo fue, siendo detenida, torturada y condenada por un tribunal militar cuando tenía 23 años de edad, documentos secretos de la represión militar calificaron a Dilma como una «Juana de Arco de la guerrilla» o la «Papisa de la subversión»[40]
Sin embargo la derecha brasileña, decidió debilitar al PT para acabar con su poder político, tanto con estrategias de difamación, como con acciones judiciales y políticas, que condujeron a la detención, enjuiciamiento y condena de Lula Da Silva, como al golpe de Estado contra Dilma Rousseff, en una destitución irregular decidida por el Congreso en agosto de 2016.
El entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, en diciembre de 2015 decidió usar un informe de tres abogados que señalaban que la presidenta Rousseff había usado fondos de un banco público para cubrir un programa estatal, no hubo delito, no hubo corrupción, pero se le acusó de afectar la ley de responsabilidad fiscal. Cunha estaba acusado por la Fiscalía de tener en Suiza 5 millones de dólares provenientes de sobornos de Petrobras e iba a ser investigado en la Comisión de Ética del Senado, para evitarlo, amenazó a la presidenta con dar curso a ese informe en forma de “impeachment” si los diputados del PT de esa comisión votaban a favor de investigarle. El PT afirmó que no se plegaría, Rousseff no cedió al chantaje y finalmente fue separada del poder de manera antidemocrática.
Lula da Silva fue arrestado y su casa fue allanada el 4 de marzo de 2016, se le persiguió judicialmente durante más de cinco años, para impedirle ser candidato a la presidencia en el 2018 lo que facilitó el triunfo de Bolsonaro. El exmandatario había sido juzgado y condenado a nueve años y medio de prisión, por sentencia del juez Sergio Moro, quien luego se convertiría en ministro de justicia de Bolsonaro, como premio a una gestión judicial que fue abiertamente prevaricadora.
A Lula Da Silva se le condenó por un presunto crimen de corrupción pasiva, el cual presupone que un funcionario realiza o deja de realizar un acto de su competencia a cambio de algún beneficio, Lula habría recibido un apartamento triplex en Guarujá, sin embargo, no demostró que él fuera el propietario del apartamento, así como tampoco se identificó el acto o la omisión por la cuál lo habría recibido.
El juez Sergio Moro dirigió el proceso desde el principio, usó y abusó de la Fiscalía, manipuló los mecanismos de denuncia recompensada y filtró información seleccionada a la prensa para condenarlo ante la opinión pública para facilitar el respaldo a su posterior condena, espió a los abogados de Lula y decidió no cumplir con la decisión de un juez de apelación que ordenó la liberación de Lula, violando así la ley de manera flagrante. Fue condenado por «hechos indeterminados». Uno de los empresarios detrás de una de sus condenas incluso admitió que se vio obligado a construir una narrativa para incriminar a Lula, bajo la presión de los fiscales[41].
Luego tres jueces del Tribunal Regional Federal de la 4ªRegión de Brasil condenaron en segunda instancia al expresidente a 17 años de prisión por presuntamente haberse beneficiado de obras de reforma que empresas contratistas de Petrobras habrían realizado en una finca en Atibaia, en las afueras de Sao Paulo. Al explicar su voto, el juez Gebran Neto aseguró que «poco importa» si Lula era o no el propietario de esa casa, porque quedó demostrado que «Lula usaba el inmueble».
El 3 de julio de 2019, la Justicia de Brasil declaró inocente por unanimidad a Lula en una de las diez causas que se armaron en su contra. Luego de 580 días de prisión, el 7 de noviembre de 2019, la Corte Suprema de Brasil decidió que el encarcelamiento de Lula da Silva había sido inconstitucional. La Corte dio la orden de liberar a Lula da Silva inmediatamente.
El 8 de marzo de 2021 el magistrado de la Corte Suprema de Brasil, Edson Fachin, anuló las condenas a prisión del ex presidente que fueron imputadas por el 13° Tribunal Federal de Curitiba (Estado de Paraná) en 2017. Fachin señaló que el tribunal estatal en cuestión, a cargo del juez Sergio Moro, no tenía competencia jurídica para realizar tales sentencias. Le decisión fue confirmada por la sala en pleno el 15 de abril de 2021.
