Allá por lejanos montes
Contarónme de la María,
Amada por sus dos hombres
Un secreto de mar traía.
Con la voz típica negra
Le llevaba aliento-mar
A las orillas-piedra
Dónde no se oye más cantar.
Vierónle su cabello
Con tal silencio sacro
En los rostros apagados
De la tierra caribeña.
Entonces conocieron
Los extraños augurios
En las casuchas de palo.
Por: Samuel Simanca
@SamuelSimanca2