La decisión de la CSJ restablece los derechos políticos a Lula Da Silva, lo que lo faculta para que pueda competir con Bolsonaro en las elecciones de 2022. Diferentes encuestas revelan que el «padre de los pobres», podría ser de nuevo presidente del Brasil, en reacción ante la popularidad de su rival, Bolsonaro aseguró que Lula es “hijo del demonio”[42]. A su vez Lula aseguró que Bolsonaro no cuenta con el apoyo popular y ha perdido control en el poder por su mala gestión «casi genocida» ante la pandemia, al haber rechazado además las vacunas producidas en China y Rusia, por razones ideológicas.
Finalmente, es claro que el futuro político de Brasil está marcado por una gran incertidumbre, pues sobre el país más grande e importante de la región, otrora defensor de la integración latinoamericana y de la defensa de los derechos sociales, se cierne el autoritarismo de un gobierno fascista, el cual pretende a toda costa mantenerse en el poder, así tenga que violar los derechos humanos y la Constitución en Brasil, entrando en un nuevo periodo de oscuridad, sin embargo, aún hay esperanza que los brasileros luchen e impidan que esto suceda, y defiendan los valores de la democracia, la vida y la justicia.
Preciso para terminar estas palabras del gran escritor brasileño Jorge Amado “Hoy sólo puedo decir que ‘derecha’ para mí quiere decir hambre, miseria, dictadura, y se encuentran elementos de derecha y formas de derecha en todos los regímenes, ya sean capitalistas o supuestamente socialistas. En cuanto a ‘izquierda’, para mí, quiere decir paz, libertad, quiere decir no sufrir miseria, tener trabajo, cultura y libertad para todo el mundo”.
- El Centro de Investigación y Documentación de la Historia Contemporánea de Brasil. Biografía Jair Bolsonaro. Tomado de: http://www.fgv.br/cpdoc/acervo/dicionarios/verbete-biografico/jair-messias-bolsonaro ↑
- O Globo. Bolsonaro se filia ao PSC e é lançado como pré-candidato à Presidência. Tomado de: https://oglobo.globo.com/brasil/bolsonaro-se-filia-ao-psc-e-lancado-como-pre-candidato-presidencia-18792086 ↑
- Gioteca. Las polémicas frases de Bolsonaro sobre las mujeres que incluso han incluido a su hija. 16 octubre 2018. Tomado de: https://www.guioteca.com/mujer/las-polemicas-frases-de-bolsonaro-sobre-las-mujeres-que-incluso-han-incluido-a-su-hija/ ↑
- El periódico. Las 10 frases más salvajes de Jair Bolsonaro. 29 de octubre del 2018. Tomado de: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20181029/frases-jair-bolsonaro-7115801 ↑
- El Plural. Las primeras medidas de Bolsonaro ponen en peligro los derechos humanos en Brasil. 5 de enero de 2019. Tomado de: https://www.elplural.com/politica/las-primeras-medidas-de-bolsonaro-ponen-en-peligro-los-derechos-humanos-en-brasil_208952102 ↑
- ExpansiónMX. ¿Celebrar la dictadura? Jair Bolsonaro abre la polémica en Brasil. 27 marzo 2019.Tomado de: https://expansion.mx/mundo/2019/03/27/celebrar-la-dictadura-jair-bolsonaro-abre-la-polemica-en-brasil ↑
- Agencia EFE. Bolsonaro llama «héroe nacional» a jefe de la represión durante la dictadura. 8 de agosto de 2019. Tomado de: https://www.efe.com/efe/america/politica/bolsonaro-llama-heroe-nacional-a-jefe-de-la-represion-durante-dictadura/20000035-4039813 ↑
- La Jornada. Bolsonaro elogia la dictadura chilena al responder a críticas de Michelle Bachelet. 5 de septiembre de 2019. Tomado de: https://www.jornada.com.mx/2019/09/05/mundo/027n1mun ↑
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